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El Atleti sufre hasta los penaltis
octavos de final | Vuelta

El Atleti sufre hasta los penaltis

Juanfran marcó el penalti decisivo después de quince lanzamientos en una elminatoria sin goles tras 210 minutos

Rodrigo Errasti Mendiguren

Martes, 15 de marzo 2016, 09:33

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El Atlético, tras castigar el corazón de su hinchada, vuelve a estar entre los ocho mejores de Europa. Tras un apuesta demasiado conservadora del Atlético, el billete a cuartos entre los madrileños y el PSV holandés se decidió desde el punto de penalti. Tras 210 minutos sin gol, tuvo que ser Juanfran el que marcase después del primer error tras 14 lanzamientos. El alicantino, ejemplo de superación, fue letal desde los once metros. Así, como sucediera la pasada campaña, el sufrimiento le mereció la pena al Calderón, que volverá a disfrutar de los cuartos europeos.

Sería un buen momento la victoria para que su cuerpo técnico reflexionase. Nadie niega que desde la llegada al banquillo de Simeone el club se ha acostumbrado a noches grandes, a momentos únicos en la mejor competición continental. Cholo le ha devuelto la grandeza al club, pero ante el PSV quizá se olvidó del botín logrado estos años al apostar por un planteamiento reservón, y acertado por el resultado final, pero que le obligó a vivir en la taquicardia ante un rival inferior. Cuando se desmelenó estuvo cerca de lograr ese decisivo tanto que en citas tan cerradas era una especie de gol de oro de barrio: el primero en lograrlo, vencedor.

La afición rojiblanca sabía de el peligro del 0-0 y al ver al PSV vestido igual que el Celta, el último día que el Calderón lloró, y se partió la garganta. Era un ambiente de final, con llenazo, tifo incluído e himno a capella. El primer 'uy' llegó antes de que se llegase al centenar de segundos, pero Zoet demostró por qué es el que más paradas ha hecho en esta Champions ante Carrasco. El belga, con despliego físico y capacidad para moverse entre líneas y por banda, fue el elegido como refuerzo ofensivo. Augusto formaba por delante de la zaga, en un 4-1-4-1 que a ratos era 4-4-2 replegado en campo propio esperando el error rival.

Sin espacios

Y es que, aunque se esperaba una salida a morder, presión a toda cancha y arranque espectacular, el Atleti apostó por no ir de frente a por el partido. Cedió la bola demasiado tiempo a su rival pero vivía con esa sensación de sentirse superior, la historia también le daba argumentos para ello, y ese vértigo de que un gol te echaba. Extraña apuesta del Cholo porque ese tipo de partidos se le suelen complicar mucho si no hay un gol tempranero al mezclarse los nervios con la necesidad.

Marró la primera clara que tuvo Griezmann, que se plantó ante Zoet pero el meta se le hizo enorme, como en Holanda, y evitó rodilla en suelo el gol del galo, al que ya amargó en Holanda. La sensación era distinta a la de la ida, se confiaba en que antes o después el portero acabaría recogiendo la bola de sus redes. Pero no terminaba de estar cómodo el conjunto local ante un PSV, que compitió bien y demostró las razones por las que tumbó al United. Se presentó en el césped esperando que la ansiedad le generase algún error del que poder aprovecharse. Marcas mixtas, que funcionaron con Koke, y contragolpe con envíos largos a De Jong.

Y alguna hubo. Filipe se equivocó con una frivolidad y tuvo que ser Oblak, ese frío muro esloveno, el que evitarse males mayores en algún centro chut. Antes del bocadillo del intermedio la hinchada se agitó tras con un cabezazo de Griezmann que fue anulado primero por Zoet y después por Clattenburg. Sumando pases al tratar con cariño la pelota, y a base de coraje y corazón, con un 4-3-3 en el que Carrasco caía a la izquierda, arrinconó a un PSV que llegó a la caseta tras varios minutos defendiendo con una linea de seis porque Locadia se colocó entre los centrales y un Héctor Moreno que se lucía como líbero.

Ambición... y vuelta al orden

Ante una especie de Inter de Mourinho en el Camp Nou, con cinco atrás, se necesitaba un planteamiento más ambicioso. Cholo, por un momento, se olvidó de la precaución y apostó por buscar algo más que la estrategia. Reclutó a Torres, buscando firmar otra gran noche para el recuerdo. Pero sin Augusto, apostando sin red al canchero juego del que mete gana, se le pudo ir la eliminatoria al Atlético, que se descosió muy rápido. Un potente disparo De Jong en el área, lo desvió Oblak de modo milagroso al palo. Quedó muerta la bola para que Guardado la embocara a la red con el esloveno en el suelo, pero las agitó de modo descoordinado para alivio del Calderón ante Filipe.

Cholo, que pedía ayuda a la hinchada desde la banda, decidió evitar un intercambio de golpes, Zoet rivalizó con Oblak tras un golpeo de Filipe, y optó por regresar el orden táctico: Kranevitter por Carraso. Los minutos pasaban y el hincha atlético que luce el '9' en el campo mostraba su fe en el triunfo. Torres, desatado, generó mucha inquietud entre los defensas holandeses. Llevaba 12 años sin marcar en Europa con el Atlético, aunque fue vital ante el Leverkusen la campaña pasada en esta misma ronda, y tras una de sus arrancadas soltó un zapatazo que se estrelló en el palo.

En la prórroga, con Lucas por el lesionado Godín, al Atlético le costaba encontrar huecos ante una zaga de cinco. Saúl y Gabi demostraban sus pulmones, buscaban a un Griezmann al que Zoet le ha comido la moral en esta ronda. El gol no llegaba tampoco en la estrategia. Ni de golpe franco ni tampoco de segunda jugada. El PSV, en las dos veces que pisó área atlética, asustó a una grada que temía decidir el pase a los penaltis, pese al último buen precedente europeo. Ahí no siempre gana el que ha sido mejor, normalmente lo hace el que mejor manejas los nervios y tiene más fe. Y este Atlético de Simeone tiene muchos creyentes. Y lo decidió el que más cree: Juanfran.

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