«No hay mayor animalista que un torero»

¿Cómo ha vivido la muerte de Víctor Barrio?

Para mí ha sido tremendo. Primero por la cornada mortal, luego por los comentarios. Soy hija y hermana de toreros y no entiendo cómo un ser humano se puede alegrar cuando un semejante muere haciendo un trabajo que está amparado por la ley. Siento que están insultando a mi familia. Por eso yo también he firmado para que inhabiliten a ese profesor. No quiero ni pensar qué puede inculcar a sus alumnos. Pero no le voy a insultar ni le deseo nada malo. Mi padre me educó en el amor y el respeto.

¿Son realmente así los antitaurinos?

Qué va. Estos más que antitaurinos son una especie de talibanes. Dan más miedo que un toro bravo, porque el toro al menos tiene nobleza. Y les están haciendo daño a los animalistas de verdad. Los antitaurinos que yo conozco no se alegran con la muerte de un semejante. Además, probablemente no haya mayor animalista que un torero. Mi padre amaba no solo al toro sino a todos los animales de su finca, donde por cierto no se caza, porque a él no le gustaba.

Pero sí colgó cabezas de toros...

Sí, de algunos que lidió él y que le hicieron tocar la gloria. Los puso ahí para darles en su casa el sitio que se merecen.

¿Qué hace una periodista llevando una ganadería?

Mi padre quería que yo siguiera con la finca. Al morir él, me vine para Extremadura. Yo no he heredado un piso o un cuadro sino un legado vivo.

¿Sueña con tener su propio hierro?

Me encantaría pero es dificilísimo. Ahora lo que tenemos son becerras para carne.

¿De dónde viene el nombre de Yeyes?

De Resurrección. Soy la cuarta Resurrección de mi familia.

¿Y ha resucitado muchas veces?

Estoy intentando resucitar ahora de lo de mi padre. No tenía edad para morir. Ha sido muy duro.

¿Qué recuerda de él?

Tantas cosas... ¿Sabe que a pesar de todo el valor que demostraba en la plaza luego le daban miedo las agujas? Llevaba mejor las cornadas. Tampoco soportaba el color amarillo. Mi madre nos contaba que la profesora le preguntaba por qué a todos sus hijos les faltaba en la caja de lápices ese color. Era mi padre, que nos los quitaba. Y teníamos que pintar el sol de naranja, ja, ja, ja... Creo que en el fondo los toreros se tienen que agarrar un poco a algo que les dé seguridad.

Tenía fama de conquistador su padre...

Él se quejaba mucho de eso. Pero es que era muy carismático. Tenía un halo especial. Para mí ha sido el hombre de mi vida. Yo siempre le decía que me iba a quedar soltera por su culpa. Me dejó el listón muy alto.

¿Ha toreado alguna vez?

Sí, en el campo, en los tentaderos. Las sensaciones más fuertes que yo he tenido las he sentido delante de una becerra.

Y ahora acude a ver torear a sus hermanos.

Para mí es como un deporte de riesgo. Salgo de la plaza como si me hubieran dado una paliza. Al miedo nunca te acostumbras.

Pues explíquele a un antitaurino por qué a pesar de todo eso defiende las corridas.

Con los que llaman asesinos a mis hermanos no perdería ni un minuto, pero a los que están dispuestos a dialogar les daría a leer 50 razones para defender la corrida de toros, del filósofo francés Francis Wolff. A veces parece que los franceses saben defender mejor la tauromaquia que nosotros.