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Pedro Conde celebra su primer tanto de ayer y Aitor García pide perdón a su ciudad por el gol que abrió el marcador. :: J. M. ROMERO
Entre Aitor y Pedro anda el juego
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Entre Aitor y Pedro anda el juego

El Mérida celebra su triunfo más holgado del curso aupado al gran momento que atraviesan Aitor García y Pedro Conde

FERNANDO GALLEGO

Lunes, 8 de febrero 2016, 07:30

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Usted abre los ojos, ve al Mérida de Jumilla y se desazona. Parpadea entonces para escurrir la lagrimilla y, cuando vuelve a abrirlos, ve al Mérida de las últimas tres semanas. E inmediatamente marca el número del psicoanalista para que se lo explique. Para preguntarle cómo es posible tal cambio en tan poquísimo tiempo. Y le soltará toda esa retahíla de tópicos: que si el fútbol es un estado de confianza, que ni antes eran tan malos ni ahora tan buenos, que si el fútbol es así... Pero lo que se dice en serio, en serio, no se lo va a explicar del todo. Porque no lo sabe.

A lo mejor hay que juntar todo esto: ha recuperado la intensidad de antes, la defensa no se desconecta un mísero segundo, la efectividad se ha reconciliado con los de arriba, los pequeños detalles ahora se saldan a favor, apenas hay ausencias/lesionados durante las semanas, la calidad de los entrenamientos, Moscardó... ¿Alguna más? De ahí que ayer consiguiera todo esto de una tacada: el primer triunfo de la temporada por más de un gol, volver a ganar en Liga en el Romano más de dos meses después, encadenar dos triunfos consecutivos una vuelta más tarde y sumar la tercera jornada sin recibir un tanto (como al inicio de campeonato).

Pero, obligatoriamente, en el mejor partido del equipo esta temporada hay que hablar primero de Aitor García y de Pedro Conde. Del extremo dijo Antonio Gómez que tenía que jugar sí o sí por el rival que había enfrente y porque se lo había merecido tras su actuación en Copa Federación. Del delantero se asombraron todos cuando, con la nariz de aquella manera, no eludió en ningún momento ni choques ni cabezazos.

Lo resumimos todo (en presente) para que lo comprendan: primer disparo del partido para Pedro Conde desde la frontal del área, en el 9', cuyo rechace de Rubén Gálvez lo aprovecha Aitor García para empujarla a placer desde el área chica. No lo celebró. Pidió perdón por arañar a 'su' Recre, que a partir de ahí empezó a desangrarse cual personaje de Tarantino: a borbotones y sin pausa. Ahondó en la herida, ya en la segunda parte y en apenas diez minutos, Pedro Conde, que primero remató a la red sin levantar los pies del suelo un centro tan perfecto como medido de Joaqui Flores y, un poquito más tarde, empujó a las mallas un pase de la muerte de Aitor García, en su enésima jugada por el carril del siete. Y, aquí va lo gordo, los goles y las asistencias fueron lo de menos. Lo de más fueron las incesantes incursiones del extremo por su banda, que solo paró cuando pidió el cambio por molestias, y la brega incansable del pichichi contra todo y contra todos, aliviando cada salida de su equipo.

Y para redondear la juerga, apareció Martins. En el epílogo de la goleada, robó un balón en el círculo central, le tiró un autopase a su marca y, cuando pisó área, cruzó el cuero a la escuadra contraria. Es curioso: hace poco costaba destacar jugadores; hoy, en cambio, cuesta dejar a alguno sin nombrar. Hasta Borja, que había desaparecido del 'once' en las dos últimas jornadas, volvió y recordó al de principio de año. «Con Iván (Matas) tenemos más posesión. Y con Borja buscamos más penetración. Lo de hoy. Borja es un 'box to box'. Me gusta mucho su llegada, cómo acompaña a Pedro... Quería recompensarle también por su partido del miércoles», explicó a posteriori el técnico emeritense su incursión de inicio en detrimento de Iván Matas.

Muy poco Recre

Poco que decir, por cierto, del Recreativo. Lo mejor fue su afición: viajera, animosa y comprensiva con el momento de la entidad. Arrancó bien el cuadro de Alejandro Ceballos, pero tras el primer gol del Mérida se jugó a lo que el Mérida quiso. Aunque el balón era de los onubenses, los locales no sufrían atrás y dañaban arriba. Raúl Moreno fue un mero espectador más. Lo más peligroso del Recre fueron una jugada armada a base de rebotes en el 29', que interceptó Jonhy y salió llorando a un palmo del palo, y un medio disparo de Ernesto en el 63' que blocó sin problemas el guardameta emeritense. Y ya.

Lo avisó el técnico blanquiazul, Alejandro Ceballos, en la previa, y lo recalcó tras el 4-0: que el objetivo es la permanencia, que esto es lo que hay y que no va a hablar más de lo que está pasando institucionalmente porque desgasta tanto a la plantilla como al entorno. Su equipo aguantó la primera parte porque presionó bien y porque el Mérida aún no se había enterado del todo. Pocas ocasiones, más centrocampismo que áreas y miedo de los locales a conceder por si perdían lo que ya tenían: ese 1-0. Pero en la segunda mitad el Mérida tomó conciencia del daño que podía causar y se tiró a la yugular de su rival: utilizó el medio del campo única y exclusivamente para el trabajo sucio. Lo demás fue la perfección en el trabajo sin balón y la rapidez en la acciones ofensivas.

El equipo se ha puesto las pilas en este tramo de temporada. Entre otras causas porque ha recobrado las nociones de principios de temporada: presión alta, robo y salida (entre algunas más). Y de esta manera se dio el gustazo de ayer. Ya suma 32 puntos, lo que significa que continúa cinco puntos por encima de la promoción de descenso y se acerca a tres puntos de la Copa del Rey. Mientras sepa que este es el camino...

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