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El delantero del Mérida, Pedro Conde, intenta llevarse el balón ante el murciano Manu Torres. :: J. M. ROMERO
Diálogo en el Romano
segunda b

Diálogo en el Romano

Después de toda una temporada de monólogos en Tercera, el Mérida se topó ayer ante un equipo que le contestó

FERNANDO GALLEGO

Lunes, 31 de agosto 2015, 08:15

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Antes, Ángel Alcázar miraba los partidos como usted cualquier película de sobremesa del sábado. No exteriorizaba, casi, emoción alguna. Alguna apreciación por allí, como si la adolescente de turno se quedara embarazada a los dieciséis; algún gesto con la mano por allá, como si una mujer usurpara la identidad de la protagonista; alguna mueca cruda o complaciente muy puntual, como cuando alguien por su cuenta se arranca a investigar un caso sobreseído... Comprendía el técnico del Mérida que su equipo era muy superior a cualquiera y que si el gol no llegaba en el 5', llegaría en el 6'. Ahora, en cambio, Ángel Alcázar no para en el banquillo. Vocea, corrige, anda, vuelve a andar, se cabrea exageradamente cuando alguien yerra una ocasión y se gira al banquillo gritando... porque lo sabe. Sabe que si el gol no llega en el 5', a lo mejor no llega nunca.

Es esto la Segunda B: menos claridad en ataque, menos ocasiones de gol, equipos más trabajados, quebraderos de cabeza atrás... en fin, diálogo. Viene el Mérida de toda una temporada de monólogo, donde solo él proponía, donde solo él atacaba, donde solo él goleaba. Ayer, por primera vez en varios años, se topó ante su afición con un equipo que le respondió. Y el partido fue eso, un diálogo. En ocasiones mandaba el Mérida, en ocasiones controlaba el Jumilla; a veces apretaba el Mérida, a veces te encerraba el Jumilla. Y así en todo. Por eso, ante tanta igualdad, el fútbol decidió repartir oportunamente un punto para cada uno.

Pero vayamos por parte. De inicio, Taranilla dejó en el banco a Aitor García, Pedro Conde a Gonzalo y Borja cayó a banda izquierda en el rombo. Y nuevamente los primeros minutos de partido volvieron a ser de los emeritenses. La diferencia, para lo que nos tenía acostumbrado en el Romano de temporadas atrás, es que ya no llega tanto ni tan claro al área rival. Y eso que el de enfrente tiene como objetivo salvar la categoría. Es la definición más pura de lo que es y lo que significa la Segunda B.

Tras algunas ocasioncitas, la primera gran clara la tuvo el Mérida. Y la forjaron los mismos de siempre. Perera, que entiende lo que está pasando como ninguno, abrió en la frontal del área a Joaqui Flores, que se internó y la puso al corazón del área para que el propio Perera chutara a gol. La sacó Fran López cuando al esférico le quedaban centésimas de segundos para acertar con la red. Íbamos por el 18'... y uno ya se había percatado de que si, a pesar del penoso césped, el Mérida no rifaba ni una... el Jumilla tampoco. Los murcianos siempre intentaron sacar el balón limpio desde atrás, y sus mediocentros, Julien y Borja, siempre tocaban con sentido y corrección. Y al Mérida no le gusta estar sin balón, porque sufre. Por eso los visitantes también tuvieron su momento, como el disparo al larguero de Víctor en una falta en el 29' o un remate solo en el segundo palo de Borja en el 45' a la salida de un córner.

Tras el descanso se vieron los mejores minutos del Jumilla, que controló de cabo a rabo el partido. No le enseñaba la pelota al Mérida y llegaba con claridad al área de Raúl Moreno, aunque sin remates claros. Meritorio trabajo, en ese aspecto, durante todo el partido de Paolo Etamané, un desasosiego constante para Zamora y Morgado. Así que, como tenía perdido el centro del campo, Alcázar decidió poner a Iván Matas por Perera, ya cansado. Y cuando por fin lo controló, metió a Aitor por Taranilla para encontrar profundidad. Y la encontró.

En el ecuador de la segunda parte, el control del encuentro ya tenía que ver más con el Mérida que con el Jumilla. Y a raíz de ahí llegaron las ocasiones emeritenses. Un tiro de Aitor que obligo a Seral a sacar una manopla abajo en el 65', un cabezazo también de Aitor tras un gran centro de Joaqui (tras un jugadón de Borja) que despejó Verdú cuando el cuero enfilaba la red en el 79' y, la más clara, un remate de Gonzalo abajo en el 90' a centro de Joaqui que obligó de nuevo a lucirse abajo, con su manopla, a Seral.

De sufrir al inicio obligó el Mérida al final a sufrir al Jumilla, dos equipos que compitieron bien pero que, por lo que se entrevió, carecen de gol. Y como a nosotros nos preocupa el Mérida, atrás funciona todo perfecto (dos partidos, cero goles), pero arriba... necesita el Mérida afinar pronto la puntería.

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