Borrar
Directo Sigue en directo la última hora de la Semana Santa de Extremadura
Messi
Messi quiere quitarse el disfraz
fútbol

Messi quiere quitarse el disfraz

A un gol de igualar el récord de Zarra, el argentino se acerca ahora mucho a su mejor versión y agradece tener tantas líneas de pase

colpisa, P.Ríos

Viernes, 24 de octubre 2014, 18:07

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Leo Messi llega al clásico disfrazado de Xavi Hernández. Sin olvidarse del gol propio (casi sale a uno por partido en Liga, con siete en ocho jornadas; y Liga de Campeones, con dos en tres), parece disfrutar como nunca de dar el pase final a Neymar, que ya se ha beneficiado de seis asistencias de las nueve que ha dado el argentino en once partidos oficiales. Ya no está pendiente de las cifras de Cristiano Ronaldo ni se obsesiona con batir récords lo antes posible, aunque tiene dos a tiro de piedra: máximo goleador en la historia de la Liga y de la Liga de Campeones. Pero el nuevo Messi, con participación directa entre goles y asistencias en 18 dianas de las 29 del Barça, es igual de peligroso que el antiguo. O más. Porque se intuye que en cualquier momento puede decidir quitarse el disfraz de Xavi para volver a ser Leo.

Cuando Iker Casillas dice que «Cristiano llega mejor que Messi al clásico», debe haber olvidado -quizás no prestó demasiada atención porque jugó Diego López- que la pasada temporada el 10 aterrizó en el Bernabéu con evidentes síntomas de debilidad física y anímica, una situación que ya no pudo ocultar en el tramo final de competición con el Barça ni en un Mundial que se le hizo eterno. El peor Messi de los últimos años logró tres goles, uno de jugada y dos de penalti, en el 3-4 del último clásico de Chamartín. Andando, marcó un gol ante el Atlético en la última jornada que debió valer un título, pero fue anulado injustamente ante la indiferencia de un barcelonismo más enojado con el fútbol de su equipo que con el arbitraje. El peor Leo de la última década llevó a Argentina hasta la final del Mundial -sus primeros cuatro partidos, hasta que tuvo fuerzas, fueron de gran nivel-, mientras que la España de Iker y la Portugal de Cristiano se iban los primeros a casa y a la carrera. Y el peor Messi, por si los rivales todavía no se han dado cuenta, ya es pasado. El de ahora se acerca mucho a su mejor versión.

Messi ha aprendido a compartir la responsabilidad del gol con Neymar y se espera que lo haga también con Luis Suárez, quién sabe si ya en el clásico. Sigue apareciendo por la zona del falso 9, pero Luis Enrique ha diseñado un dibujo táctico que aleja a los extremos de las bandas y los acerca al 10. Neymar y Pedro (o Munir, Sandro o Luis Suárez) atacan por dentro y los laterales, por fuera. Messi agradece tener tantas líneas de pase.

Esta semana, además, ha zanjado un conflicto con madurez. «Luis Enrique es el entrenador y me puede cambiar cuando quiera», ha dicho tras el episodio del día del Eibar, cuando le hizo una señal al técnico para que no le cambiara. No ha mentido. Si le preguntan, como hizo ese día el asturiano, siempre dirá que quiere seguir jugando. Y si no le preguntan, aceptará la decisión, como sucedió contra el Ajax. Hasta en eso se parece al mejor Messi, el que se enfadaba como un niño cuando Pep Guardiola le cambiaba para dosificarle. Se le está quitando la cara de futbolista alienado de la última temporada. Leo se lo está pasando bien y llega uno de sus partidos preferidos: es el máximo goleador en la historia de los clásicos con 21 tantos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios