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El castigo de ser favoritos
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El castigo de ser favoritos

La afición española sueña con el oro y con derrotar en la final al campeón Estados Unidos.

Luismi Cámara

Viernes, 29 de junio 2018, 11:28

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«El futuro tiene muchos nombres. Para el débil es lo inalcanzable. Para el miedoso, lo desconocido. Para el valiente es la oportunidad», decía Victor Hugo. Las palabras del extraordinario escritor romántico francés bien podían ser la declaración de principios de Juan Antonio Orenga antes de la Copa del Mundo de baloncesto que comienza este sábado y en la que España ejercerá de anfitriona. El seleccionador podía haber sentenciado que su equipo está repleto de valientes que siempre han afrontado los grandes retos como ocasiones propicias para seguir ampliando la larga lista de hitos alcanzados durante la carrera de muchos de sus componentes. Porque el mérito de 'La Roja', que persigue su segundo título planetario tras el obtenido en Japón en 2006, no es la acumulación máxima de talento en un grupo tan reducido, tampoco el trabajo realizado para desarrollar esas privilegiadas condiciones, ni siquiera el compromiso con el equipo nacional de unos hombres obligados a jugar temporadas cargadas de partidos y exigidos al límite físicamente.

La auténtica virtud de estos jugadores es que nunca se han arrugado ante la responsabilidad. En cada torneo importante han correspondido a las ilusiones de los aficionados con éxitos deportivos, acompañados siempre de una imagen y un comportamiento que les ha convertido -a éstos sí- en esos personajes públicos que la sociedad busca y defiende como ejemplos a los que imitar y en los que reflejarse.

La ya veterana generación del 80 ha liderado a esta España que ha marcado una época en el baloncesto Europeo y que ha sido capaz de discutir el dominio absoluto de las sucesivas versiones del 'Dream Team' con las que se ha tenido que cruzar por el camino.

Incluso en los peores momentos, la lectura popular de la actuación de la selección se ha acercado más a lo positivo que a la crítica destructiva y poco razonada. Como hace cuatro años. Entonces, un triple mágico del serbio Teodosic, cuando el partido se dirigía hacia la prórroga, destronó de forma amarga a España en los cuartos de final del Mundial celebrado en Turquía.

La naturalidad con la que han asimilado el cartel de favoritos que se les ha colgado en los últimos campeonatos ha aumentado el valor de los logros obtenidos.

Pero las expectativas han crecido tanto que ya la medida se ha desequilibrado hasta el punto de crear unas esperanzas desproporcionadas que pueden convertir la consecución de un nuevo hito en una sensación con sabor dominante de almíbar pero con un regusto amargo de limón.

Es lo que puede pasar en el Mundial que comienza. España ha completado una prometedora preparación, con ocho victorias en otros tantos amistosos. Y el deseo de batir por fin a Estados Unidos en una hipotética final que todos anhelan -para la Federación Española de Baloncesto (FEB), organizadora del evento, un último partido entre el campeón y el anfitrión pondría el broche mágico al torneo-, ha hecho que se le cuelgue un favoritismo que más parece un castigo heredado de las circunstancias que han rodeado al campeonato que la consecuencia lógica a la trayectoria previa de los de Orenga.

A pesar de que todos los miembros de 'La Roja' confían ciegamente en sus posibilidades y no descartan repetir el oro de Japón -ante Mike Krzyzewski y sus pupilos o ante el rival que se tercie-, no hay que olvidar que son los estadounidenses los que se han colgado el oro en los dos últimos Juegos Olímpicos y en el pasado Mundial. Pese a las más que recordadas bajas de estrellas como LeBron James, Carmelo Anthony, Kobe Bryant, Kevin Love, Blake Griffin y la más reciente de Kevin Durant, la NBA presenta un 'roster' de una calidad inigualable en su línea exterior, en la que destacan Derrick Rose, Kyrie Irving, Stephen Curry, James Harden.

Y, aunque no se discute que el juego interior de la selección española (con los Gasol, Ibaka y Felipe Reyes) es el mejor de los presentes en la Copa del Mundo, a los Anthony Davis, Kenneth Faried, Andre Drummond o Rudy Gay tampoco les falta clase, en algunos casos, ni músculo en otros.

Además, no parece demasiado inteligente centrarse en una posible final cuando aún la Copa del Mundo no ha lanzado su primer balón al aire y cuando restan más de dos semanas hasta que llegue el partido decisivo.

Grupo de la muerte

El camino entre estos dos momentos está repleto de piedras y hay aspirantes a romper las apuestas previas, de los que se habla lo justo, y que confían en convertirse en protagonistas principales.

Orenga y los suyos, de momento, deberán superar el 'grupo de la muerte', en donde se verán las caras, además de con las menores Egipto e Irán, con Brasil, Francia y Serbia.

El equipo sudamericano se presenta con la plantilla con más talento de su historia. Anderson Varejao, Nenê Hilário y Tiago Splitter impresionan bajo los aros, mientras que Leandrinho Barbosa, Marcelinho Huertas o Raulzinho Neto aportan imaginación en la dirección de juego.

Los galos son los vigentes campeones de Europa. Sin Toni Parker han perdido a su líder, su mejor anotador y la más temible de sus armas. La ausencia de Joakim Noah ya es habitual. Eso sí cuentan con Boris Diaw y Nicolas Batum para seguir siendo importantes.

Los serbios, por su parte, aspiran a repetir el buen papel de 2010. Tienen buenos mimbres y al carismático y exigente Aleksandar Djordjevic al mando.

En el Grupo B, no hay que perder de vista a Argentina -que, sin Ginóbili, tirará de los veteranos Scola, Nocioni y Prigioni para mantenerse entre los mejores-; Grecia -con un buen grupo que sabe competir-; Croacia -con hombres importantes pero que han pecado últimamente de una preocupante apatía-; y Puerto Rico -siempre presente y dirigida por el español Paco Olmos-. Son los más que posibles rivales de 'La Roja' en los cruces.

Por el otro lado del cuadro, además de 'Coach K' y su pléyade de estrellas, Lituania puede ser el otro gran dominador, pese a que ha perdido a última hora a su base titular Mantas Kalnietis. Turquía (que suele perder aire cuando se aleja de su país), la Eslovenia de Goran Dragic, el prometedor equipo australiano, e incluso, Gustavo Ayón y su México suenan como posibles alternativas.

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