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Rafal Majka, durante la decimoséptima etapa.
Peraud pone cerco a Valverde
DECIMOSÉPTIMA ETAPA

Peraud pone cerco a Valverde

Majka consigue su segunda victoria de etapa y deja a Purito sin el maillot de la montaña

Benito Urraburu

Miércoles, 23 de julio 2014, 01:11

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La de los Pirineos es una historia cambiante a nivel deportivo, con cierta semejanza al tiempo que hace en la cumbre de Saint-Lary, también variable, que en sus 1.654 metros pasa del frío al calor con una cierta rapidez mientras va cayendo la tarde, en un paisaje verde tapado en gran parte por cientos de coches.

Esos cambios pudieron tener un efecto demoledor para Alejandro Valverde, en una etapa ganada por el polaco Rafal Majka, que observó con impotencia cómo el francés Jean François Peraud, ¿el segundo o el primer hombre del Ag2r? le metía 59 segundos y se le acercaba peligrosamente en la general.

Porque Peraud, que tiene 37 años, sí le puede hacer mucho daño en los 54 kilómetros del sábado. Ha sido campeón francés contrarreloj, además de subcampeón olímpico de mountain-bike en los Juegos Olímpicos de Pekín. También es cierto que Valverde ha sido campeón de España de la misma modalidad.

Lleva cinco años como corredor de carretera y estuvo en el equipo Orbea de mountain-bike. Peraud saltó con Nibali. Le siguió cuando el maillot amarillo se movió a cinco kilómetros de la meta.

Hubo muchas carreras, y todas distintas, en los Pirineos, con una general en la que siempre termina por ganar Nibali, que tiene a Valverde, que este miércoles perdió tiempo, a 5:26, y que sólo cuenta con 42 segundos para la crono, que son una renta muy escasa ante un especialista como Peraud. Con Pinot son 34 los segundos que maneja.

Parece preocuparle más el líder del Ag2r que el de la FDJ. Valverde tuvo problemas en la parte final de Val Louron, cuando Thibaut Pinot atacó y desató los demonios interiores del murciano, que se había quedado sin ningún compañero de equipo, puesto que Movistar decidió apostar por la etapa y lanzó por delante a Visconti, que sería segundo, Jesús Herrada y Jon Izagirre, que acabaron trabajando para Valverde en los kilómetros finales de Saint-Lary, intentando amortiguar los destrozos de Peraud. Les mandaron parar.

Nadie puede decir que Nibali tenga otras intenciones que no sean las de aumentar sus diferencias en la general para poder moverse con más comodidad en la crono, pero lo cierto es que cada vez que se mueve, Valverde lo termina pagando. Es como si no tuviese suficiente ventaja sobre él. De esa forma de correr sacaron partido Peraud y Pinot.

En un principio el trabajo de la Française des Jeux le servía a Valverde. Movistar decidió correr el riesgo de dejar sólo a su líder, de quedarse sin podio. ¿Con Herrada e Izagirre a su lado desde el primer momento hubiera cedido menos tiempo? Es posible. Ag2r tiene un anzuelo muy bueno con Bardet, joven, con muy buena pinta como corredor, pero lo cierto es que el podio del Tour se lo va a jugar con Peraud.

Los obstáculos de Valverde

Valverde tenía tres ruedas a vigilar, una vez desaparecida la de Van Garderen, y una de ellas, si aguanta en Hautacam, podría dejarle sin el segundo puesto o al menos complicárselo mucho. ¿Maniobró mal Movistar? Igual arriesgó en exceso. Si Valverde no estaba pletórico, mucho más no podían hacer por él.

En la carrera que hubo por delante, con Rafal Majka metido en ella, se jugaban la etapa y la general de la montaña, una general que se llevará el polaco que después de ser sexto en el Giro de Italia de este año -el año pasado acabó séptimo- y de reventar a Purito en el Tour.

Lo intentó todo el líder de Katusha, que trabajó mucho para anular una escapada que se formó antes del Portillón. Sumó puntos en ese puerto, en Val Louron, en el Peyresourde. Lo perdió todo en Saint-Lary, donde reventó frente a un Majka que iba guiñando el ojo a la cámara de televisión y que además se apalancó en la parte de atrás de una moto, por lo que le caería una sanción de treinta segundos en la general. ¿No había dicho que jugaban con su salud al traerle al Tour? ¡Menos mal, porque va sobrado!

Visconti, en cuanto vio al corredor de Tinkoff, se dio cuenta que allí se terminaban sus opciones. Formaban parte de una escapada multitudinaria, en la que había buenos corredores, en la que ganar era complicado, salvo para Majka.

Hemos pasado la segunda entrega de las tres que tienen los Pirineos. Cada día hay un perjudicado, un corredor que lo pasa mal. En Bagnères de Luchon fueron Van Garderen y Bardet lo que se dejaron tiempo. En Saint-Lary le tocó a Valverde. ¿Hay alguna posibilidad de que le toque a Peraud en Hautacam?

El huracán Nibali

De Nibali ni hablamos. Resultaría extraño que no volviese a atacar. Es un ciclista curtido, al que parece haberle llegado su momento, que nació cuando Bernard Thevénet conseguía su segunda victoria en el Tour en 1977 y que llegó al ciclismo cuando Miguel Indurain era el dominador de esta prueba.

Un ciclista que tiene un vídeo en Youtube en el que se ven las dos caídas que tuvo en la contrarreloj del Tour el año pasado, en Embrun, una de ellas mientras calentaba en el recorrido, y la otra a dos kilómetros de la meta que acabaron con su carrera y con su clavícula fracturada. De hecho tiene esa caída personalizada en su móvil. Se lo tomó con humor.

El Tour es una larga biografía, una película que se escribe, se rueda todos los días, una vida cambiante que pasa en un margen escaso de tiempo de la risa al llanto.

¿Y si Jean François-Peraud termina convirtiéndose en el Zoetemelk de 2014? El pelotón se mofaba de él en ciertos momentos porque rodaba de lado. Dice que sólo un corredor le respetó: «Samuel Sánchez, con el que compartí la misma marca de bicicletas, Orbea».

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