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Sergio Araújo, de amarillo, en el reciente partido contra el Eibar.
Sergio Araújo, condenado a nueve meses de cárcel
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Sergio Araújo, condenado a nueve meses de cárcel

El futbolista argentino de Las Palmas cometió un delito contra la seguridad del tráfico por negarse a pasar un control de alcoholemia

colpisa R.C

Martes, 8 de noviembre 2016, 14:14

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Sergio Araújo, delantero argentino de la Unión Deportiva Las Palmas, ha sido condenado a nueve meses de cárcel y a dos años sin poder conducir, por negarse a pasar un control de alcoholemia, según han informado fuentes judiciales. La Fiscalía le acusó de un delito contra la seguridad del tráfico, por unos hechos que ocurrieron el pasado 26 de septiembre, a primera hora de la mañana, en la localidad de Ingenio (Gran Canaria).

No es la primera vez que algo parecido le pasa al atacante amarillo puesto que en febrero de 2013, cuando residía en Barcelona y jugaba en el filial blaugrana, también fue sancionado durante ocho meses sin permiso de conducir.

En la vista, que se celebró en Juzgado de lo Penal número 3 de Las Palmas, declararon, además del propio Araújo, cuatro agentes de la Guardia Civil, el padre el futbolista y un amigo que lo acompañaba en el momento en el que sucedieron los hechos. En el juicio se acusaba a Araújo de haberse negado a 'soplar' cuando estaba detenido con su coche en un carril de incorporación a la autovía GC-1. El delantero sostiene que fue víctima de una encerrona por parte de los agentes, ya que, según su versión, le convencieron para que moviera el vehículo (un BMW de su propiedad) hasta una zona donde no interfiriera con el tráfico, ya que se habían detenido en un lateral porque su amigo, que conducía, se encontraba indispuesto.

Araújo mantiene que él estaba sentado en el asiento del copiloto y que contó a los agentes de Tráfico que había bebido alcohol, pese a lo cual, ellos supuestamente le animaron que moviera el coche para luego hacerle pasar el test. El jugador admite que llamó «mentirosos» a los guardias civiles porque se sintió «engañado», pero negó que los insultara en los términos que recoge el atestado, donde se le atribuyen estas palabras: «No soplo, yo no conducía. Son unos conos. No sirven para nada, en vez de ayudarnos, nos joden. Cabrones. No sé para qué escribís tanto. Yo no me voy a presentar, lo hará mi padre con mi abogado y mi presidente lo solucionará todo».

El atacante sudamericano finalmente accedió a pasar una prueba con un etilómetro no homologado -el que llevaba la patrulla motorizada-, y dio una tasa de 0,76 (por encima de la permitida), pero no llegó a someterse a la segunda prueba, con el aparato que trajeron dos nuevos agentes, requeridos por los primeros ante la actitud del jugador. En su declaración el futbolista aseguró que no fue informado de que con su negativa a someterse al control incurría en un delito, como estipula el artículo 383 del Código Penal.

La versión ofrecida por los agentes en el juicio fue totalmente contraria a la del jugador. Uno esgrimió que sólo habló con el amigo del jugador -Iván Martín, de 38 años-, al verle fuera del coche, y asegura que después de avisarle de que si no movía el coche tendría que ser retirado por una grúa, fue Araújo quien, por voluntad propia, se puso al volante y circuló durante unos 20 metros, trayecto que observó el otro agente, quien le ordenó parar. El segundo explicó que le pareció extraña la maniobra porque circuló muy lentamente, con un pequeño zig-zag, y no se incorporó a la rotonda cuando podía hacerlo con normalidad. Y al hablar con él, observó que estaba bajo los efectos del alcohol. Además, agentes aseguraron que fueron insultados por el jugador.

El futbolista, de 24 años, hizo varias llamadas telefónicas desde su móvil y su padre se personó pocos minutos después en el lugar de los hechos. El abogado del jugador, Lino Chaparro, solicitó la absolución de su defendido porque entiende que fue víctima de una «emboscada», posiblemente por tratarse de un personaje público, y porque circular 20 metros, aunque fuera ebrio, no supone un riesgo para la seguridad vial. El día del juicio ya anunció que recurriría si era condenado.

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