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Cristiano Ronaldo, en Córdoba
Cristiano sale airoso con dos partidos de suspensión
Llegará al derbi

Cristiano sale airoso con dos partidos de suspensión

Competición considera que no fue agresión la patada del portugués al brasileño Edimar en Córdoba

Ignacio Tylko

Miércoles, 28 de enero 2015, 14:25

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Cristiano Ronaldo y el Real Madrid están satisfechos por la condena de dos partidos que deberá cumplir al astro portugués tras cometer un «acto irreflexivo» en el Nuevo Arcángel de Córdoba, tal como definió su acción el propio futbolista cuando pidió disculpas a través de las redes sociales.

La maquinaria jurídica y mediática puesta en marcha por el club blanco han surtido efecto. Definitivamente, el Comité de Competición de la Federación Española no consideró como agresión la patada que Cristiano le propinó al brasileño Edimar en el Nuevo Arcángel y por eso le aplicó la sanción menor que castiga al juego violento.

Los precedentes en jugadas similares y la redacción del acta del colegiado canario Alejandro Hernández Hernández, que escribió que Cristiano fue expulsado en el minuto 83 por «dar una patada a un adversario, sin estar el balón a distancia de ser jugado», han sido claves para determinar la suerte del portugués en las próximas jornadas.

Ronaldo se perderá los próximos choques ligueros, ante la Real Sociedad y el que fue aplazado frente al Sevilla en el Santiago Bernabéu, pero podrá llegar fresco y descansado al derbi ante el Atlético, correspondiente a la 22ª jornada de Liga, tercera de la segunda vuelta, fijado para el 7 de febrero en el Vicente Calderón. Que pudiese jugar frente a los colchoneros era, precisamente, el gran reto que se fijó el Real Madrid desde los incidentes de Córdoba.

El árbitro nunca debe calificar una acción, tan sólo describirla, pero sólo dejó constancia en su informe de la patada que le dio Cristiano al lateral del Córdoba cuando el juego no estaba detenido pero el balón ya estaba en poder del portero Juan Carlos. El juez no vio, y por tanto no reflejó, el golpe de Cristiano en el rostro del defensa Crespo, que se produjo minutos antes, ni el brazo que le soltó a este mismo futbolista tras su expulsión.

Tampoco tuvo constancia Hernández Hernández del altivo gesto de Cristiano Ronaldo cuando salía del campo y se limpió el escudo de campeón del mundo de clubes delante de una afición en su mayoría madridista y representativa de un equipo modesto que celebraba poder recibir a los blancos 43 años después.

Al no mediar denuncia, Competición se atiene «de forma exclusiva al acta» y no ha entrado de oficio para sancionar otros incidentes. Tampoco el trencilla creyó conveniente enviar a la Federación un anexo al acta para detallar lo que se observa en las imágenes del partido ofrecidas por las diferentes televisiones.

Tras menos de una hora de reunión presencial, ya que en este tipo de polémicas los teléfonos móviles y los mensajes echan humo, Francisco Rubio, Lucas Osorio y Pablo Mayor Menéndez, integrantes del órgano jurídico futbolístico de primera instancia, decidieron que la conducta del Balón de Oro no representaba una infracción lo suficientemente grave como para aplicarle una sanción de cuatro a doce partidos, la estipulada por el artículo 98 del Codigo Disciplinario para las agresiones.

A diferencia de lo que ocurre por ejemplo en la Premier League, mucho más dura a la hora de castigar actos antideportivos, Competición le aplicó al crack de Madeira el artículo 123.2, que establece de dos a tres partidos de inhabilitación por «producirse de manera violenta con un adversario, sin causar lesión, en una acción al margen del juego».

No reincidente

Al no tener lugar en el propio estadio, no se han tenido en cuenta como atenuantes las disculpas presentadas por Cristiano a Edimar, que el jugador brasileño aceptó gustoso, ni el arrepentimiento del luso, que habló incluso con sus compañeros en Valdebebas para pedirles perdón.

A Ronaldo no se le ha considerado reincidente porque no había visto ninguna tarjeta roja en esta campaña. Sin embargo, se trata de la quinta expulsión que ha sufrido en el fútbol español, donde en los últimos meses se había ganado más admiración de las aficiones rivales porque su comportamiento era más humilde. Tras un esfuerzo personal y de sus asesores, el luso hacía gala de mayor fair play.

Hasta ahora, Cristiano, había cumplido dos partidos de castigo por propinar un codazo a Mtiliga (Málaga), uno por dar un manotazo a Ortiz (Almería), dos por los enseñar los tacos a Gabi en la final de Copa y tres el curso pasado tras tirar del pelo a Gurpegui, soltar un manotazo a Iturraspe y desconsideración al árbitro.

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