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Dolores Valcárcel, en el plató del programa. :: canal cocina
La abuela que tutea a Arzak

La abuela que tutea a Arzak

Dolores Valcárcel, una confitera de 65 años que se codea con los grandes chefs, debuta en televisión con 'La Abuela Lolita', el nuevo programa de Canal Cocina. «¡Yo pongo raciones grandes!»

MIGUEL ÁNGEL ALFONSO

Miércoles, 31 de agosto 2016, 09:09

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En el Congreso Nacional de Cocina de Autor de Vitoria comparten mesa dos de los mejores chefs del mundo, Ferrán Adriá y Juan Mari Arzak. A su lado también se sienta otra gran cocinera, aunque con menos estrellas. Se trata de Dolores Valcárcel (Sarria, Lugo), una confitera de 65 años cuya experiencia en los fogones se basa en su trabajo en un pequeño hotel de un pueblo gallego y en alimentar a su familia desde que era adolescente.

«Lolita lo borda», le dice Arzak a Adriá. Galardones a parte, ambos respetan a esa entrañable abuela que se sienta a su lado porque saben que las recetas tradicionales son los cimientos de la vanguardia que practican. Por piropos así ella decidió dar el salto a la televisión. Y la cita será mañana. Valcárcel debuta en la pequeña pantalla con 'La Abuela Lolita', el nuevo programa de Canal Cocina que se emitirá de lunes a viernes a las 11.30, las 14.30 y las 19.30 horas.

Las esferificaciones, el nitrógeno líquido y otras virguerías de los fogones modernos dejarán paso al guiso de choco, a las milhojas de nata y a los callos a la gallega, «mi plato estrella», admite Valcárcel. El objetivo del canal al ficharla es rendir tributo a la cocina de toda la vida, esa que siempre tiene un hueco en nuestra memoria gastronómica cuando nos vamos haciendo mayores.

«He sido muy fan de programas como 'Masterchef', así que un día le dije a mi marido que creía que era capaz de hacer lo que hacen en Canal Cocina», explica ella. Pero no se quedó solo en eso, en creer. Decidió ponerse manos a la obra con un cómplice algo más joven. «Este invierno le pedí a mi nieto Eloy, de 28 años, que me ayudara a mandarles un vídeo y un currículum... ¡ Y nos contestaron al momento! ¡Menuda ilusión!», desvela todavía con la sonrisa en la cara.

Lo que busca esta mujer con edad de estar jubilada no es ni la fama ni el reconocimiento. Solo quiere que los jóvenes aprendan las recetas clásicas como ella las aprendió de su abuela, la persona con la que se crió porque sus padres dedicaban muchas horas al matadero que regentaban. «Ella quería que yo fuera al cole, pero yo quería ser cocinera. Y así fue», subraya.

Sin miedo escénico

Durante cinco años, Valcárcel estuvo al frente de los fogones del Hotel Villa de Sarria, un punto clave del Camino de Santiago. Pronto empezó a coger fama debido a la introducción de técnicas autodidactas que hasta entonces no se habían visto en la región, fruto de los congresos a los que asistía y dónde forjó amistad con Arzak. «Yo intenté que mi cocina fuera un puente entre la de Juan Mari y la de siempre. Quería hacer algo distinto, ¡pero con raciones grandes! No tan pequeñas como las que ponen ellos», bromea. Luego, abrió la Confitería Lolita, donde hay que ir a buscarla ahora.

Pero una cosa es trabajar en la intimidad del hogar o del negocio propio y otra bien distinta enfrentarse por primera vez a los focos. «Cocinar en televisión no es como me había imaginado, jajaja. No sabía que tenía que llevar un pinganillo ni que había un montón de gente a mi alrededor», reconoce. La impresión le duró poco: «Soy muy abierta y le cojo cariño rápido a la gente, no tuve miedo escénico. Lo peor fue el tiempo que tenía para hacer los platos. Siempre me estaban diciendo: 'Lolita, ¡qué vamos muy retrasados!'». También solventó el problema en un pispás: «El primer día grabamos cinco programas. La gente estaba asombrada porque no es lo habitual, hasta las estrellas Michelin tardan más», presume orgullosa.

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