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Emery y los suyos, sin personalidad
contracrónica

Emery y los suyos, sin personalidad

El técnico del PSG y sus jugadores estuvieron asustados ante la presión del Barça y el Camp Nou

Amador Gómez

Miércoles, 8 de marzo 2017, 23:06

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Reclamaba Unai Emery la víspera que su equipo jugase con personalidad en el Camp Nou, pero esa cualidad no la tuvieron ni el técnico español ni sus jugadores, nerviosos y asustados desde el pitido inicial en un escenario que salvo en un corto período de tiempo tras el gol de Cavani no dejó de indimidarles, acogotados ante un Barça que tuvo más corazón, fe y suerte que fútbol. La defensa del PSG fue siempre una losa para el equipo francés, que aunque realmente sólo encajó un tanto en propia puerta, el 2-0, podría también tener apuntados como autogoles el 1-0 a los dos minutos y medio y el 3-0 por el penalti, el único que fue, que Meunier cometió sobre Neymar.

Emery sólo reaccionó algo cuando se vio al borde del abismo, cuando ya perdía por tres goles y estaba a sólo uno de la prórroga y de despejar el camino de los azulgrana hacia cuartos. Le salió bien entonces al técnico guipuzcoano el cambio de Lucas Moura por Di María, porque, casualidad o no, desde que el ex del Real Madrid saltó al campo, el PSG fue otro muy diferente y se aprovechó entonces de un Barcelona que no supo jugar con paciencia y cabeza cuando el resultado y el tiempo corrían a su favor. Con la salida de Di María el conjunto parisino se estiró y se fue a por el gol que necesitaba para intentar sentenciar la eliminatoria, después de haber tirado toda la primera parte, pero no duró mucho el PSG con esa actitud.

Cavani estuvo al comienzo del segundo tiempo cerca de certificar la eliminación de los azulgrana y la continuidad del PSG, que fichó a Emery para dar un paso más en la Champions, después de que el equipo se clasificase en las cuatro últimas ediciones para los cuartos de la máxima competición. Tras llevar al Sevilla a la conquista de tres títulos consecutivos en la Europa League, el entrenador vasco había sido llamado para aprobar la asignatura pendiente de este nuevo rico que nunca ha pisado las semifinales de la Liga de Campeones y esta temporada tampoco lo hará.

Soñaba con conseguirlo gracias al 4-0 del Parque de los Príncipes, donde Emery sí fue valiente y fiel a su estilo. Al contrario que en el Camp Nou, donde la cobardía del PSG fue la gran protagonista y la que marcó la despedida y la clasificación afortunada in extremis del Barça, con ayuda arbitral incluida. Emery tuvo un momento de lucidez tras el 3-0 y se dio cuenta, al igual que los suyos, de que era preciso intentar jugar e irse hacia arriba y no sólo defender con todos echados atrás para aguantar y sobrevivir.

Cierto es que, entre los dos primeros goles, el PSG no defendió nada mal para maniatar a Messi y frenar las acometidas del Barcelona, que con ese sacrificio colectivo provocó que los azulgrana sólo pudiesen intentarlo entonces desde la larga distancia, con trallazos de Neymar e Iniesta que pasaron muy cerca de la portería visitante. Emery no dejó de moverse en el área técnica durante todo el primer tiempo, en el que su equipo estuvo tan lejos de lo que pretendía su entrenador, vigilado siempre muy cerca por el cuarto árbitro. El PSG había preferido la defensa y la destrucción antes que imponer su juego y lo pagó muy caro contra un Barça que pudo morir porque fue incapaz de mantener la calma y el balón cuando lo necesitaba. Sin embargo, hubo locura final, con penalti inexistente a favor del Barça y de ellos se aprovechó el Barça, cuya presión, al igual que la del Camp Nou, fulminó al PSG de Emery, ahora con el futuro en vilo en la capital francesa.

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