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Los jugadores del Barcelona, al regreso de Madrid.
Un Barça unido y camaleónico
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Un Barça unido y camaleónico

Jordi Alba y Rakitic destacaron que el equipo «es una familia» en el vestuario y Luis Enrique está logrando confundir a los rivales con distintas propuestas en el juego.

p. ríos

Jueves, 29 de enero 2015, 18:50

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«Este equipo está demostrando que es una gran familia», proclamó Ivan Rakitic después de que el Barça eliminara al Atlético y se clasificara para las semifinales de la Copa del Rey. «Desde hace un mes nos hemos conjuntando como equipo», afirmó Jordi Alba en referencia a las reuniones que se produjeron en el vestuario azulgrana tras la derrota en Anoeta en el primer partido de 2015 que abrió la caja de los truenos al salir a la luz las diferencias entre Luis Enrique y Messi. Aquel momento de nervios y tensión, trasladado también al club, amenazó cualquier posibilidad de éxito, pero los capitanes dieron un paso al frente para intentar apagar el incendio.

Xavi, Iniesta y Busquets, con la ayuda de líderes sin brazalete como Mascherano o Piqué, lograron que Messi aparcara sus rencillas por el bien del grupo y, de paso, pidieron al colectivo una especie de conjura que está dando resultados. Luis Enrique, que por fin limitó sus rotaciones en los partidos importantes y apostó por un once definido, también puso su granito de arena. Y el Barça, aunque todavía no ha ganado nada real, sí lleva siete victorias consecutivas entre Liga y Copa, tres de ellas ante el rival que había sido su verdugo la pasada temporada: el Atlético.

Imagen reveladora

La fotografía que publicaron todos los jugadores en las redes sociales fue significativa: una piña humana posando en la jardinera que transportó al equipo desde la terminal del aeropuerto de Barajas hasta el avión. Hacía un año y medio que se no se veía algo así en el Barça. Rostros sonrientes, bromas No es que en el vestuario azulgrana se hubiera instalado el mal rollo, pero sí se ha vivido una etapa de desgaste lógico en un grupo que lleva años viéndose las caras. La marcha de algún conspirador habitual en contra de las decisiones de los entrenadores, como Cesc Fàbregas, que se las tuvo con Pep Guardiola, Tito Vilanova y Tata Martino, también se acaba notando.

Si ese ambiente se está notando en el terreno de juego, las variaciones tácticas de Luis Enrique también están siendo asimiladas por los jugadores y, tan o más importante, aceptadas por ese entorno anclado en el dorado pasado reciente y en la filosofía del toque. Básicamente, el Barça quiere ser camaleónico, saber jugar de distintas formas según el rival, el estado del césped, la permisividad de un árbitro u otro El equipo azulgrana no ha cambiado su ADN: quiere el balón, quiere dominar, quiere atacar de forma constante y quiere ganar. Pero ya está escarmentado y sabe que no puede seguir abanderando de forma ingenua el tiki taka en condiciones o circunstancias poco favorables. Si el Atlético juega al límite del reglamento en la presión a los centrocampistas del Barça, la solución es lógica: ya que cuando hay sucesión de faltas los árbitros acaban haciendo concesiones al infractor que suelen convertirse en goles, pues hay que evitar esa posibilidad con pases largos para saltar líneas de presión.

Fútbol vertiginoso

Si el césped de un estadio está impracticable ya sea por el clima o por una estrategia del entrenador local, ¿por qué empeñarse en tocar en zonas de riesgo? Si un árbitro da muestras desde el primer minuto de no saber imponerse, mejor no jugársela. Y si el rival, como el Atlético, asume la responsabilidad de presionar muy arriba y deja huecos atrás, ¿para qué ralentizar el juego bajo el argumento del control del ritmo si existe la posibilidad de hacer contragolpes letales con la velocidad de Messi, Luis Suárez y Neymar?

El Barça ha sabido competir en este mes de enero con las armas deportivas y emotivas del Atlético. Contragolpes, estrategia a balón parado, la pelea cuerpo a cuerpo Y si consigue volver a ser el equipo de la posesión efectiva en otros encuentros más propicios, tendrá mucho ganado porque los rivales dudarán sobre la forma con la que deben oponerse al estilo azulgrana. El club azulgrana está preparado ahora para que comience una campaña en contra de Neymar, a quien se le acusará de provocador y de cosas peores. Pero lo cierto es que jugadores como Juanfran y Raúl García cayeron en su propia trampa.

Un Neymar estelar

En los pulsos contra el Barça de la pasada temporada se aprovecharon del flojo estado anímico colectivo azulgrana para atropellar a jugadores como Iniesta, Xavi o Messi, que no se revuelven ante un empujón o un insulto aunque les esté costando el partido. Neymar se ha rebelado contra eso y responde con un regate a una patada o con un túnel a un improperio. Quizás le sobre algún baile en las celebraciones. ¿pero por qué se acepta más en el fútbol una entrada a la altura de la rodilla que un gesto festivo? Es una batalla psicológica como cualquier otra en el deporte. «Es fútbol, imaginación, y Neymar tiene mucha. Por tirar un caño, no pasa nada, ellos también lo hace si pueden», explicó Busquets. Y esa batalla psicológica la perdió esta vez el Atlético.

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