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Frera, Juanjo, Osuna y Sule Vadillo en el 3x3 de la FExB celebrado en Mérida hace un año. :: CEDIDA
El otro equipo del alcalde

El otro equipo del alcalde

Suele jugar los fines de semana en las pistas de La Corchera con sus amigos del CP Bosco, vigente campeón de la Liga Diputación

F. G.

Viernes, 30 de diciembre 2016, 07:17

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Frera, Juanjo, Nico, Caro, José o Sule le avisan por el grupo de wasap cada semana. «Pero es que ahora tengo menos tiempo que nunca», les repite como un mantra Antonio Rodríguez Osuna (Mérida, 1975). El alcalde de Mérida, cuando su agenda oficial está más blanca que garabateada, es 'casi' un fijo en las pistas de baloncesto de La Corchera, en los márgenes del Albarregas, donde se reúnen cada fin de semana para, bien entrenar, bien echar el rato, algunos integrantes del CP Bosco-Salesianos, vigente campeón de la Liga Diputación de Badajoz.

«Yo empecé jugando al futbito en el colegio. pero es que no era muy ágil. Así que me puse a jugar al baloncesto». Y desde bien jovencito, tira de recuerdos Osuna. Paco Parodi, uno de esos nombres propios de la historia del baloncesto emeritense, se montó un equipo para la entonces Liga local, y en ese Lusitania de camiseta amarilla con franjas negras empezó a manejarse el alcalde de Mérida. Es más: en el tránsito del colegio al instituto incluso participó, junto a su amigo Juanjo, en las pruebas de acceso al Ramiro de Maeztu, hogar de la cantera del Estudiantes. «Sí, echamos una pachanga y. no nos cogieron, claro está. Fue más una aventura, por ver y probar, que una oportunidad en sí. A pesar de lo alto que era para esa edad, en mi posición había niños que medían muchísimo más que yo».

Su posición natural, y lógica, es la de pívot. Aunque también suele/puede jugar de 'cuatro'. «Por el peso y el tamaño que tengo. Con mi cuerpo, debajo del aro, en la pintura, suelo empujar bien. Lo que pasa que, ahora, los chicos jóvenes te vienen midiendo de 1'90 para arriba, y.». En su época era de Patrick Ewin y Michael Jordan, «y ahora soy más de LeBron. Lo clásico».

Su trayectoria prosiguió en el Universitario Extremadura, mientras cursaba Magisterio por la rama de Educación Física en Badajoz. Pero se vio forzado a dejarlo en primero de carrera, «porque sufrí hasta cuatro esguinces seguidos, y tuve que parar unos tres años. Estaba estudiando Educación Física, así que tenía que hacer deporte con mucho cuidado, con una rodillera con prótesis». Tras licenciarse continuó jugando, lo que su lesión le dejó, por las calles, en plan amateur, como en el 3x3 que organizó la Federación Extremeña de Baloncesto hace justo un año en la Plaza de España. «Con los de siempre».

Y ahí sigue hoy, en la descolorida y pálida pintura de las pistas de barrio al aire libre, con esos de «siempre». «Todos los que jugamos al baloncesto por afición aquí en Mérida nos conocemos. Todos. Y desde hace mucho tiempo. Después del fútbol, el baloncesto es uno de los deportes más practicados en la ciudad, junto al pádel y la natación».

Y a un aficionado al basket como usted, ¿qué le parece que Mérida no tenga equipo semiprofesional desde hace, al menos, unos cinco años?

Sería muy importante para Mérida tener un equipo en una Liga FEB, pero la profesionalización del deporte obliga a tener mucho dinero o a contar con patrocinadores fuertes. Y eso, a día de hoy. Pero en la ciudad se están haciendo esfuerzos importantes con el baloncesto. Por ejemplo, hemos llegado a un acuerdo con la AB Mérida para que ellos puedan llevar las Escuelas Municipales a cambio de que se beneficien de las instalaciones. Y colaboramos en lo que podemos también con la AB Lusitania y el CP Bosco.

Y mientras esa cantera trabaja, despacito y sin prisas, para volver a estampar el nombre de la ciudad en una Liga EBA o LEB, Rodríguez Osuna se desahoga sudando baloncesto. Todo lo contrario que al fútbol, con el que sí se desfoga asistiendo. Tanto al Romano como al Vicente Calderón. Este año cumple su vigésima temporada como abonado del Mérida, e intenta, «siempre que no viene una representación política del otro equipo», verlo en un palco de Tribuna que tiene alquilado junto a sus amigos. «Yo veo al equipo con opciones de jugar el playoff, en serio. Ya subir es más complicado. Pero desde que lo ha cogido Eloy (Jiménez), el equipo ahora no encaja goles ni pierde partidos tan fácilmente como antes. El otro día le ponía (a Eloy) el ejemplo de aquel equipo de (Sergio) Kresic: sabes que no vas a ver un espectáculo puro, pero sí a un grupo compacto que gana partidos, que al menos no pierde. Y eso, en esta Segunda B tan competida, es fundamental para poder aspirar a subir. Yo al equipo, de un tiempo a esta parte, lo veo más unido. Creo que ya está hecho».

Y entonces, en esa retahíla de opiniones que se cruzan en la conversación, Osuna fusiona los recuerdos de sus dos colores. «Hay un jugador, para mí, que marca la diferencia en este Mérida, que es Yacine. Me recuerda un montón a Vieri: tiene su figura, cómo para, cómo se gira, qué influencia tiene en el juego de ataque del equipo. Me recuerda en todo al italiano».

¿Y por qué es del Atleti?

Pues porque un tío carnal de mi madre, de la parte de los Osuna, jugó en aquel mítico equipo de balonmano del Atlético de Madrid, el que llegó a pelear por Copas de Europa en la década de los ochenta. Y nos regaló a mis primos y a mí, con cinco años que teníamos, un traje del Atleti. Y cuando empezamos a tener conocimiento, nos vimos todos en la foto con aquellas equipaciones, y todos los primos que salimos ahí somos a día de hoy del Atleti. Ya ves, un día te regalan un traje y te haces del Atleti para toda la vida.

Tanto que, por ejemplo, no se perdió lo de Milán. Y siempre que esa agenda consistorial lo deja, se acerca a la Liga y a la Champions. «Soy socio no abonado y pertenezco también a la Peña Atlética de Mérida. Quiero hacerme socio abonado ahora en el Metropolitano. Este año, por ejemplo, he ido ya a varios partidos de Liga y tengo las entradas para el Bayer Leverkusen de marzo. Ahí, en el Calderón y en el Romano, es donde paso mis ratos de afición».

Y, claro está, sudando en las pistas de baloncesto de La Corchera. «Me encanta, lo disfruto. pero cuando el tiempo me lo permite. A veces mis amigos me echan la bronca porque no voy, pero es que no puedo, en serio. Desde que soy alcalde.». Ahora, en estas fiestas, ya se ha guardado en la agenda de alcaldía un par de días en blanco para pegarse en la pintura.

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