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Llull y Sergio Rodríguez.
España sobrevive con agonía
EUROBASKET

España sobrevive con agonía

Al ritmo del ‘Chacho’ la selección encuentra equilibrio, pero sigue con dudas y un bajón en el último cuarto a punto está de arruinar el Eurobasket y los Juegos

Amador Gómez

Jueves, 10 de septiembre 2015, 01:41

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En un duelo a todo o nada, España sobrevivió con agonía, en un partido de infarto que no se decidió hasta el último tiro libre, el que pudo llevar a Alemania a la prórroga pero falló Schröder a falta de cuatro segundos para el final, el primero errado por los germanos en todo el encuentro. Fue un cara o cruz después de una falta de Pau Ribas a Schröder sancionada con tres tiros, y esta vez la suerte sonrió a la selección española, que aunque mereció ganar estuvo a punto de echar todo por tierra y firmar otro fracaso histórico que podía haberla dejado ya incluso fuera de los Juegos Olímpicos a las primeras de cambio. Porque España, aunque se puso seria cuando se vio al borde del abismo, obligada a ganar el choque decisivo contra Alemania, desperdició nada menos que una ventaja de 13 puntos (50-63) al inicio de un último cuarto en el que volvieron a aparecer las dudas, el cansancio, la mala defensa y el desacierto ofensivo.

El primer objetivo, el mínimo, se ha cumplido, y España jugará el sábado el cruce de octavos, pero lo peor es que aparece Grecia en el horizonte y, tal y como va de justa la selección de Sergio Scariolo y las diferentes caras que ofrece a lo largo de los partidos, no es para tener buenas sensaciones, como no las tiene el equipo. Al menos, en un duelo vital contra la anfitriona del grupo, España sacó de nuevo a relucir el orgullo y el carácter y la gran defensa, hasta el parcial definitivo que pudo arruinar el Eurobasket y los Juegos, y también apareció el equilibrio entre el juego interior y el añorado exterior. Al ritmo del Chacho Rodríguez, que firmó una actuación genial con 19 puntos, tres asistencias y tres rebotes en 23 minutos y medio, España jugó, como era previsible, con mucha concentración y cabeza durante media hora, pero entonces se le fundieron los plomos a la selección, hubo un bajón atrás y permitió que Alemania no sólo se metiese de nuevo en el partido. Así, más por deméritos propios, generó Alemania auténtico temor y ansiedad en el equipo de Scariolo, agarrado a un trío estelar formado por Sergio Rodríguez, un Pau Ribas enorme que no deja de crecer y el siempre poderoso Pau Gasol.

En esta ocasión sólo fueron 16 puntos del pívot de los Bulls, aparte de 11 rebotes, pero España mejoró en el tiro exterior y el mayor de los Gasol ya no se encontró tan solo como en partidos anteriores. Los cuatro pívots -Reyes no jugó ni un cuarto de hora- consiguieron 31 puntos, y en triples, lo que ya se echaba muy en falta en esta selección, nada menos que 21, con un 33% de acierto. Ello permitió que, tras una primera parte muy igualada en la que España defendió a un alto nivel, la selección impusiese su superioridad, pese a un Schröder cuyas penetraciones y bandejas evitaron que se escapase más allá de los seis puntos (35-41), al filo del descanso. Por lo menos se veía otro talante en España, el de la reivindicación, el carácter, el orgullo, la intensidad y el descaro, encabezado por un Pau Ribas que parece que lleva toda la vida jugando con esta selección y ofreció otra vez lanzamiento lejano, defensa y robo. Ese tiro exterior es lo que le faltó a Sergio Llull, y a España, hasta que el escolta balear despertó en un tercer cuarto en el que España ya empezó a dar muestras de precipitación. Uno de los peores enemigos en vez de controlar e ir minando con paciencia la moral del rival.

España rompió a Alemania en ese tercer cuarto, con su defensa y la dirección del Chacho y la defensa que anuló al ya muy veterano Nowitkzi -que se despidió de su selección con 37 años- aunque no pudo impedir que Schröder hiciese de las suyas en los uno contra uno con su velocidad y sus bandejas. Ahí, gracias al desparbajo y el esfuerzo defensivo de Pau Ribas robando balones incluso a la gran estrella de Alemania, España tomó una ventaja considerable que hacía presagiar un final de partido relativamente cómodo. Ya era una muy buena noticia que en la primera parte hubiese mayor equilibrio por dentro y por fuera (18 puntos de los interiores y 12 de los exteriores), pese a que Llull estaba negado (0 de 5 en triples) y a que Rudy, pese a su interés por defender, se le nota muy tocado de la espalda. El Chacho se fue al descanso con 11 puntos y en el tercer cuarto ya sumaba 16 sin fallar una sola canasta. En la zona, Pau también, como siempre, era una garantía: 10 puntos en la primera parte y siete rebotes en 17 minutos.

Sin embargo, el encuentro que también pintaba tomó un cariz muy diferente cuando España comenzó a mostrar cansancio físico y mental. Cuando Alemania le endosó un parcial de 14-5 (de52-65 y 66-70) provocado por el tan habitual atasco ofensivo español y el bajón defensivo. Alemania pudo ponerse ya antes a un solo punto si no lo hubiese evitado un triple fallado por Schröder y el que sí acertó Sergio Rodríguez a falta de 1:47 para el final que puso a España siete arriba (66-73). Quedaban menos de dos minutos, pero con la defensa ya sin fuelle España encajó dos triples consecutivos y a 22 segundos del final el marcado era de 72-73. Después de ir Llull y Schröder a la línea de personales y no fallar, llegó el momento fatídico para el explosivo base de Alemania, que hasta ese momento llevaba 7 de 7 desde la línea de personales, lanzó al hierro, no apareció el palmeo salvador, y España entró en octavos, donde se medirá a la selección de Polonia el sábado en Lille. Así se evitó la prórroga, más sufrimiento de esta desconcertante España, y quién sabe si también otro fiasco descomunal en una primera fase en la que no ha convencido, aunque esté acostumbrada a reivindicarse cuando se ve en el precipicio y a callar bocas.

Fue un cara o cruz después de una decisión polémica de los árbitros y, esta vez la suerte sonrió a la selección española, que aunque mereció ganar estuvo a punto de echar todo por tierra y firmar otro fracaso histórico que podía haberla dejado ya incluso sin pasaporte olímpico. Porque España, aunque se puso seria cuando se vio al borde del abismo antes de empezar el choque decisivo contra Alemania, desperdició nada menos que una ventaja de 13 puntos (50-63) al inicio de un último cuarto en el que volvieron a aparecer las dudas, la mala defensa y el desacierto ofensivo.

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