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El banquillo español, totalmente decepcionado.
Regeneración obligada
Baloncesto

Regeneración obligada

La derrota ante Francia en los cuartos de la Copa del Mundo abre un periodo inestable e incierto en la selección española

Luismi Cámara

Jueves, 11 de septiembre 2014, 21:28

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Toca hacer balance y reflexionar sobre una Copa del Mundo a la que aún le queda lo más importante pero en la que ya no está España, la gran favorita junto a Estados Unidos para ser protagonista de la traca final, de la fiesta de cierre, y en la que se soñaba con ver la medalla de oro colgando de los cuellos de los anfitriones. Pero el brusco despertar del miércoles, tras el batacazo de la derrota en los cuartos de final ante Francia, ha abierto un periodo de inestabilidad y ha adelantado el tiempo para sentarse a analizar el pasado y comenzar a trabajar en el futuro.

Se confiaba que el éxito que podía traer la obtención del segundo Mundial, y hacerlo además en casa, cerraría la etapa más brillante de la historia del baloncesto español. Sin embargo, el fracaso (porque se puede maquillar detrás de palabras más suaves como decepción, revés o tropiezo inesperado, pero el descalabro ha sido brutal) ha obligado a replantearse todo de manera prematura y con una presión añadida. La presencia en la final abría un momento de meditar de forma sosegada la renovación de un grupo en el que el núcleo duro -Juan Carlos Navarro, Pau Gasol, José Manuel Calderón y Alfonso Reyes- superan ampliamente la treintena. La precipitada eliminación obliga a una regeneración más abrupta y radical para evitar males mayores en un deporte que no pasa precisamente por un buen momento y en el que la selección parecía un maravilloso oasis en medio del terrible desierto.

-«¡Orenga, dimisión!».

Fue el grito que el Palacio de los Deportes de Madrid coreó en el último minuto del partido ante los galos, cuando la victoria era inalcanzable. La afición convirtió al seleccionador en el centro de su ira. No sólo Juan Antonio Orenga es el culpable, pero se repiten las mismas acusaciones que recibió en el pasado Eurobasket de Eslovenia, pese al bronce alcanzado sin la presencia de algunos de los hombres más importantes para el equipo nacional. Entonces, se acusó al entrenador de falta de recursos tácticos para resolver partidos ajustados en los últimos minutos y decisiones poco apropiadas a la hora de elegir a los que debían estar sobre la pista en esos instantes decisivos. En este Mundial, España había disputado seis encuentros en los que apenas había sufrido y en los que se contaban con los dedos de una mano los minutos que había ido por detrás en el marcador. Pero, frente a un rival que había preparado muy bien el cruce y que ejecutó de forma casi perfecta el planteamiento preparado por Vincent Collet, La Roja careció de orden, de recursos y, aparentemente, de una estrategia clara.

Orenga avisó de la necesidad de estar preparados ante futuros problemas, pero cuando llegaron, pareció como si le pillaran de sorpresa y sin alternativas válidas a los procedimientos habituales. Además, en este torneo se ha discutido la mala gestión de los minutos. Se ha puesto en duda la necesidad de que hombres importantes estuvieran en pista cuando los partidos estaban ya resueltos, y que no se repartieran más entre los inquilinos de un banquillo con elementos de mucha calidad. Los problemas físicos que Pau reconoció tras el duelo de octavos ante Senegal dispararon las quejas. Felipe Reyes se mostró «disgustado» por la falta de minutos y adelantó que todo iba a ir bien mientras se mantuviera el nivel de juego y la racha victoriosa. Ahora que se ha puesto punto final de forma repentina, la buena sintonía general ha saltado en pedazos. De hecho, el capitán Juan Carlos Navarro opinó tras la derrota que habían preparado mal el partido.

Orenga no quiso hablar de su posible marcha tras la decepción. Explicó que él era «el más jodido de todos» y que era un hombre de la Federación (FEB), pero apostó por seguir «luchando y peleando».

Ningún jugador (todos abandonaron el hotel de concentración en la mañana de este jueves), ni el seleccionador, ni ningún directivo dio la cara el día después. Sí lo hará este viernes José Luis Sáez. Se espera que el presidente de la FEB haga balance del torneo completado por España y que aclare el futuro del equipo nacional y de su entrenador. Una solución que se baraja es mantener a Orenga dentro del organigrama técnico y apostar por un nuevo seleccionador para el equipo senior. Aunque es difícil que se desvele ya el nombre del sustituto, dada la habitual forma de obrar de Sáez, muy cauto en este tipo de anuncios, por lo que habría que pasar por un periodo de reflexión antes de que se cerrara definitivamente la nueva incorporación.

