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FERNANDO GALLEGO
Miércoles, 15 de octubre 2014, 07:46
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Podría ser la entrada de Nucho por Vargas hace dos semanas; o el enroque de Raúl Medina por Elías Molina un pasito por delante de la defensa; o la variante de Piojo en una banda; o el aumento de los minutos de calidad de Teo Tirado; o... Podría ser cualquiera de estos motivos tácticos. Pero hay un argumento mucho más sencillo y básico que todo eso: la madurez mental.
Fue el punto en el que más incidió el cuerpo técnico verdiblanco tras cosechar en Córdoba la sexta derrota consecutiva. Que nos vuelven a hacer un gol raro e imposible como el de Tapia, no agachar la cabeza. Que nos vuelven a empatar después de adelantarnos por cuarta semana consecutiva en el marcador, mejor un punto que ninguno. Que nos atacan y nos atacan, concentración para evitar otro error infantil en defensa. Y así, de este modo, el equipo de Aitor Bidaurrázga consiguió el pasado domingo la primera victoria de la temporada en el Príncipe Felipe.
«Lo hemos hablado muchas veces en el vestuario a lo largo de la última semana. Recibir gol nos hace mucho daño mentalmente, y eso no podía seguir así. En fútbol, a veces marcas y a veces encajas, lo que no podía ser es que nos hicieran uno y tirásemos el partido. En eso cambió el equipo, en que nos hicimos más fuertes mentalmente», coinciden varios integrantes del vestuario verdiblanco.
El Cacereño, que ya no es el peor colista de los cuatro grupos, tiene ahora la salvación a un partido, a tres puntos, justo cuando le toca visitar el domingo el Ramón de Carranza (17.00 horas). Tranquiliza que el equipo siempre impulse su trayectoria tras cualquier derbi; tranquiliza también que haya marcado en todos los partidos (ante el Villanovense, el pasado domingo, por fin celebró más de un tanto); tranquiliza que el Cádiz no termine de dar el golpe de autoridad para encaramarse a lo más alto de la tabla (el domingo volvió a rescatar un punto en el descuento y esta noche juega Copa del Rey en feudo de La Balona). Pero también preocupa que el equipo recibe goles siempre y, en cada partido, uno como mínimo a balón parado. Es el mantra a recitar esta semana: mejorar en esa faceta tanto del juego como de la concentración.
Además, la plantilla se reunió antes del entrenamiento de ayer con el director general, Herminio Menéndez, «para presentarnos, conocernos y hablar un rato», cuenta el capitán, Rubén Palero. «Nos ha dado todo su apoyo. Se ha hablado de lo deportivo y poco de lo económico. Nos ha dicho que estemos tranquilos, que todo va a ir bien, que aguantemos el tirón un poco más».
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