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Messi habla con Neymar durante el clásico
El viejo Barça es un lastre para el nuevo Barça
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El viejo Barça es un lastre para el nuevo Barça

Luis Enrique mira al filial ante la evidencia de la necesidad de vitalidad en el equipo: siete titulares del Clásico jugaron de inicio la final de Wembley en 2011 y la mayoría de refuerzos desde entonces ya no están o no cuentan.

COLPISA, P. Ríos

Jueves, 30 de octubre 2014, 17:36

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La clara derrota en el Clásico puede ser la coartada que necesitaba Luis Enrique para acometer de una vez la renovación que está pidiendo a gritos el Barça. El problema que tiene el técnico es que quizás no haya jugadores en la plantilla con la calidad o el carácter necesario para ello. El asturiano puede tener alguna carencia en cuestiones tácticas, pero las compensa con su buena sintonía personal con los jugadores y una exigencia física en el trabajo diario que no tuvo reflejo en el césped del Santiago Bernabéu. Él es consciente de que el equipo tipo se le ha hecho mayor, está desgastado tras jugar mucho y darlo todo durante años, no aguanta un ritmo fuerte ante un gran final durante noventa minutos. Pero Luis Enrique mira en el fondo de armario y apenas puede escoger entre fichajes invisibles (Vermaelen y Douglas, hasta Rafinha), jugadores que se han quedado estancados por falta de oportunidades o exceso de conformismo (Montoya, Sergi Roberto, Bartra) o futbolistas consagrados que parecen haber perdido la confianza en sí mismos: Pedro, Adriano Total, que ante el Madrid acabó apostando por el once más fiable.

En ese equipo inicial tradicional que sucumbió 3-1 el pasado sábado sólo había cuatro cambios respecto al que ganó la última Liga de Campeones en Wembley en 2011. Tres años y medio después de aquel triunfo ante el Manchester United (3-1), repetían Alves, Piqué, Mascherano, Xavi, Busquets, Iniesta y Messi. Y de las cuatro variaciones, jugó Bravo porque Valdés decidió irse por iniciativa propia, no del club. Mathieu hizo de Abidal, Neymar de Villa y Luis Suárez de Pedro, quien podría haber jugado de inicio tras los cuatro meses de sanción del uruguayo. Y viajando un poco más en el tiempo, en el famoso 2-6 del Bernabéu en mayo de 2009 ya jugaron Alves, Piqué, Xavi, Iniesta, Messi y Busquets, el único que no fue titular.

Si el Barça hubiese bajado su rendimiento de repente en estas últimas semanas, no se deberían utilizar estos datos para pedir responsabilidades a nadie. Sería un aviso para el futuro inminente. Lo grave es que el equipo azulgrana lleva año y medio dando muestras de un declive evidente que, por lo visto en el Bernabéu, sigue sin tener remedio.

La dirección deportiva, con Andoni Zubizarreta al frente, ha dado tumbos desde aquella final de Wembley. En la última temporada de Pep Guardiola (2011-12) se dio por renovada la plantilla con cuatro refuerzos que ya no están en el club: Thiago y Fontàs, que subían del filial y ya están en Bayer y Celta, respectivamente; y Cesc y Alexis, vendidos el pasado verano tras tres temporadas de actuaciones irregulares, aunque ahora se empieza a comprender que quizás hicieron de paraguas de otros jugadores con el cartel de intocables. En la 2012-13 aterrizaron Alex Song, que ya juega cedido en el West Ham, y Jordi Alba, suplente en el Bernabéu y algo despistado en lo profesional últimamente. Y en la 2013-14 sólo llegó Neymar. De siete fichajes en tres años, sólo Alba y Neymar se mantienen en la plantilla. Y de los últimos refuerzos, Luis Suárez va a ser titular, al igual que Bravo (Ter Stegen en Europa). El resto no lo tiene tan claro: Vermaelen y Douglas están lesionados, Rafinha ha desaparecido, Rakitic cedió en el Clásico ante Xavi y Mathieu se ha ganado el primer palo público de Luis Enrique por confesar en Francia que le sorprendió jugar de lateral en Madrid. La respuesta de Luis Enrique no tuvo desperdicio: «Llegó como central o lateral, juega de lateral y le sorprende. ¡Apaga y vámonos!».

Como Zubizarreta y sus ayudantes no han ayudado demasiado con sus refuerzos fallidos, Luis Enrique ya ha llamado a algunos jugadores de filial como los delanteros Munir y Sandro y el pivote Sergi Samper. Que a nadie le sorprenda si recurre más al talento del Barça B para iniciar una revolución verdadera en lugar de una falsa renovación. El extremo diestro Adama, el lateral zurdo Grimaldo o el interior Halilovic llaman a la puerta. Pep Guardiola lo hizo en 2008 con Busquets y Pedro y acertó. Luis Enrique tiene ganas de jugársela. Quizás todavía no lo haga ante el Celta, pero le sobra carácter para arriesgar con decisiones controvertidas que, viendo lo sucedido en el Clásico, pocos discutirían.

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