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Los jugadores del Barça mantean a Messi.
Messi, pichichi eterno
Primera división

Messi, pichichi eterno

El argentino, con un ‘hat-trick’, supera a Zarra como el máximo goleador de la liga, en la convincente goleada del Barça al Sevilla

cRISTIAN rEINO

Sábado, 22 de noviembre 2014, 00:04

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Mientras el barcelonismo debate sobre si ha llegado el momento de venderle para hacer un buen negocio o si por el contrario, y a diferencia de buena parte de las estrellas históricas del club que salieron por la puerta de atrás, se le allana el terreno, vía renovación multimillonaria, para que cuelgue sus botas de blaugrana, Messi sigue haciendo historia.

Hay quien le ve triste, ausente, preocupado por sus problemas con Hacienda, pendiente de buscarse una salida e incluso los hay muchos- que le ven lejos del crack que dominó el mundo futbolístico con mano de hierro entre 2009 y 2012. Pero el 10 argentino, ajeno a las polémicas y a las eternas e interminables controversias que se generan en su entorno, ya es leyenda. Hizo un hat-trick de los suyos, el primero de la temporada, fue la estrella en la goleada (5-1) que el Barça le endosó al Sevilla y superó a lo grande el mítico récord de Telmo Zarra como máximo artillero histórico de la liga española. 253 goles que le sitúan como el pichichi eterno del campeonato. Messi necesitaba dos tantos para pulverizar la marca del delantero del Athletic de Bilbao y fue en el segundo gol cuando recibió el homenaje que llevaba unas cuantas jornadas esperando y que incluso le estaba empezando a generar algo de ansiedad. Fue manteado por sus compañeros y el público se rindió a su pies. Todo fue muy rápido y ni siquiera se detuvo el partido. Con buen criterio, porque cada deporte tiene su propia liturgia.

El público coreó además el nombre del rosarino y mostró ese cariño que a veces reclama el jugador y que nunca le ha faltado, pero que quizás en los últimos tiempos se había enfriado, en consonancia con la línea del equipo y su descenso paulatino de los altares. El récord reconcilió por enésima vez a Messi con los suyos y, de momento, cierra el debate sobre su futuro lejos del Camp Nou. Al final del partido, volvió a ser manteado por sus compañeros y el videomarcador le regaló un homenaje. Un pasillo de los futbolistas azulgranas al goleador culé puso el colofón de festejos.

La alegría fue total para el barcelonismo, por la celebración y el récord de Messi y también por el partido que completó el Barça. Fue de menos a más, le costó hincarle el diente al Sevilla, pero en cuanto acertó con un par de ganchos directos, se mostró muy superior al cuadro hispalense, que llegaba al Camp Nou con la vitola de equipo que quiere meterse entre el Madrid y el Barça en la lucha por el título y se marchó con una merecida goleada, que frena sus aspiraciones de situarse en la zona VIP de la tabla.

Luis Enrique se decidió por Xavi, Rakitic y Busquets en la organización y por Suárez, Messi y Neymar en el ataque y la apuesta fue todo un acierto. Puede que el equipo catalán juegue a ráfagas, que insista por el centro y que haya renunciado a los extremos, pero las embestidas de su tridente, al que frente al Sevilla se le sumaron Rakitic, y Alba y Alves por las bandas, resultó por momentos imparable. El caudro de Unai Emery, mientras, es un equipo perfecto para jugar como visitante: presiona en bloque, sus puntas salen como balas y se cierra con mucho orden. La fórmula le resultó eficaz hasta que el partido se volvió loco en la segunda parte. En la primera, la intensidad y el ritmo se impusieron a las delanteras, salvo en el 20, que Messi limpió las telas de araña de la portería de Beto, con un libre directo perfecto. El juego del cuadro catalán, no obstante, no encontró la continudad, casi hasta los minutos finales de la primera mitad, en la que Neymar y Alba pudieron dejar el partido casi visto para sentencia.

Sin embargo, nada más empezar, el Sevilla, que apenas había llegado a la meta de Bravo, se encontró con un regalo del Barça -un autogol de Alba- y sin pretenderlo, se metió en el partido. Fue un espejismo, eso sí, porque a la siguiente jugada, Neymar, de cabeza, remató un saque de libre directo e hizo el segundo. El partido se le ponía propicio al Barça, ahora que disfruta jugando a la contra. Rakitic marcó el tercero en el 65 y a partir de ahí, con el partido ganado, empezó la fiesta de homenaje para Messi, que se regaló dos golazos más en el 72 y en el 77, que le devolvieron la sonrisa perdida y le elevaron al Olimpo de la liga española.

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