Borrar
El novillero extremeño fue cogido en el muslo. :: lasventas.com
Herido grave Luis Manuel Terrón

Herido grave Luis Manuel Terrón

Era la tarde de presentación en Las Ventas del novillero extremeño, que dejó impresión de torero capaz y poderoso

BARQUERITO

Lunes, 18 de julio 2016, 09:02

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Dentro del serio envío de Fernando Peña, tres novillos de nota. De líneas distintas. Éxito del ganadero, pero triunfo empañado por un quinto de áspero genio, que, crudo de varas y brusco en banderillas, se violentó en seguida, se quedó debajo y lanzó varios ganchos arteros. Herido en el muslo Luis Manuel Terrón, nuevo en las Ventas, extremeño, de Higuera de Vargas, sobrino del ganadero Luis Terrón, que cría bravos murubes.

FICHA DE LA NOVILLADA

  • u

  • Novillos.

  • Seis novillos de Fernando Peña.

  • Novilleros.

  • Mario Alcalde, silencio y saludos. Silencio en el que mató por cogida de Terrón. Luis Manuel Terrón, de Higuera de Vargas (Badajoz), nuevo en esta plaza, saludos y cogido y herido grave por el quinto. Alejandro Conquero, silencio en los dos. Brillante trabajo de brega y banderillas de Raúl Cervantes y Juan José Rueda 'El Ruso'.

  • Plaza.

  • Madrid. 3ª del Ciclo de Promoción. 5.000 almas. Muy caluroso. Una hora y cincuenta y cinco minutos de función. Un minuto de silencio en memoria de las víctimas del atentado terrorista de Niza. Aplomadas, las tres banderas de las Ventas, a media asta. Luis Manuel Terrón, operado en la enfermería de la plaza de una cornada de 25 cms. en el muslo derecho, cara posterior.

El novillo del debut de Terrón, segundo de corrida, había sido el único borroncito de los cuatro primeros. De una cuarta línea. Blando en dos varas, suelto de las dos, rebrincadito, de mucho cabecear en cortos viajes. Algún trallazo. Nada propicio, pero eso vino a encarecer la resolución, el sentido del toreo y el aire poderoso de Terrón. Su valor, sus recursos, su sitio. Faena en corta distancia, sin apenas prueba de largo. Encaje natural, soltura, saber estar y andar. Una excelente tanda con la zurda dentro de una faena larguita pero seria. Toro gobernado al fin. Una estocada sin puntilla.

Un nutrido grupo de paisanos en un tendido alto de sol y sombra -pancarta formal, luminosa- reclamó la oreja con ganas, porque una oreja abre paso, lo abría, a las dos finales del Certamen de Novilleros. No cundió la petición. Las novilladas del concurso de julio en Madrid se alimentan de peñas como bandos. Bandos enfrentados. Terrón había salido a quitar en sus dos turnos con notable seguridad. Tafalleras y chicuelinas, y excelente media, en el primer toro de corrida; gaoneras ajustadas y templadas en el cuarto.

Los tres novillos buenos de Peña fueron primero, tercero y cuarto. Los dos del lote de Mario Alcalde y el primero de Alejandro Conquero. El segundo de Conquero, playero y astifino, escupido del caballo pero sin sangrar en serio, pegó muchos taponazos, ninguna entrega, manso estilo. Los tres buenos lo fueron de distinta manera. El primero, abierto de cara, porte elegante, de barrer la arena con el rabo, fue de son noble y bravo en los tres tercios. Pronto, codicioso, noble, fijo en el engaño. Una mano izquierda más que notable. Claro galope. Y una faena de buenas maneras, seriecita, compuesta y formal, de torero enterado, como Mario Alcalde, que a sus veintitrés años hacía su séptimo paseíllo en Madrid. Faltó aplomo para redondear. Y ajuste. Dos pinchazos, una entera desprendida.

El tercero, recogido de cuerna, astifino, negro chorreado, apenas 450 kilos, suelto de varas, muy bien lidiado por El Ruso -en esta plaza sufrió hace un tiempo una gravísima cornada-, rompió en la muleta con ganas y ritmo. Una faena de gracia natural, templada y espontánea del onubense Conquero, que se había hecho querer en unos esplendidos lances tirado a pulso en el saludo. En un quite al segundo de corrida ya había habido apuntes de capotero singular. Un punto despegadas las reuniones con el gran tercero, pero en pureza, sueltos los brazos, buena colocación, regusto, candor. Un final irregular. Y una fea media estocada delantera y caída.

Un cuarto ensabanado moteado y capirote, badanudo, con mucha plaza: la impronta innegable de la sangre Torrestrella con que Fernando Peña refrescó hace veinte años su ganadería originaría de Núñez. Toro renegado de partida -duro de manos, ganas de irse- pero bien sujetado por Alcalde en lances de mano baja. Fue toro de embestidas prontas pero tumultuosas, tal vez falto de un picotazo. Una faena entonada, sin terminar Alcalde de meter el toro en el engaño, sin volver tampoco la cara, sin romperse ni arrugarse. Pesaban mucho los viajes caudalosos del toro en los medios, y en el tercio también. Trabajo bien compuesto y pensado. Una excelente estocada.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios