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Detenciones en bikini

Detenciones en bikini

La culpa es de las series de verano

MIKEL LABASTIDA

Domingo, 24 de julio 2016, 11:10

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¿Alguien se imagina a los detectives de 'NYPD Blue' buscando criminales por Nueva York en tanga, bikini o bañador para combatir las altas temperaturas del verano? O a los forenses de 'CSI' y a los agentes de 'Mentes Criminales' y 'Ley y orden', bien bronceados, persiguiendo malhechores con poca ropa. A algunos nos costaría sobreponernos tras contemplar a Grissom o a Jason Gideon en semejante tesitura. Perderían la credibilidad y el respeto que entre los seriéfilos se les tiene. O se les tenía, puesto que ya no patrullan en la tele (por diferentes razones, que no vienen ahora al caso).

Lo de la credibilidad y la solemnidad es algo que en las series de verano importa menos. Existen otros objetivos más allá de resultar serios y verosímiles. Si no, al creador de 'Acapulco Heat' no le hubiesen dejado pisar ni el vestíbulo del canal en que se emitió durante dos temporadas. El propósito no era reinventar la ficción, sino otro más banal: calentar al espectador. Y con detectives tipo Colombo o Jessica Fletcher era más complicado.

Una vez el fin estuvo claro, solo había que encontrar una excusa. Y a Max A. Keller & Micheline H. Keller, promotores del invento, se les ocurrió un argumento de lo más estrambótico, que dio de sí durante 48 episodios. Que se dice pronto. Idearon una organización secreta que luchaba contra el crimen llamada HEAT. El centro neurálgico se ocultaba en las instalaciones de un lujoso hotel situado en Acapulco, en el que sus miembros se hacían pasar por un equipo de fotógrafos y sus modelos, una tapadera que les permitía investigar casos sin levantar sospechas.

En este cuerpo policial, por supuesto, más que la pericia y un currículum sobresaliente primaba tener una silueta de escándalo para poder mantener a salvo la falsa identidad. A quien le sobraba o faltaba un kilo no podía formar parte de este comando. Gajes de llevar un uniforme tan singular.

Por ello como líder colocaron a Catherine Oxenberg, actriz que en los noventa alcanzó cierta celebridad por este título y, sobre todo, por 'Dinastía', donde interpretó a una hija secreta de Blake Carrington. En el culebrón petrolífero emparentaba con un príncipe de Moldavia y aquí daba vida a una aristócrata británica. De casta le venía al galgo. Al fin y al cabo Oxenberg en la vida real desciende de zares y emperadores, al ser hija de la princesa Isabel Karadordevic de Yugoslavia, emparentada incluso con el duque Felipe de Edimburgo y la Reina Sofía. Pero a ella le dio por la interpretación y en 'Acapulco Heat' explotó todas sus posibilidades.

Lucir palmito

No solo ellas lucían palmito. En lo de perseguir y detener criminales en ropa de baño ha habido siempre paridad. Las series de verano lo mismo les ponen en bikini a las agentes que sin camiseta y con pantalón corto a ellos. Una exladrona y un campeón de artes marciales integraban también el clan.

Ser detective en una serie de verano es muy duro. Los de 'Medias de seda' bien lo saben. Ellos eran policías en Palm Beach, en Florida, y estaban especializados en crímenes pasionales en los que el sexo tuviese gran relevancia. Huelga decir cómo debían llevar a cabo algunas investigaciones. Esta profesión exige muchos sacrificios y a veces para encontrar a los culpables hay que meterse a fondo en el caso. A Chris Lorenzo y Rita Lee Lance, los protagonistas, les tocaba frecuentar playas, clubes de streaptease y algunos tugurios de mala muerte.

En 'Marea Alta', título que se extendió a lo largo de 70 capítulos, dos hermanos aficionados al surf ayudaban a la policía a investigar algunos sucesos. Mientras uno de ellos era responsable y centrado, el otro se despistaba fácilmente con las fiestas y las chicas. En lo que coincidían ambos era en desabrocharse la camisa a la mínima de cambio, no vaya a ser que en algún episodio no se les viese lo suficiente el pecho.

Es curioso, por otra parte, cómo en las series veraniegas ser surfista está considerado casi, casi, una profesión con la que ganarse la vida sin ningún tipo de problema. Por estos lares lo iban a tener más complicado.

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