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Messi celebra la remontada
Noche mágica en el Camp Nou
octavos de final

Noche mágica en el Camp Nou

El Barça hace historia con un 6-1 al PSG, fulminado por un gol de Sergi Roberto en la última jugada en el minuto 95

JEsÚS BALLESTEROs

Miércoles, 8 de marzo 2017, 00:20

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«Si un equipo nos mete cuatro goles, nosotros le podemos marcar seis». Aunque pueda sonar a bravuconada, la frase de Luis Enrique es más realista de lo que parece. Un equipo con Messi, Luis Suárez y Neymar inspirados es capaz de todo, sí, y parece que los tres llegan en un buen momento físico y anímico. Sin embargo, posiblemente al técnico asturiano le traicionó el subconsciente porque sabe que será muy difícil no encajar un gol del PSG en el Camp Nou en un partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones en el que el Barça está obligado a asumir todos los riesgos del mundo para remontar el 4-0 de París. Y si el equipo de Unai Emery, con jugadores con el talento y la pegada de Cavani, Di María o Draxler, marcara aprovechando esos espacios que irremediablemente van a existir, al conjunto azulgrana no le valdría ni una manita de goles. Como si ya tuviese en mente un 6-1, como mínimo, el entrenador azulgrana avisó que «en 95 minutos pueden pasar muchas cosas», señal de que ya cuenta con el añadido para la gesta, ese espacio de tiempo en el que los imposibles se hacen realidad.

«Estoy convencido de que en algún momento estaremos cerca de remontar. Luego no sé si lo conseguiremos o no, pero cerca estaremos», comentó Luis Enrique, que podría haber presumido de poder marcar cuatro goles para forzar la prórroga y los penaltis, o de cinco sin encajar. Pero habló de seis, guardándose además todas las cartas en contra de lo que hizo el sábado tras el 5-0 al Celta, cuando avanzó que Iniesta, suplente en los dos últimos partidos ligueros, jugaría ante el PSG. En la previa fue más cauto: «No daré ninguna pista al rival. Podemos jugar una infinidad de sistemas con cualquier combinación de futbolistas. Ese es el mensaje al rival».

Pese a su hermetismo, lo lógico sería que utilizara el 3-4-3 de los tres últimos partidos de Liga ante Atlético, Sporting y Celta, un sistema que se ha ido perfeccionando de forma progresiva hasta su perfecta ejecución el pasado sábado en el 5-0 al equipo gallego, con una gran actuación colectiva del Barça más reconocible de los últimos meses. A lo largo de la historia azulgrana, Johan Cruyff, Van Gaal, Rijkaard y Guardiola lo han utilizado en ocasiones, algunas muy recordadas, pero la apuesta de Luis Enrique todavía es más ofensiva, porque Messi no es uno de los tres del tridente (Neymar, Suárez y quizás Rafinha), sino el vértice del rombo de los cuatro 'centrocampistas'. Por eso es imprescindible un cierto equilibrio en la media con interiores que puedan hacer un trabajo sucio. Y es ahí donde ahora mismo cuesta ver a Iniesta, a quien su última lesión le pasó factura en forma de pérdida de ritmo competitivo, un factor que en el Parque de los Príncipes fue alarmante. Busquets, que también sufrió ese proceso en la ida, sí ha recuperado ya su nivel. Y también Rakitic atraviesa un momento dulce por fin, incluso con acierto goleador. Con Sergi Roberto seguro en la medular, porque será el encargado de hacer de lateral derecho cuando el PSG tenga el balón, comienzan a sobrar jugadores. También hay dudas en la línea de tres defensiva, necesitada de jugadores con velocidad para afrontar previsibles situaciones de uno contra uno: Mascherano y Alba podrían ser los dos que flanqueen a Piqué, pero Umtiti se ha ganado un puesto en el once. Y su altura es necesaria a balón parado.

«Un rábano entrar en la historia»

«Me importa un rábano entrar en la historia», prosiguió Luis Enrique, en referencia a que nadie ha remontado nunca un 4-0. «Lo que quiero es pasar la eliminatoria», añadió. Y afirmó: «No tenemos nada que perder». Frase que no todos entendieron al tratarse del entrenador de todo un Barça que puede quedarse tan pronto fuera de la Liga de Campeones, pero que se refería a que él y sus jugadores llevan tres semanas eliminados tras la debacle en París. Ahora toca ilusionarse durante unas horas.

Se espera un lleno en el Camp Nou, con una afición a la ya se la ha pasado el enfado de la ida y que simplemente quiere ver a su equipo competir con alegría. Luis Enrique les pidió que presionen al máximo al PSG: «Mientras ha vida, hay esperanza, pero el Camp Nou debe ser una olla a presión desde 20 minutos antes del partido. No hay que hacer una llamada a la calma ni nada de eso. Necesitamos un Camp Nou a reventar e hiperexcitado».

Unai Emery podrá presentar posiblemente a su equipo ideal tras hacer rotaciones en los últimos encuentros en la liga francesa, competición en la que es segundo a tres puntos del Mónaco. Motta y Di María, que arrastran problemas musculares, han entrado en la convocatoria, al igual que Rabiot, pletórico en la ida, pero algo debilitado por una enfermedad sufrida en los últimos días. Si Di María no pudiese actuar, Lucas Moura sería su sustituto para jugar junto a Cavani y Draxler. El problema para el técnico vasco sería no poder contar con Motta, baja en la ida por sanción, ni Rabiot, que jugó en su posición de mediocentro. Necesita a uno de los dos, porque Krychowiak, tras unas lesiones, no llega en buena forma.

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