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Undécima de 'Calde', redención en NY
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Undécima de 'Calde', redención en NY

El extremeño traspasa una década en la NBA en su segundo año con unos Knicks que quieren recuperar crédito justo desde el mismo día en que el Villanovense se mide al Barcelona

Marco A. Rodríguez

Martes, 27 de octubre 2015, 07:44

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Poco o nada se parece al de hoy aquel José Calderón que hace una década viajaba desde Vitoria hasta Toronto para probar fortuna en la mejor liga del mundo. Decían de él por entonces que tenía piernas de 'negro' pues era un base explosivo que dejaba atrás a unos adversarios superados en lo físico más que por lo puramente técnico. Diez años después las cosas han cambiado. Ahora es él quien suda de lo lindo ante la pléyade de jugones que tiene la NBA en el puesto de base, probablemente -y sin probablemente- el mejor cubierto. Hoy tiene otras armas, mentales, puede que más decisivas. El extremeño asegura ser más inteligente en la pista y hace años ya que perfeccionó un tiro que le ha permitido abrirse a la posición de escolta, cuando es menester como en la selección, e incluso colarse en los libros de los recórds por su infalibilidad en los tiros libres. Además, ha crecido en conocimiento del juego porque como buen veterano no le teme ni a los infinitos recovecos del sistema de Phil Jackson, el famoso 'triángulo ofensivo' que el entrenador Derek Fisher intentó instalar con escaso éxito. Una virtud más que los Knicks han sabido apreciar y que le ha valido para escaparse al lavado de cara de una franquicia del Madison que este miércoles inicia la redención del desastre sufrido el pasado curso.

El destino ha querido que el de Villanueva de la Serena comience la 'regular season' unas tres horas y media después de que su Villanovense, del que es abonado de platino, toque el cielo ante el todopoderoso FC Barcelona. Mañana miércoles, a las 2.00 de la madrugada hora española, el equipo neoyorkino abre el telón de la competición en el Bradley Center de Milwaukee ante los Bucks con la firme intención de recuperar el crédito perdido tras la lamentable 2014/15, la peor en la historia con sus escuálidas 17 victorias. Antes del ceremonioso himno norteamericano, Calderón -que será titular- sabrá qué ha ocurrido en el Romero Cuerda, si los pupilos de Julio Cobos han hecho la machada de doblegar a Goliat. Para sanar la herida, sus Knicks no tendrán que hacer una gesta parecida, pero casi. Algunos seguidores de la Gran Manzana llegaron a acudir a los partidos del Garden con bolsas de cartón tapándoles la cabeza. Aquella foto dio la vuelta al mundo e hizo mucho daño.

Y ya que aparece el fútbol por aquí, habría que recordar que Nueva York arranca la temporada con un 'back to back', dos partidos consecutivos -el segundo el jueves en el Madison frente a Atlanta- que deben hacer poca gracia a estas alturas. Además, vuelven a jugar el sábado -Washington-, luego el lunes -San Antonio- y un largo etcétera hasta el día 12 de abril. Una locura. Un riesgo que ya hace recapacitar a las mentes pensantes de este deporte, asustadas por tanta proliferación de lesiones.

Olvidarse de Aquiles

Después del tratamiento conservador, uno de los objetivos de Calderón esta pretemporada fue probarse en lo físico con entrenamientos de más exigencia y el gran test de los cinco partidos de preparación. Por lo que se ha podido ver y sus propias palabras las molestias físicas son parte del pasado y ahora quiere mirar hacia delante. El cuerpo médico de los Knicks siguió paso a paso e in situ su recuperación en Extremadura junto a su entrenador personal Joan Tarragó. El tendón de Aquiles parece olvidado y el base vuelve a correr sin dolor. Toda una liberación.

