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James Rodríguez, durante un entrenamiento previo al Mundial de Clubes.
James, la primera asignatura para Zidane
análisis

James, la primera asignatura para Zidane

El colombiano, que no puede asegurar su continuidad en el Real Madrid, encabeza la lista de tareas del técnico blanco en las vacaciones

daniel panero

Lunes, 19 de diciembre 2016, 18:25

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Trabajo y más trabajo. Eso es lo que le espera a Zinedine Zidane a su vuelta de vacaciones. El Real Madrid se coronó como campeón del mundo este domingo tras vencer al Kashima Antlers por 4-2 en la final del Mundial de Clubes y terminó un año sensacional que ha llevado a los blancos a levantar Champions League, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes, un triplete internacional que ha puesto al equipo de nuevo en el máximo escalón del fútbol. No obstante, a pesar del triunfo, en el Bernabéu saben mejor que nadie que no es momento para la relajación. Desde el caso James hasta precedentes dentro del propio club invitan a ponerse el mono de trabajo.

El primer asunto que tiene que resolver Zidane en estas vacaciones es el de James Rodríguez. El colombiano sorprendió tras la victoria ante el Kashima afirmando que «no puede asegurar su continuidad» y que tiene «siete días para pensar». Estas declaraciones ponen fin a una guerra fría de once meses. Zidane llegó en enero asegurando que tanto él como Isco iban a ser importantes, pero la realidad es que el malagueño dio un paso al frente y el ex del Mónaco no. La undécima llegó sin que fuera importante y la nueva temporada no cambió su situación, algo que derivó en un «problema», tal y como afirmó el técnico galo hace dos semanas. Pasado 2016, el centrocampista se convierte en el problema número uno para para el técnico francés. Hasta ahora Zidane solo ha demostrado su confianza en él en rueda de prensa, a James eso ya no le basta.

Más allá del colombiano, Zidane tendrá que rasgarse la cabeza con las múltiples caras que muestra su equipo. Frente al Kashima, sin ir más lejos, el Real Madrid fue inconsistente e incapaz de controlar el partido ante un rival, a priori, inferior. No es la primera vez que esto ocurre. Los blancos suman 37 partidos sin conocer la derrota pero, por increíble que parezca, son un conjunto irregular, un equipo al que le cuesta llevar la manija del juego y que recurre en demasiadas ocasiones a la ruleta rusa. Ocurrió en la final de Liga de Campeones, en la Supercopa y en el Mundial de Clubes. En las tres al Real Madrid le salió cara. El objetivo de Zidane es que la moneda no tenga que lanzarse al aire con tanta asiduidad.

Factor psicológico

Otro aspecto en el que deberá incidir Zidane tras las vacaciones será el factor psicológico. «El elogio debilita» dijo Luis Enrique tras apabullar 0-4 a los blancos en el Bernabéu el pasado año. Una frase del eterno rival que hoy sirve como anillo al dedo. En la casa blanca además tienen experiencia en situaciones similares. En 2014, con Ancelotti en el banquillo, el Real Madrid llegó por todo lo alto al Mundial de Clubes, vencieron en la cita intercontinental a San Lorenzo y de pronto se les acabó la gasolina. Desde ese momento comenzó una deriva que terminó con un año en blanco y el técnico italiano fuera del club en verano, un desenlace fatal medio año después de coronarse campeones del mundo.

El reto ahora es si cabe mayor. Zidane no solo debe impedir la relajación propia de haber tocado la cima del fútbol mundial, sino que debe apuntalar unas fisuras que podrían convertirse en grietas en partidos clave. Para que no haya que terminar achicando aguas, el Real Madrid debe tomarse el encuentro ante el Kashima como una lección. La temporada es larga y cualquier rival es capaz de subirse a las barbas. Ganar el Mundial de Clubes es un momento de euforia, pero no el final de la temporada. Todavía queda mucho por remar.

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