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La trotamundos vuelve a casa
PRIMERA FEMENINA

La trotamundos vuelve a casa

Vania, del Santa Teresa, se ha quedado sin Juegos Olímpicos por un gol en fuera de juego en el último partido de la fase de clasificación

Alberto García

Sábado, 31 de octubre 2015, 08:33

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Vania Cristina Martins lleva corriendo casi los mismos 35 años que hace que nació en Sao Paulo. Trotando en el campo y saltando de continente a continente con sus botas en unas maletas en las que hay camisetas de una docena de clubes brasileños, cinco españoles, uno de Corea del Sur, la canarinha y últimamente la de selección de Guinea Ecuatorial. El equipaje de una trotamundos que reconoce que en Extremadura tiene ahora su casa.

El último viaje de Vania no ha tenido el final que ella hubiera deseado. Después de eliminar a la República Democrática del Congo y a Nigeria, Guinea Ecuatorial se jugaba la plaza en los Juegos de Río de Janeiro del año próximo en una eliminatoria con Sudáfrica. Las guineanas eran favoritas, pero después de un empate a cero en Sudáfrica, Vania y sus compañeras perdieron por 0-1 ante su afición el 18 de octubre pasado. Un amargo gol que, además de ser el primero que las sudafricanas conseguían frente a las guineanas, fue en fuera de juego. Una mal trago que Vania aviva en su memoria cada vez que ve el vídeo que tiene en el móvil.

Pero, ¿cómo llega una brasileña que ha jugado en la canarinha junto a Marta a ser seleccionada por Guinea Ecuatorial? «Yo he jugado con Brasil en categorías inferiores, pero ya con la absoluta no llegué a disputar ningún torneo FIFA, por lo que podía jugar con otro país como naturalizada». Vania dejó de contar definitivamente para su seleccionador cuando en 2011 se fue a jugar a Corea del Sur con los Hyundai Steel Red Angels. A falta una llamada desde Brasil llegó otra desde Guinea. «El seleccionador era brasileño y me preguntó si estaría dispuesta a a jugar con Guinea. Yo al principio no quería, pero después de hablar con la familia y con compañeras llegamos a la conclusión de que si quería jugar un Mundial tendría que hacerlo con Guinea».

Después de un proceso legal que le obligó a residir unos meses en Guinea, Vania consiguió la condición de jugadora naturalizada y desde 2012 ha disputado un Mundial, dos Copas de África, una de ellas ganada por Guinea, y hasta hace dos semanas, la clasificación para Río 2016.

No puede estar más satisfecha con la decisión que tomó. «La afición de Guinea es excepcional. A los partidos de la selección femenina van más espectadores que a la de la masculina. Siempre se llenan los estadios en los que jugamos», confiesa. No sólo la afición es importante, el combinado tiene calidad suficiente para ser considerado de los dos más potentes del continente africano. «Hay futbolistas que juegan en España, en Brasil o en Estados Unidos, y hasta una hispanoguineana como Jade Boho que juega en el Rayo Vallecano».

Vania disfruta más si cabe de la experiencia guineana porque sabe que en España y en su país natal el fútbol femenino no tiene la misma repercusión. «El interés de los clubes brasileños por el fútbol femenino es nulo y suele depender de cuestiones económicas. Los equipos desaparecen de un año para otro, por eso cuando terminan los seis meses de la temporada las jugadoras salen a competir fuera. Solo los equipos que dependen de los ayuntamientos tienen medios y una continuidad. Hasta que no jugué en el Sao Paulo no tuve la experiencia de ser una jugadora profesional».

Vania jugó por primera vez en España con el Levante en la temporada 2006-07 gracias a los consejos de una amiga que ya vivía aquí. Con las granotas consiguió la Copa de la Reina de esa temporada. Pese a conseguir ese título, Vania volvió a Brasil, pero allí siguió recibiendo llamadas desde España para competir a este lado del Atlántico. En 2008, ayudó al Sagrada Cena cacereño a salvar la categoría, una experiencia que recuerda con especial cariño. «Cuando llegué no habían ganado ni un solo partido, pero conseguimos la permanencia en Segunda», recuerda.

Las dos temporadas siguientes, Vania siguió alternando Brasil y el CF Femenino Cáceres. Tres años por Extremadura consiguieron que aquí se sintiera como en casa. «Esto es más parecido a Brasil que Valencia», apunta. En 2013, ya con pasaporte guineano, jugó en Los Llanos de Olivenza, y en 2014 fichó por el Santa Teresa. El equipo ya era matemáticamente campeón de Segunda pero tenía por delante una fase de ascenso por delante en la que delantera aportó un gol y mucha experiencia.

Goles y despistes

La temporada pasada, Vania metió seis goles que ayudaron a conseguir la novena plaza. No parecen muchos, pero es que la máxima goleadora pacense fue Estefa con 10. Este año, la falta de gol sigue lastrando al Santa Teresa en la clasificación, y Vania lo sabe. «Estamos en un nivel muy bajo para las jugadoras que tenemos. Además, este año somos cinco delanteras, tendrían que llegar más goles». Vania tiene alguna explicación. «En algunos partidos hemos tenido mala suerte, pero también ha habido momentos de falta de atención. Eso no puede pasar, los despistes no se perdonan a este nivel. Además, ahora ya nos conocen y nos tienen respeto. El año pasado éramos el recién ascendido, pero eso se acabó».

Ella seguirá aportando goles o lo que toque. «Aunque no marque, yo siempre me pregunto que puedo hacer para que mis compañeras lo hagan». Un compañerismo que Vania exhibe sobre el césped con una entrega física y una lucha que hacen que se noten sus ausencias en las convocatorias. Juan Carlos Antúnez ya sufrió su intensidad hace años, cuando se enfrentaba a ella, y aunque ahora, con 35 años, su velocidad no es lo misma sigue siendo «una delantera distinta que puede resolver un partido en cualquier momento». Vania cicatriza la herida de la derrota ante Sudáfrica en casa, y aunque su compromiso con Guinea continúa, ahora toca volver a coger la maleta para viajar a Oviedo y sumar allí tres puntos que alejen al Santa Teresa de los aledaños del descenso.

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