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Ángel Marcos, entrenador del C.P. Cacereño, y Ñete Bohigas, técnico del Cáceres Basket. :: HOY
Marcos y Bohigas, profetas en su tierra

Marcos y Bohigas, profetas en su tierra

Ambos preparadores asumen con ilusión un reto con el pretenden hacer comulgar a los fieles del Multiusos y del Príncipe Felipe

J. CEPEDA

Domingo, 5 de julio 2015, 08:51

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'Padre Marcos', como cariñosamente se le denomina a Ángel Marcos en los mentideros con más solera de la capital cacereña, volverá a oficiar misa de 12 en la carretera de Salamanca. Esta vez no lo hará como el apagafuegos de cabecera, como el bombero del atardecer. En sus manos, y sujeto a las ya conocidas limitaciones presupuestarias, un proyecto como el del C.P. Cacereño que, esta vez sí, tendrá el gusto de comenzar y no de enmendar.

Su alzamiento de hostia, especialmente en los partidos de casa, le ha granjeado en la última temporada más adeptos de los que ya tenía alguien como él, con poco ya que demostrar en el club verdiblanco. Y es que hasta el sector crítico ha tenido que hacer 'mutis por el foro' y rendirse a la evidencia de quien resucitó a un grupo humano que allá por el mes de noviembre del pasado año salía tocado y prácticamente hundido del estadio de La Victoria, en Jaén, tras perder por 4-0. Y es que, desde que cogiera las riendas, Marcos hizo de cada domingo en el Príncipe Felipe su particular Domingo de Resurrección.

«Es una nueva temporada más que afronto cargado de ilusión. Es mi equipo, mi ciudad y mi gente» explica Ángel Marcos a este diario. El de Serradilla no solo muestra satisfacción por la confianza en él depositada, sino por poder rodearse en su equipo técnico de hombres como Aitor Bidaurrázaga, Álex o Rebollo, quienes «son el futuro del fútbol en Cáceres».

En Cáceres aún no está claro si Ángel Marcos vuelve o realmente nunca se fue. Sea como fuere, la única certeza es que ya trabaja en el nuevo proyecto tras el incierto paréntesis de la administración Macías en el que llegaron a oírse, incluso, cantos de sirena en forma de exilio futbolístico de Marcos a México.

En la vecina diócesis del baloncesto cacereño, el agua ya estaba bendecida con más antelación y corría con más ligereza y menos dudas. La renovación de Bohigas, confirmada esta misma semana, era ya un secreto a voces. El técnico cacereño, recién ascendido a los altares de la Leb Oro, predicará con sus 12+1 apóstoles. La previsión es que más de la mitad de sus discípulos tengan DNI español.

Bohigas tampoco ha estado exento de críticas por parte de una afición, la del Cáceres Basket, con alto nivel de exigencia. Sin embargo, una liturgia sustentada en el juego exterior le ha permitido que las alabanzas hayan sido la nota predominante, especialmente en el tramo final de la pasada temporada.

«Este ascenso me quitó un peso de encima, y más por ser de la casa y sentir este club y el baloncesto como lo siento. Fue una satisfacción enorme y ahora pretendo responder a las expectativas generadas», explicó Bohigas este pasado miércoles en la presentación del proyecto de su equipo en Oro.

Su compromiso con el baloncesto local hace que la satisfacción sea doble. Por una parte, el ascenso deportivo. Por la otra, el hecho de haber recuperado a buena parte de la afición a este deporte en la ciudad, sumida en una especie de letargo en los últimos años y que despertó a tiempo para acudir en masa al Multiusos Ciudad de Cáceres para vivir la gesta del equipo. Las cifras, con alrededor de 4.000 espectadores viviendo el ascenso directo en la última jornada de liga regular de Leb Plata, apoyan tal percepción.

En ciudades de provincias no es fácil aquello de ser de la casa. Llenas están las hemerotecas de nombres de profesionales, y no solo en el mundo del deporte, que tuvieron que buscar fuera el acomodo y reconocimiento que no alcanzaron en casa. Hoy no es el caso de Ángel Marcos y Ñete Bohigas, quienes han luchado a contracorriente frente a la idiosincrasia que caracteriza a este tipo de ciudad en el que existe la percepción de que lo de fuera es mejor.

En el imaginario colectivo, si se habla de fútbol humilde, es imposible no otorgar a Marcos un lugar de privilegio. Primero, como jugador, vistiendo las camisetas del Salmantino, Zamora, Montijo, Díter Zafra y Cacereño, donde cuajó sus mayores éxitos, con un ascenso a Segunda 'B' en 1987. Luego, como entrenador en la UP Plasencia, Don Benito, Villanovense, Díter Zafra y Moralo, además de dirigir entre medias al club de sus amores, el C.P. Cacereño, en diferentes etapas, victoriosas en su mayoría.

Bohigas no se queda corto en cuanto a trayectoria. Antes de la llamada de Cáceres Basket para que se hiciese cargo hace dos temporadas del equipo en Leb Plata, el preparador estaba vinculado al deporte de formación, pero alejado ya de la élite. Atrás quedaba su periplo por Badajoz, Plasencia, Burgos, La Palma y otros exigentes retos como el de dirigir a la selección española masculina en categoría sub-16, sin olvidar el ascenso a ACB como ayudante de Martín Fariñas y también de otros entrenadores como Manolo Flores o Manel Comas en la máxima categoría con el extinto Cáceres C.B., al que también dirigió en Leb en solitario.

Para ambos técnicos, la cuestión de asumir sendas responsabilidades se basa en un argumento de plena confianza. «Son circunstancias especiales. Estoy en el club por mi trayectoria y por relaciones personales de años. Es una cuestión de confianza», recalca Ñete Bohigas.Lo mismo ocurre con Ángel Marcos, que cuenta con la complicidad del máximo responsable del club, Antonio Martínez Doblas. «Él va a ayudar en todo lo que pueda, aunque sus circunstancias personales le impidan estar presencialmente», destaca. Para compensar, otro de los hombres de confianza del consejero delegado del C.P. Cacereño, Herminio Menéndez, ya trabaja a pie de obra en el día a día de la institución futbolera.

Así, con los principales púlpitos deportivos de la capital cacereña ya ocupados, solo queda que las gradas tanto del Ciudad de Cáceres como del Príncipe Felipe se llenen de fieles que proclamen sus rezos en forma de cánticos de aliento. Será dentro de unos meses, allá por mayo de 2016, cuando se haga balance y sea el momento de renovar o no la comunión entre entrenadores, clubes y aficionados de las dos entidades con mayor masa social de la ciudad.

Hasta entonces, aquí paz y después gloria.

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