«Me siento bien, genial. Todo lo que intento hacer es ayudar al equipo. Me siento cómodo, me puedo mover mucho mejor y sólo eso ya es un poco diferente. Cuando no puedes estar al cien por cien en la cancha en esta NBA a día de hoy es difícil hacer cualquier cosa, atacar o defender. Tienes que estar al cien por cien cada noche para poder competir. Es importante para nosotros poder ser nosotros mismos ahí fuera», comenta a la prensa neoyorkina en declaraciones recogidas por @Calderon8_Fans.

De momento, sus 17 puntos con buenos porcentajes de tiro a Boston en el último partido de pretemporada son un buen presagio. Fue el máximo anotador de los azules. El extremeño jugó cinco de esos seis choques que sirven a los técnicos para repartir minutos y analizar en quiénes depositar la confianza cuando lo importante comience. La media es de 7,8 puntos, 3,8 rebotes y otras 3,8 asistencias, aunque lo bueno vendrá la madrugada siguiente a la noche mágica del Villanovense. Nueva York ganó los cuatro primeros encuentros de octubre (Bauru brasileño, Washington, Philadelphia y Boston) y perdió los dos últimos (Hornets y de nuevo Boston) aunque el resultado de estas citas poco interesa a los técnicos, que no suelen poner sobre el parqué demasiado tiempo a las estrellas.

Así son los nuevos Knicks

Unos Knicks que han renovado el vestuario. Las expectativas eran grandes y al tiempo que el barco se hundía el pasado curso se apuntaba al verano del 2015 para el aterrizaje de un nuevo mesías, una segunda estrella que acompañara a Carmelo Anthony para conformar una binomio temible. Ese era el plan A, al menos el que se vendió. No salió y hubo que encaminarse al B, es decir, mantener a precio de oro con un nuevo supercontrato a la megaestrella e incorporar a varias piezas con menos luminosidad pero que aporten trabajo y opciones. El mejor ejemplo de ello es la llegada de Robin López, el mejor fichaje de un periplo estival en el que se esfumaron nombres propios de la liga como Marc Gasol, que acabó ampliando estancia en Memphis; o LaMarcus Aldridge, que ha reforzado y rejuvenecido a los siempre candidatos San Antonio Spurs.

Robin López es uno de los gemelos López. El otro es Brook, que tiene mejor mano y fundamentos pero no la combatividad del recalado en el Madison. De su poder intimidatorio y habilidad para el rebote saben mucho en Portland, su origen. A falta de un interior de enorme peso ofensivo, no es mala opción pues los Knicks carecían de un '5' contundente. Le acompañará en la pintura el rookie letón Kristaps Porzingis, ex del Baloncesto Sevilla y número cuatro de un último draft donde se pescó también al base Jerian Grant. Los neoyorkinos tenían múltiples opciones de adjudicarse un número más alto en la lotería que reparte a los universitarios pero tampoco tuvieron suerte.

Otro de los fichajes es Arron Afflalo, un puro anotador para el juego exterior que viene de firmar 14,5 puntos en Denver. Puede ser una pieza interesante si físicamente su estado es óptimo. Firmó Derrick Williams, ex Minnesota y Sacramento, que no ha dado en su carrera lo que se esperaba aunque su pretemporada sí ha sido muy esperanzadora (16 puntos). Vujacic, a quien no querían en la selección eslovena pero que ha trabajado bien para Phil Jackson en Lakers y conoce el triángulo. O el francés Kevin Seraphin, que viene de jugar 15 minutos en los Wizards con 6,6 puntos.

«Tenemos equipo para meternos en playoffs», decía Calderón durante su campus en Badajoz allá por junio. Cuatro meses después, prefiere ser cauto y no poner metas hasta que no vea de qué pasta están hechos los nuevos Knicks. «Después de lo que pasó el año pasado aprendes de las expectativas. Sólo son expectativas. Intentaremos competir cada noche, ir partido a partido. Cuando empiece la temporada veremos dónde podemos llegar», afirma poco antes de que el show deba continuar. Y continuará con el de Villanueva de la Serena sobre la cancha para abordar su undécima temporada en la NBA. Sólo Pau Gasol le supera. Casi nada.

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