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Griezmann controla el balón ante Bóveda.
El Atlético pierde pulso
Segunda jornada

El Atlético pierde pulso

Dos jugadas de estrategia resueltas por Miranda y Mandzukic condenaron al Eibar, que mereció al menos el empate.

Ignacio Tylko

Sábado, 30 de agosto 2014, 00:20

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El Atlético ganó la Supercopa al Real Madrid pero desde entonces parece haber perdido motivación y estímulo. No le ganó al Rayo en la primera jornada y sufrió este domingo para derrotar al humilde Eibar en el Calderón porque no tuvo el balón, se mostró espeso, careció de ritmo y jugó deslavazado, como si hubiera perdido parte de los automatismos que le hicieron completar el mejor curso de su historia. Resolvieron Miranda y Mandzukic a balón parado pero el grande apenas la creó ocasiones al pequeño, que se vino arriba tras un gol bellísimo de Abraham y en la segunda mitad fue mejor y dispuso incluso de tres acciones pintiparadas para evitar su primera derrota entre los grandes.

Existía inquietud en los atléticos ante un partido considerado trampa por varias razones. Enfrentaba a los vigentes campeones de Primera y de Segunda, muy similares en su propuesta aunque con una diferencia de talento enorme que tiene mucho que ver con el presupuesto. Los armeros tienen acreditada fama de ser intensos, corajudos, ordenados, disciplinados, fuertes en los balones divididos y en las segundas jugadas, y muy poderosos en la estrategia. Exactamente igual que el Atlético. Y se presentaron hipermotivados por su entrenador, Gaizka Garitano, al que grabaron en un entrenamiento unas consignas casi irreproducibles pero a las que el propio Simeone restó importancia porque son típicas en muchos técnicos a la hora de arengar a sus jugadores.

Además, este Atlético aún está en construcción de mediocampo hacia adelante, tal y como evidenció ya con su empate a nada de la pasada semana en Vallecas. A Griezmann, bajísimo de forma, y a Mandzukic les falta mucho para compenetrarse y adivinar los pases de sus compañeros. El croata es un gran rematador, pero ni por asomo tiene la movilidad de Diego Costa, excelso el curso pasado y clave en el título de Liga. Y a los supersticiosos no les gusta nada que en los prolegómenos se entregue un trofeo y que los capitanes Gabí, Godín y Raúl García brindaron a la afición.

Golazo de Abraham

Los madrileños regalaban el balón al Eibar, que muy pronto acusó su inexperiencia en la elite y falló, precisamente, donde es más fuerte. Se vio sorprendido en dos acciones a balón parado en menos de media hora. Primero, Miranda cabeceó a placer un saque de esquina bien tocado por Koke. Luego, el ariete balcánico se elevó con suma facilidad para rematar un saque de falta.

El partido era feo, sin continuidad y sin jugadas vistosas, pero ya parecía resuelto. El ambiente por el Manzanares era más bien frío, nada que ver tampoco con esa grada tan encendida que llevó en volandas a los rojiblancos el año pasado. Sin embargo, el Eibar se metió de lleno en el choque con un gol extraordinario. Combinación maravillosa, taconazo y disparo de rosca de Abraham desde el borde del área que entró por la escuadra de Moyá. Y eso que el jugador catalán cedido por el Zaragoza, formado en las categorías inferiores del Barça, es lateral zurdo y golpeó con la derecha.

El Atlético jugó con fuego en la segunda mitad. El Eibar fue mucho mejor y le dio tres sustos enormes. Con decir que Simeone ordenó desde el palco retirar a Griezmann y a Mandzukic, queda todo dicho sobre el pésimo desempeño local. Buscó más movilidad con el mexicano Raúl Jiménez, silbado por parte de la afición por sus manifestaciones madridistas, y solidez con Saúl. Los armeros se merecieron con creces el empate y protestaron al árbitro que perdonara la segunda amarilla a Mario Suárez. El Cholo se desesperaba al ver tan incómodos a sus pupilos, que respiraron cuando Siqueira evitó el empate tras un error impropio de Godín. Los colchoneros pierden pulso.

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