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NACHO BOLÍVAR
Domingo, 3 de mayo 2015, 19:53
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Tras encadenar nada menos que 16 partidos sin perder y después de las exhibiciones de seguridad, eficacia y buena armonía ofrecidas el sábado en el Nuevo Arcángel de Córdoba, el Barcelona presenta su mejor serie de la temporada en el momento más trascendente. Todo son buenas noticias para los culés, a tres partidos de concluir una Liga en la que siguen como líderes, pese a la presión a la que le somete el Real Madrid, y a días de definir las semifinales de Champions frente a un Bayern diezmado por las lesiones y al que le tienen especiales ganas desde el 7-0 global que les endosó en el curso 2012-2013, cuando los bávaros firmaron un triplete histórico con Jupp Heynckes en el banquillo.
Esa humillación al equipo que dirigía Tito Vilanova, y que se presentó a jugar la semifinal en el Allianz Arena con hasta siete jugadores tocados en el once que cayó por 4-0, está grabada a fuego en buena parte del grupo que lidera Leo Messi. Aunque no lo digan en público por respeto, y por no desatar las hostilidades, también existe el deseo en el núcleo duro del vestuario de demostrarle a Pep Guardiola que la grandiosa obra forjada entre 2009 y 2011 fue más por el nivel de los jugadores que por la sabiduría del técnico más brillante en la historia del club azulgrana. El fuerte nexo entre el entrenador de Santpedor y su plantilla se resquebrajó cuando Tito Vilanova aceptó recoger el testigo y la plantilla le apoyó sin fisuras hasta el final.
Para palpar las sensaciones de este Barça, lo mejor es escudriñar a Javier Mascherano, el tipo que mejor se expresa de ese vestuario y de la selección argentina, un jugador llamado a ser algún día un gran entrenador. «Que lleguemos tan frescos al tramo decisivo de la temporada es mérito del técnico y su política de rotaciones. Recibió muchas críticas por ello, pero los resultados le están dando la razón. Todo el equipo está enchufado y preparado para ayudar. Cada vez queda menos pero necesitamos pelear cada partido hasta el pitido final», explicó El Jefecito. Antes de jugar en Córdoba, ya recordó que en un día malo se pierde un título por el que se compite toda la temporada.
Desnudan a Cruyff
Mascherano también ponderó la excelente relación entre Messi, Luis Suárez autor en Córdoba de su primer triplete como culé, y Neymar. Con su buena sintonía, echan por tierra esa vieja teoría de Johan Cruyff, recogida y difundida por sus muchos de sus discípulos, acerca de que «no puedes tener varios capitanes en el mismo barco». «Los tres de arriba se entienden muy bien y así es mucho más fácil que lleguen los goles», sostiene Mascherano.
Desde el punto de vista culé, el hecho de que Messi cediera a un desacertado Neymar la ejecución del penalti que el brasileño convirtió en el 0-7, lleva asociado un mensaje demoledor para Cristiano Ronaldo: demuestra que el rosarino pone el individualismo al servicio del grupo aunque esa actitud le cueste el Pichichi y quién sabe otro Balón de Oro. «Eso demuestra compañerismo y humildad. Además de ser el mejor jugador del mundo, Leo piensa en el colectivo», explicó Suárez. Pletórico, el delantero uruguayo ha anotado ya 17 goles en los últimos 16 partidos. Y la MSN totaliza 108 dianas este curso. Aún les esperan las citas cumbre ante Bayern, Real Sociedad, Atlético, en el Vicente Calderón, y Deportivo.
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