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El Villanovense vuelve a soñar

El Villanovense vuelve a soñar

La victoria ante el Jaén da a los de Manolo Sanlúcar los tres puntos necesarios para rematar otra temporada para el recuerdo

ESTRELLA DOMEQUE

Lunes, 8 de mayo 2017, 07:40

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villanueva de la serena. Por suerte, a veces, la historia se repite. Hace tres temporadas el Villanovense regresó a Segunda B, por la puerta grande, como campeón del grupo XIV. Un año después, sorprendió a todos colándose en la liguilla de ascenso por primera vez en su historia. Jugar en San Mamés esa eliminatoria, que al final se volvió amarga, parecía algo difícil de superar. Pero luego llegó el Barcelona en Copa del Rey y tras ello, una temporada en la que los serones volvieron a caer en las tinieblas y pelear por la salvación. De la era de Julio Cobos se pasó a la de Manolo Sanlúcar, que ayer volvió a repetir la historia, pero esta vez, prácticamente a nadie le cogió por sorpresa.

Es la historia del Villanovense antes del pitido inicial de un partido ante el Real Jaén, que tuvo poca historia. No fue un encuentro brillante. De hecho, dentro de unos años nadie recordará nada de ese partido, sólo que sirvió para que los lobos de Villanueva de la Serena volvieran a aullar entre los cuatro mejores equipos del grupo.

Aunque no fueron 90 minutos para el recuerdo, eran 90 minutos necesarios para rematar una temporada en la que la regularidad de los serones ha sido clave. Era la bola de partido, en casa, y no se podía fallar. Quizás por ello la tensión controló las piernas y el pulso de los jugadores, ante un Jaén que jugó algo alicaído su primer partido tras confirmarse su descenso a Tercera División.

Eso sí, el guion del partido pudo cambiar a los cinco minutos, de no ser por la mano salvadora de Wilfred tras un fallo defensivo que dejó a Rafa Mella delante del guardameta, que repelió bien el disparo rival. Todo quedó en un susto y la historia siguió su curso.

Poco se tardó en reponerse del susto y en cambiar de protagonista, de Wilfred a Carlos Fernández. El ariete serón cogió el balón a unos metros de la frontal y se marchó de dos jugadores hasta plantarse delante de la meta de Adri y batir por alto al guardameta (1-0). El Villanovense no perdonó su ocasión y eso le valió para ganar un partido en el que a nadie le hubiera sorprendido el empate.

La ventaja en el marcador supo a gloria en una grada que, entre transistores y redes sociales, ya sabía que el Cartagena iba perdiendo ante el Linense. La historia, a veces, también es caprichosa, pues era la Balona de Julio Cobos la que, con su triunfo, iba a colocar a los serones en segunda posición.

Pero aún quedaban por jugar más de 80 minutos para poder celebrarlo. Un tiempo que se hizo muy largo, con un conjunto visitante que no exigió en exceso. Los serones lo seguían intentando por las bandas con internadas de Valverde y Carlos Andújar que no encontraban rematador. Mientras el Jaén volvía a asustar en el 18 con un disparo de nuevo de Rafa Mella que se perdió rozando el fondo de la red.

A la media hora de juego, a los de José Manuel Barla se le complicaba aún más el reto con la lesión de su capitán Santi Villa que se retiró lesionado, aplaudido por el Romero Cuerda. En su lugar entró Nando. Fue lo último destacable de la primera mitad, antesala de una segunda parte que pasó sin pena ni gloria.

Segunda parte, sin fútbol

No obstante, la primera ocasión no llegó hasta el minuto 65, con un disparo de Carlos Valverde muy forzado, tras un centro de Tapia desde la izquierda. Y el Jaén, pese a tener la posesión del balón en algunos tramos de la segunda parte, no generó demasiado peligro. Pese a ello, Sanlúcar buscó proteger la mínima ventaja dando entrada a Rojas por Adri Cuevas. Bajó la creatividad y subió el nivel defensivo. Los serones prácticamente se borraron del ataque y el balón empezó a circular por el centro del campo, sin ocasiones para ningún equipo. Algo que iba bien para un Villanovense que sólo quería ver pasar los minutos y escuchar el pitido final.

La tensión iba en aumento, el final estaba cerca y la afición subía también los decibelios. Gritos de «Ale Villanovense» empezaban a retumbar en las gradas, para dar el último aliento. Y se mezclaban con los aplausos en la entrada de Juanjo Serrano al campo. Mientras Sanlúcar se metía prácticamente en el campo para dar las últimas órdenes, sobre todo a Valverde, para que aguantara el balón y que el Jaén no pudiera dar el susto al final. Cuatro de añadido. Más decibelios, más cánticos y pitido final. El Villanovense volvía a repetir la historia. O quizás no. Porque, puestos a repetirla, es preferible mejorarla.

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