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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Aitor García se lamenta desde el suelo tras una falta con Carretero González a su lado. :: J. M. ROMERO
Y colorín colorado...
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Y colorín colorado...

El Mérida, tras un horroroso partido, cae con holgura en el Romano y dice casi adiós a la Copa Federación

FERNANDO GALLEGO

Jueves, 3 de marzo 2016, 08:15

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Lo mejor de la noche, para el Mérida, fueron los aplausos y cánticos de su afición cuando los jugadores enfilaban el túnel de vestuarios tras el partido. Y si eso fue lo mejor, imagínense lo que pasó de ahí para atrás. Nada bueno, ya avisamos. Como ante el Peña Sport hace seis meses en Copa del Rey, el Mérida vuelve a salir de una competición tras completar un pobrísimo partido.

Pudiera ser porque se vio por detrás en el marcador desde el primer minuto de juego; o porque los cambios introducidos por Antonio Gómez en el 'once' rompieron la dinámica de un equipo que empezaba ya a jugar casi de memoria; o porque enfrente no estaban los suplentes del Jumilla ni un equipo de Tercera División sino un rival que siempre supo jugar a lo que quiso; o por algún otro motivo que se le ocurra a usted que a mí se me haya escapado. Pero por encima de todo esto, el Mérida sufrió ayer un doloroso correctivo ante su gente porque nunca entró al partido. Lo jugó, pero no estuvo.

Y no estuvo, primero, porque no le metió ni la intensidad ni la actitud que se le había visto últimamente en Liga. Creyó que su dinámica ganaría por sí sola el partido y, ante cualquier rival de Segunda B, eso no es así. Y, segundo, porque le cuesta llevar el peso de los partidos ante equipos bien ordenados atrás. Lo suyo, ahora en este buen momento liguero, es robar y salir. Y si es con espacios, mejor. Y el Rayo Majadahonda, cargado de razones desde su gol a los 45 segundos de partido, se dio cuenta bien pronto.

El Mérida fue mantequilla todo el partido. Desde la primera jugada, además. Mientras los espectadores se afanaban en limpiar sus butacas, la zaga emeritense erró en el despeje, Jorge Félix le ganó la partida a Jesús González y se la puso franca a Sergi para que éste empujara a placer. Era el primer gol que encajaba Sebas Gil en el Romano en esta competición y, sin embargo, pareciera que se tratara de varias toneladas de hormigón. Porque con el marcador en contra, los de Antonio Gómez no atinaron a dar un pase en condiciones, a saltar con claridad una sola línea del rival, a ver de cerca al guardameta madrileño. Aunque dominaba por completo el choque, su primer tiro a puerta no llegó hasta la media hora, cuando Aitor García (el mejor de su equipo anoche) se fue de dos en el pico del área y disparó con rosca a las manos del portero.

La defensa emeritense, salvo en la primera y en la última jugada del primer tiempo, apenas pasó apuros. Pero tampoco la zaga madrileña. El ataque de los locales era tan lento como previsible. Moscardó tuvo poca trascendencia en el juego y apenas existieron Martins, Diop y Gonzalo. De ahí que en la segunda parte Antonio Gómez agitara a su equipo con la entrada de Joaqui Flores y Zamora. Empezó a jugar el Mérida, ante el descanso de Pedro Conde, la lesión de Akinsola y la sustitución de Gonzalo, sin delanteros centros natos. Los hombres más adelantados eran Diop y Joaqui Flores.

Y aunque aceleró algo el ritmo y mantuvo el control del partido y el dominio del esférico, el Mérida seguía sin inquietar con claridad la meta defendida por Miguel Ángel. Algunos tiros lejanos, algunas acciones a balón parado... pero poco. Y, entonces, como si no existiera un mañana (o lo que es lo mismo, un partido de vuelta), el técnico emeritense metió a Borja, quitó al lateral izquierdo y cerró con tres. Un suicidio.

Al Rayo Majadahonda, con un buen manejo del balón cada vez que robaba y salía, se le abrió entonces el cielo. Falló Toni un mano a mano clarísimo con Sebas Gil, que interceptó perfecto el guardameta de La Zarza, en el 69'. Pero a partir de ahí, cada llegada era un gol. En el 71' aprovechó José Félix un fallo de entendimiento entre Borrego y Morgado; en el 80' Joao metió su tacón en un barullo mal defendido dentro del área; y en el 87' otra vez Joao remató de cabeza una contra perfecta en el caos que ya era el Mérida.

Ahora queda devolver la visita a Madrid, pero salvo milagro mayúsculo, colorín colorado...

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