-El fin de una era.

Francia parece haber cerrado de la forma más triste la presencia de la generación de oro de España. Una década prodigiosa en la que La Roja se comparó con Estados Unidos sin salir trasquilada.

Este tropiezo sacará a la luz las historias negras de la autogestión de los jugadores en los torneos, de las complicadas relaciones con un Scariolo que intentaba imponer unas normas que el grupo no aceptaba, los enfados de Aíto García Reneses Pero es difícil que coincida en el tiempo tanta calidad como la que atesoran estos baloncestistas y que el compromiso alcance el nivel adquirido por ellos. Dos puntos claves han ayudado a este empeño en acudir cada verano a la llamada de la selección: la amistad que une a gran parte de la camada y la posibilidad real de poder engordar sus currículos con medallas en los grandes torneos internacionales.

Los cuatro componentes de la generación del 80 que permanecían en el equipo tienen muy complicado seguir y el reto de llegar a los Juegos de Brasil 2016 parece muy lejano para unos hombres que entonces contarían con 36 años y muchas temporadas al máximo nivel a sus espaldas.

El mayor de los Gasol reconoció que le gustaría «estar hasta los 50 con España», pero tenía claro que «no iba a poder ser». Con el contrato con los Bulls aún fresco, la franquicia de Chicago pondrá muchos problemas para que un jugador veterano como Pau no descanse en verano. Algo similar sucede con Calderón, que cambia Dallas por los mediáticos Knicks de Nueva York. Navarro, por su parte, siempre ha estado cuando el físico no le ha dicho basta pero, pese a que su valor principal es el talento puro que atesora y su carácter ganador, debe cuidar bien un chasis muy castigado tras años chocando contra muros de músculos. Queda Reyes. Felipe no dejaría nunca la selección, pero ha reconocido que ha sido su torneo «más complicado» con España y eso puede llevarle a renunciar y centrarse en sus últimos años de carrera en el Real Madrid.

-Nuevos líderes.

Ricky Rubio, Rudy Fernández y Marc Gasol. Un base, un alero y un pívot. Los tres forman el pilar en el que apoyar la España del futuro. El madridista y el poste de los Grizzlies ya cuentan con 29 años, pero deben ser los líderes los próximos años. Rudy no ha faltado a ninguna cita con la selección desde que vistió por primera vez la elástica nacional y debe tomar el sitio de Navarro, mientras que el de Memphis tendrá poder absoluto bajo los aros.

El de los Timberwolves se ha ganado también su rol principal. Es uno de los que han salido reforzados del torneo, por sus exhibiciones defensivas y por su capacidad para repartir el balón de la mejor manera y satisfacer a todas las estrellas con las que compartía la pista. Sin embargo, tiene el hándicap de que el verano que viene debe firmar un contrato multimillonario, con las consiguientes responsabilidades y obligaciones con la franquicia.

Serge Ibaka debería compartir responsabilidad con Marc en el juego interior, pero hay que ver su compromiso a partir de ahora y si los Thunder no le atan demasiado en corto.

Sergio Rodríguez y Llull también serán fundamentales en esta reconstrucción -Claver está por saber si explota definitivamente o se mantiene en ese aburrido terreno de nadie en el que se encuentra actualmente-, en la que deberán ir adquiriendo protagonismo y aguantar comparaciones jóvenes comoAbrines, Aguilar, Hernangómez o Dani Díez.

-La oportunidad perdida.

La Copa del Mundo podía haber significado un gran empujón para el baloncesto si España llega a alcanzar el objetivo deseado.

Las audiencias de televisión de los partidos de La Roja han sido altas, pero la debacle ante el vecino ha equiparado al baloncesto con el fútbol -perdiendo ese aire de equipo intocable-, con la diferencia de que el segundo domina por aplastamiento sobre el resto de deportes a la hora de despertar el interés popular. Con una Liga ACB en la que la gran mayoría de clubes pasan por penurias económicas, un mayor alcance mediático les podía haber dado un aliento más que necesario.

-La presencia en los Juegos de Río, en peligro.

España no será campeona del mundo, por lo que no conseguirá billete directo a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016. El problema es que las plazas para poder participar no están precisamente baratas. Sólo los finalistas del próximo Eurobasket (y el bronce si entre ellos se encuentra el oro mundialista) se clasificarán. Los que ocupen las cuatro siguientes plazas en el torneo continental podrán disputar un preolímpico de 12 equipos que dará el pase a tres de ellos para Brasil.

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