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La selección portuguesa celebra el pase a la final.
El destino brinda a Portugal una segunda oportunidad

El destino brinda a Portugal una segunda oportunidad

«Las finales no se juegan, se ganan», insisten los lusos, deseosos de desquitarse del nefasto precedente en la final de 2004 ante Grecia

Ignacio Tylko

Jueves, 7 de julio 2016, 18:25

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«¡Estamos en la final!»: eufóricos, los hinchas lusos comenzaron a celebrar el miércoles por la noche en la 'fan zone' de la célebre plaza de Comercio de Lisboa el pase de su Seleçao a la final de la Eurocopa, tras la victoria 2-0 sobre Gales en la primera semifinal, celebrada en Lyon.

Ya desde el pitido final del sueco Jonas Eriksson, decenas de miles de aficionados, que seguían el partido en una pantalla gigante en este lugar emblemático de la capital lusa, festejaron ruidosamente el triunfo de Cristiano Ronaldo y compañía. Un concierto de bocinas de los coches se escuchaba en las calles del centro de Lisboa.

Como coincidió la prensa lusa este jueves, el objetivo de todo el país es evidente: sacarse la espina que lleva 12 años clavada, después de que Portugal perdiera en casa la final de la Eurocopa 2004 ante Grecia (1-0). Con sólo 19 años, Cristiano Ronaldo terminó llorando en el estadio da Luz de Lisboa. «El domingo, quiero que me vuelvan a ver llorando, pero esta vez de alegría», soltó el crack madridista tras la semifinal de Lyon.

«¡Llevadnos a la final! Es lo que reclaman once millones de portugueses», había titulado en la víspera el diario deportivo Record. Y los jugadores cumplieron el deseo mientras miles de fanáticos siguen entonando 'A Portuguesa', el himno nacional, agitando banderas con los colores del país atlántico, rojo y verde.

París, ciudad con una gran colonia portuguesa, fue otro de los focos de la celebración lusa. En los abarrotados Campos Elíseos, dicen que la «avenida más bella del mundo», hicieron también sonar los cláxones mientras por las ventanillas se agitaban banderas de Portugal. Turistas despistados no entendían lo que ocurría.

Consumada la victoria ante Gales, jugadores y cuerpo técnico de las 'Quinas' hablaron ya del desquite, de ganar el domingo la final en el Stade de France de Saint-Denis y de mitigar el triste recuerdo de la impensable batalla perdida ante la meritoria, pero soporífera selección, que conducía el alemán Otto Rehhagel. Ese solitario gol de Angelos Charisteas aún duele en el alma de los lusos.

«Ahora tenemos una final a disputar y una final no se juega, se gana», afirmó el técnico Fernando Santos, para añadir en Lyon: «Espero que me feliciten tras la final del domingo». «Será el momento más grande de mi carrera. Es algo extraordinario. Mi país, mi bandera, mi familia y amigos estarán representados. Es algo grande, Se enfrentarán grandes equipos. Trataremos de analizar y estudiar a nuestro rival. Queremos ganar», afirmó. Palabras que firmarían sus cerca de 11 millones de compatriotas que residen sólo en Portugal.

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