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Pase de pecho de Cayetano al primero de su lote de ayer en San Sebastián. :: efe
Otra corrida interminable

Otra corrida interminable

Un buen toro de José Vázquez y tres más sin segundas intenciones ni mayor interés fue el balance de la tercera de la feria donostiarra Casi dos horas y media en Illumbe. Una oreja Cayetano y, en versión mediática, otra Ponce

BARQUERITO

SAN SEBASTIÁN.

Martes, 15 de agosto 2017, 10:31

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Tal día hizo un año. 14 de agosto. Illumbe abarrotada. José Tomás y El Juli, toros de Garcigrande y Domingo Hernández, y con dos despuntados de Bohórquez, Pablo Hermoso de Mendoza. Pablo y parte de su cuadra, únicos supervivientes en su primer aniversario de aquel cartel a cuyo reclamo se vendió entero el abono de Semana Grande. Fue una gran fiesta.

No serían más de mil los que estuvieron en la plaza entonces y repitieron ayer. A reclamo bien distinto, y en ambiente todavía más dispar. Nada que ver los subrayados del soberano público de hace un año con los de esta fecha casi de tregua, penúltima de abono, y no la mejor de las tres vividas y vistas. Fue un espectáculo más pobre de lo que pareció, y no pareció gran cosa. Y, sobre todo, resultó interminable. Las transiciones entre toro y toro se demoran lo indecible. Mulilleros a cámara lenta, areneros incansables, el de la cartela que asoma después del barrido, el pintor de rayas. Tiempos y más tiempos muertos.

FICHA DEL FESTEJO

  • uToros Dos toros despuntados para rejones -1º y 4º- de Ángel Sánchez y Sánchez, y cuatro en puntas -2º, 3º, 5º y 6º- de José Vázquez.

  • uToreros Pablo Hermoso de Mendoza, silencio y saludos. Enrique Ponce, vuelta tras un aviso y oreja tras un aviso. Cayetano, una oreja y silencio.

  • uPlaza 3ª de Semana Grande. Cerrado el párpado de la cúpula, ambiente sofocante. 6.000 almas. Dos horas y veinticinco minutos de función.

Dos trasteos sin mayor razón maratonianos de Ponce, castigados uno y otro con sendos avisos. La terca y hasta candorosa voluntad de Cayetano en dos firmes porfías de sentido, rumbo y logros diversos. Y Pablo Hermoso en son menor. Casi dos horas y media en la plaza. La corrida del domingo, la del brillante debut de la ganadería de El Parralejo con una corrida cuatreña y la de las prestaciones tan emotivas de los dos hermanos Adame, había dejado un grato sabor de boca. Ganas de seguir la pista a El Parralejo y a los dos Adames, al hecho y al que antes o después terminará de hacerse. De esta otra quedará vago recuerdo.

Pablo Hermoso ha perdido el favor incondicional de sus muchos partidarios y seguidores y el efecto es indisimulable. No se siente estimulado. Contados golpes de sorpresa, excelentes pero también contados galopes de costado, una pirueta pero solamente una, una descolgada de teléfono, un raro ramo de banderillas cortas en la segunda baza reunidas a la velocidad de la luz. Pero también un desarme en el primer rejón de castigo al cuarto, y otro de castigo también muy en los bajos del primero de corrida. Los dos toros despuntados de Ángel Sánchez salieron buenos y alegres, resistieron sin duelo, se emplearon pronto encelados con los caballos. Más calidad el primero de la tarde; más temperamento el cuarto.

En tarde de vender humo, Ponce se tomó la libertad de pegarse una vuelta al ruedo tras una faena, en su primer toro, más de tentadero que otra cosa. De ir tapando al toro la salida sin estirarse nunca con él. No se rajó el toro, pero no paró de soltarse aunque tomara engaño, cuando lo tomaba, con dulce son. Hubo que recorrer mucha plaza, y muchos toques por fuera. Y hasta hubo un desarme que fue un desaire. Y dos circulares cosidos que el toro tomó como domado.

En el quinto de corrida, mansito y claudicante, venido abajo sin haber estado nunca arriba, Ponce logró arrancar de una mayoría condescendiente una oreja que vino a recompensar una especie de medio arrimón final en tablas a toro rendido. Trajín cargante sembrado de pausas. El aviso sonó antes de la igualada.

El aire de Cayetano fue otra cosa: el descaro en los cites, el ajuste en las reuniones, el mismo encaje. Y otra manera de estar. Consigo mismo y no pendiente de la galería. De otra manera, podría hasta hablarse de una versión nueva de las llamadas corridas mediáticas. Solo que quien no ejerció de mediático fue justamente Cayetano. A sus manos vino a parar el mejor con diferencia de los cuatro toros en puntas con que también se estrenaba en Illumbe José Vázquez, el único ganadero gallego de bravo de la Unión de Criadores, afincado en Colmenar Viejo. Con el hierro histórico y hasta legendario de Aleas, pero en encaste muy diferente.

Igual que El Parralejo, también procede de Jandilla esta nueva versión de Aleas, y eso lo dejaron claro las hechuras, el remate, la cara y el galope del toro de mejor nota, que romaneó en la segunda vara, atacó con ganas en banderillas y embistió a ritmo bueno. Muy en el sitio Cayetano, puesto y derecho, rígido el brazo del engaño salvo en los remates de pecho o en el toreo de castigo, o en los molinetes improvisados de remate. Natural la compostura. Notable la apertura de faena: ayudados por alto de sello Ordóñez cosidos con cambios de mano y el broche de pecho. No sin pequeños apagones, se sostuvo la faena. Una estocada al encuentro algo caída.

Dos porrazos o trastazos brutales contra otros tantos burladeros dejaron grogui al sexto de corrida, que estaba tan bien hecho como el tercero. Y hasta apuntó parecido son. Solo que no dejó de tambalearse y casi claudicar , porque no dejó de emplearse tampoco. Cayetano se descalzó casi al principio de una faena que ni se adivinaba posible ni llegó a tomar cuerpo. En cuanto venia obligado, se abría de manos el toro. Y así es imposible.

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