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Juan de Dios Monterde pidió su reincorporación a la FExF en 2013, la consiguió el pasado 3 de noviembre. :: hoy
Monterde ha vuelto a la Federación

Monterde ha vuelto a la Federación

Los tribunales han obligado a la FExF a readmitir a su expresidente, que sigue la batalla judicial contra sus actuales jefes

ALBERTO GARCÍA DE FRUTOS

Domingo, 27 de noviembre 2016, 17:24

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Cuando Juan de Dios Monterde (Badajoz, 17 de octubre de 1967) salió de la Federación Extremeña de Fútbol (FExF), allá por la primavera de 2013, su despacho estaba en la vetusta sede de la calle Donoso Cortés. Tres años y medio después, su despacho está en la carretera de Madrid, es más luminoso y moderno, pero no es el de presidente, es uno más. Una legislatura de visitas al juzgado le ha costado al expresidente volver a trabajar, una procesión a los juzgados que todavía no ha terminado. Después de cuatro días de trabajo que comenzaron el pasado tres de noviembre y cinco de vacaciones forzosas, Monterde está de baja y anuncia una demanda por acoso a sus jefes, además de seguir litigando en los tribunales por lo que él considera una compensación económica mal calculada por el juzgado a sus tres años y medio de paro forzoso.

En diciembre de 2007, Monterde era el secretario general de una federación presidida por Juan Espino Navia, era su mano derecha. Espino dejaba el cargo y Monterde intentó ocupar el que fuera el despacho del almendralejense durante más de 30 años. Para presentarse a las elecciones, Monterde pidió, como exige la ley, su excedencia laboral como secretario general, una solicitud que iba acompañada de un acuerdo por escrito en el que se aseguraba su vuelta al trabajo si salía derrotado en las urnas. Entonces fue el único candidato y presidente los cuatro años siguientes. La excedencia se prorrogó en 2012 para volver a presentarse. Pero esta vez, después de un proceso electoral que todavía sigue en los juzgados, Monterde se quedó fuera de la carrera presidencial, y pidió su reingreso en septiembre de 2012. Nadie le contestó.

El silencio federativo llevó a Monterde al Juzgado de los Social para pedir su reingreso. En esa primera instancia, su solicitud fue desestimada. Ya era marzo de 2014. El juzgado de los Social entendió que el acuerdo entre las partes no tenía validez y que según el Estatuto de los trabajadores él sólo volvería su trabajo cuando hubiera una vacante. Con esa sentencia, Monterde se fue al Tribunal Superior de Extremadura. Ahora, en esta segunda instancia, la sala de lo Social del TSJEx entiende que Monterde no puede volver como secretario general, pero sí a su anterior categoría laboral de auxiliar administrativo, por lo que calcula los sueldos que se le adeudan a Monterde hasta la fecha y exige su reingreso.

La sentencia no agrada a ninguna de las dos partes. La FExF ha consignado más de 50.000 euros en el juzgado para poder recurrirla, ya que no es firme, y llamó a Juan de Dios Monterde para que empezará a trabajar el pasado 3 de noviembre. Y aquí empieza otra batalla judicial.

«No entiendo cómo ha calculado el juzgado mi indemnización. Yo no pido mi sueldo de secretario general, pero sí que se respete el de mi categoría cuando pasé a ser cargo de confianza», explica Monterde. Según él, los cálculos se habrían realizado teniendo en cuenta la categoría laboral que tenía al entrar en la FExF en 1988. «Y a mí en 1995 se me reconoció la categoría de jefe superior, y las cuentas no cuadran». La diferencia entre una categoría y otra ronda los 1.500 euros y después de 40 meses de nóminas impagadas la cifra total, a la que habría que sumar antigüedad y actualizacones por el IPC, varia muy mucho.

Acoso laboral

Pero la económica no es la única diferencia entre Juan de Dios Monterde y los actuales dirigentes de la FExF, a los que acusa de acoso después de menos de una semana de trabajo. Según Monterde, al reincorporarse le cayeron en suerte trabajos rutinarios como ordenar fichas antiguas o colocar papeles, labores que en una oficina completamente digitalizada ya no se realizan. «Me pareció extraño, pero lo hice». Lo que le sentó algo peor fue el hecho de que al cuarto día, «cinco minutos antes de salir», le dijeran que se tomara cinco días de vacaciones y que cuando volviera tendría que ir a trabajar a Cáceres, extremo que ya no entendió.

Monterde siempre ha trabajado en Badajoz, y además, en estos momento no tiene ni coche con el que ir a Cáceres. «Y tampoco me han dicho cómo tendría que ir». Y lo más importante, su vida familiar está en su ciudad. «Tengo la custodia compartida de mis hijas y trabajar en Cáceres me haría imposible cumplir mis obligaciones con ellas».

Lo cierto es que tras esas vacaciones, Monterde no volvió a trabajar. Está de baja por un cuadro de ansiedad. «Entiendo que tener en la oficina a un exsecretario general y expresidente no debe ser fácil, pero yo lo único que quiero es volver a trabajar en las condiciones que tenía antes y volver a una vida normal, algo que no he tenido en los últimos cuatro años». Una normalidad que sólo alcanzará cuando salga de los juzgados, algo que, de momento, se antoja para dentro de mucho tiempo porque tiene abierto dos frentes nuevos que confirman que las elecciones federativas de 2012 y sus consecuencias pueden ser las más largas de la historia.

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