Borrar
¿Qué ha pasado hoy, 27 de marzo, en Extremadura?
Cayetano en la faena a su segundo, ayer en Sevilla. :: efe
Un gran arrebato de Cayetano

Un gran arrebato de Cayetano

El menor de los Rivera Ordóñez brilla en la despedida de Francisco de Sevilla

BARQUERITO

Martes, 2 de mayo 2017, 09:27

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

sevilla. Armada, pero terciada y desigual, la corrida de Daniel Ruiz fue de pobre escaparate. Los tres primeros no dieron en hechuras los mínimos del toro de Sevilla. Ni cuajo ni trapío. El segundo, que por la mano izquierda acusó resabios y se vino al bulto, se rajó a las primeras de cambio. El tercero, lesionado tal vez en una costalada antes de varas, claudicante, buscó las tablas también, pero no tanto, y más que embestir agonizó de pie. El primero, en fin, salió tocado de un volatín de los que rompen a los toros, pero galopó en banderillas. Un espejismo: noble, se tuvo mal y apenas, muy justitas las fuerzas.

FICHA DEL FESTEJO

  • uToros. Seis toros de Daniel Ruiz.

  • uToreros. Rivera Ordóñez 'Paquirri', que se despidió de Sevilla, ovación y una oreja. 'El Juli', saludos y silencio. Cayetano, silencio y una oreja.

  • uPlaza. Sevilla, 8ª de abono. Primaveral. Lleno, 10.400 almas.

Los dos hermanos Rivera esperaron a porta gayola a sus primeros de lote y libraron de rodillas la larga cambiada de precepto. El tercero destocó a Cayetano en la reunión, ajustadísima. En pie, Francisco lanceó airosamente, buenos brazos, buen compás. En el recibo, los lances de Cayetano, lineales y bruscos, pecaron por exceso. Del quinto de ellos salió el toro rodado. También el galopito inicial del segundo fue equívoco. El Juli lo sujetó con lances templados, pero del que cerraba la serie salió el toro suelto y huido. Con media verónica singular -por ser el único lance de lidia en ese punto, y por su belleza formal- dejó en suerte al toro para la primera vara. Tras ella El Juli quitó por chicuelinas, tres, salerosas y apretadas, abrochó con media buena y, sobre el mismo viaje de salida de la media lanceó por delante para volver a dejar en suerte al toro. Muy bonito. Cayetano, primera salida, quitó por verónicas encajadas y discretas. José María Soler le puso al toro de El Juli un par de gran calibre: por la manera de llegar, por la reunión y la puntería, y sobre todo por la manera de salir. Una versión del canon rehiletero de Julio Pérez 'Vito'.

En los medios Francisco toreó con asiento sencillo el primero, que fue toro noble, pero mirón, desganado y derrengadito, y lo mató al segundo intento de estocada desprendida. Antes, había cumplido con facilidad y gusto un tercio de banderillas bien celebrado. Cayetano hizo caso omiso de los gritos de gresca con que desde el tendido 8 -el sol justiciera de la Maestranza- se reclamó en vano la devolución del inválido tercero y lo tumbó de un bajonazo.

A cargo de El Juli y con el rajado segundo corrieron los momentos mejores de la primera mitad: sacarse al toro de la puerta de toriles, donde estaba, hasta los medios y buscarle ahí el cómo para sujetarlo con toques de suma habilidad, pero solo por la mano derecha. Tenaz trabajo, pero descolgado de hombros El Juli, que solo se enfadó en una tanda final de romperse con el toro. La música dio realce a la faena. Cuando concluyó la melodía del solo de trompeta de Dávila Miura, concluyó El Juli. Un pinchazo hondo, casi media, el toro en tablas no descubrió y se defendió, un descabello.

Cundía el desánimo. Abarrotada la Maestranza. Un par de peleas en sol. Gente agolpada en la bocana de un tendido no dejó de entrar hasta el arrastre del tercer toro. Cambió el decorado: mucho mejor hecho que los tres primeros, el cuarto, cuajadito y armónico, fue toro particularmente codicioso, pronto y repetidor. Embestidas humilladas y descolgadas. Por la mano izquierda no llegó a verse. Por la derecha, sí, y mucho. Francisco Rivera se acopló por esa mano. Faena de buena colocación, suelto el brazo y largo el trazo, el toro en la mano justamente. Una estocada. Y la oreja del toro de su adiós a Sevilla. Hace veintidós años, en la tarde de su alternativa y en la de repetición solo dos o tres días después. Francisco dio en Sevilla el paso mayor de su carrera con dos toros muy bravos: uno de Torrestrella y otro tremendo de Sánchez de Ybargüen. Y hasta hoy.

El quinto, colorado y talludo, levantado, casi 600 kilos, era, por lámina y hechuras, de los que no fallan en la ganadería de Daniel Ruiz. Este salió rana. Las manos por delante, blandura y genio en el caballo de pica, tan brusco que le quitó de las manos el capote a El Juli en un lance de brega, trallazos y más trallazos en la muleta. Nada que rascar. El Juli enterró una buena estocada al segundo viaje.

Bramó mucho el sexto, anovillado. Fue, después del cuarto, el de mejor condición de la corrida. Cayetano metió mentón y riñones en unos lances esdrújulos de recibo. Descalzo, redondeó un quite muy valeroso, abierto con la larga cambiada de pie, del repertorio de Antonio Ordóñez, y cosido con gaoneras muy ajustadas abrochadas con revolera y brionesa. Ahí se encendió el final de corrida. Iván García y Alberto Zayas banderillearon a modo. Luego, Cayetano sacó a Francisco a las rayas para brindarle el toro. Los dos hermanos se fundieron en un abrazo tan largo y estrecho que la gente batió las palmas con fuerza. Y, al cabo, una faena vibrante y emotiva. Rompió el fuego el alarde de una tanda de rodillas y por alto sacada con tenazas porque el toro se resistía a despegar de tablas. Un cambio de mano de rodillas y el de pecho en pie ligado con él hicieron arrancarse a los músicos. Y a partir de ahí, y hasta que el toro se rajó sin más, un trabajo de llamativo encaje, el sentido plástico para componer la figura y soltar los brazos tan privativos de Cayetano, el empaque propio, los muletazos tirados sin ventaja, momentos de desmayo por la mano buena del toro. Y en los medios porque quiso el torero dejarse ver. Un cuerpo a cuerpo en tablas cuando se rajó el toro. Y una estocada de rúbrica soltando el engaño en el arrebato mortal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios