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Cristiano espera en el suelo.
El Madrid recae en sus vicios
cuartos de final | ida

El Madrid recae en sus vicios

Fracasa en Wolfsburgo por sus desajustes y desatenciones defensivas, pero ya apela a la mística del Bernabéu para la remontada

Ignacio Tylko

Miércoles, 6 de abril 2016, 01:41

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Justo cuando parecía más fiable, el Real Madrid se pegó un golpetazo en Wolfsburgo que puede dejarse secuelas. Es superior y puede remontar, pero superar un 2-0 en Champions supone un reto enorme. Desajustado, poco solidario en defensa, sin ayudas, con pérdidas de balón inaceptables y falta de pegada, el equipo de Zidane reincidió en antiguos errores y se complicó sobremanera su sexto pase a semifinales. De pronto, se le aparecieron todos los fantasmas en Alemania que parecían desterrados tras los éxitos de los dos últimos años ante Bayern y Schalke.

Dudas, miedos, complejos, pérdidas de concentración, lagunas defensivas y quejas sobre un árbitro que le anuló un gol a Cristiano al principio y señaló un muy discutible penalti de Casemiro que abrió el camino del inesperado triunfo al Wolfsburgo, que disfrutó de una noche mágica aunque en el Bernabéu la historia puede cambiar tanto como este juego asombroso, de errores y contrastes.

Nadie lo afirmaba en público por respeto al adversario, pero se frotaron las manos en el Real Madrid cuando les cayó en suerte el Wolfsburgo, la cenicienta en el bombo de cuartos al ser un equipo de medio pelo que sólo una vez disfrutó antes de la Champions y fue apeado en la fase de grupos. Y se presentaron los de Zidane en la ciudad industrial de la Volkswagen pletóricos, tras su golpe de autoridad en el Camp Nou.

Disfrutaban de su mejor momento de la temporada, habían encadenado seis partidos consecutivos con victoria y parecía que la BBC al fin comprendió que el esfuerzo en el repliegue es innegociable para ganar títulos, tal y como les dijo el propio Zizou en la víspera del choque. Pero volvieron a las andadas en tierras germanas, justo en un momento cumbre de la temporada.

Danilo, un error

El técnico merengue sólo hizo un cambio respecto al clásico, se tomó muy en serio el partido y ya advirtió en la víspera de que sufrirían en Alemania si sus jugadores no actuaban con la misma concentración y mentalidad que ante el Barça. Sin embargo, la entrada de Danilo por Carvajal fue un drama para el Madrid, ya que el brasileño se olvidó por completo del 'flotante' Draxler, la gran estrella de este equipo que transita casi por la zona media de la Bundesliga pero en la Champions había ganado los cuatro partidos en casa, y uno de ellos ante el poderoso, al menos en nombres, Manchester United.

Dieter Hacking, el técnico local, alistó un once sin un ariete puro, ya que prescindió de Kruse, el ariete aficionado al póquer que recientemente ganó 60.000 euros y al parecer los perdió en un taxi. Situó en punta a Schürrle, un delantero que no demostró lo que se le esperaba en el Chelsea y que tampoco lleva un gran año. Pero sus movimientos, la versatilidad de Henrique y las genialidades de Draxler, sacaron los colores a la zaga blanca en un primer tiempo extraño y traumático para los madrileños.

El caso es que salió bien el Real Madrid. En el primer minuto, una excelente combinación terminó con un gol anulado a Cristiano Ronaldo por un fuera de juego en el límite. Poco después, Luiz Gustavo trató de conducir hacia atrás en defensa y a punto estuvo de hacerle un penalti a Bale, vertical y profundo entonces, un incordió para los teutones.

En otra bella acción, Benzema se marchó fácil de veterano Dante pero no superó en el mano a mano al suizo Benaglio, que sacó un pie milagroso. Quizá acusó el galo el golpe por detrás que le había propinado Naldo, otro experto zaguero brasileño. Fue una de esas entradas difíciles de ver, pero que hacen daño de verdad y parecen intencionadas. Por detrás, en la pierna de apoyo, a la altura del gemelo y sin que el delantero se lo espere. Tanto le dolió al francés que fue sustituido por Jesé casi al descanso.

Dominaba el Madrid, pero las sacudidas de los 'lobos' alemanes eran peligrosas. Llegaban en contras rápidas y con enormes espacios. Casemiro, que había comenzado con buen tino, cometió un penalti dudoso pero evitable al tocar a Schürrle cuando ésta iba a disparar, tras gran pase de Draxler. Ricardo Rodríguez, lateral zurdo suizo pero de padre pontevedrés y madre chilena por el que se ha interesado el Real Madrid, no falló ante Keylor Navas, batido por vez primera en esta Champions y sin poder batir el récord del germano Jens Lehmann (853 minutos con el Arsenal).

Si el 1-0 ya era sorprendente, el 2-0 provocó el delirio en la Baja Sajonia porque era un resultado inimaginable, aunque provisional. Dejaron percutir sin oposición a Bruno Henrique por la derecha y Arnold remató a placer. Quedaba un partido y medio por delante y lo peor que podría hacer el equipo español era caer preso de la ansiedad y desajustarse aún más en defensa.

Como apenas sucedían cosas tras la reanudación, Zidane recurrió al olvidado Isco en lugar de un cansado Modric, para dar más desequilibrio ofensivo y despertar a los finalizadores. Dos problemas graves sufría el Madrid: no generaba ocasiones y en las contras su rival le amenazaba.

Los nervios derivaron en el teatro de Marcelo para buscar una expulsión. El juez no cayó en la trampa y el ritmo se cortaba. La tuvo Cristiano, tras un gran pase de Isco, pero de nuevo Benaglio estuvo inmenso. Tiraron de orgullo los de Zizou hasta el final pero su asedio resultó infructuoso. Toca apelar a la remontada, al espíritu de Juanito y al miedo escénico del Bernabéu.

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