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¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?
Eduardo Dávila Miura, en la última edición de Ecuextre. :: c. moreno
«Toreo porque soy torero, si fuera  bombero o arquitecto no lo haría»

«Toreo porque soy torero, si fuera bombero o arquitecto no lo haría»

Tras su reaparición del año pasado en Sevilla, el diestro regresa a los ruedos en Pamplona el próximo 14 de julio

JOSÉ M. MARTÍN

Martes, 14 de junio 2016, 10:27

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Respira toros y piensa en torero. Eduardo Dávila Miura reaparecerá el próximo 14 de julio en Pamplona en la última tarde de los Sanfermines, una feria de la que salió triunfador en 2003 y 2004. Tras su retirada en 2006, el diestro volvió a los ruedos el año pasado en Sevilla para lidiar astados de la ganadería Miura. En la Monumental celebrará la corrida 50 del hierro de su familia en la capital navarra en un cartel en el que le acompañan Rafaelillo y Manuel Escribano.

¿Cómo es su preparación para la corrida de Pamplona?

Tengo la experiencia del año pasado. Estar ocho años retirado y prepararme para reaparecer en Sevilla fue una apuesta bastante arriesgada que me ha servido para esta ocasión. Veo lo de Pamplona como una continuación, porque ya sabía que era el siguiente reto que tenía por delante. Es verdad que tienes que ultimar algunos aspectos y rematar la preparación, pero al final todo está en la cabeza.

¿Qué quiere decir?

Que el 80% de la preparación está en la mentalización y es lo que antes hay que hacer. Verte capaz de hacerlo y creértelo es primordial.

¿Cuál es el mayor riesgo que tiene una apuesta de este tipo?

Siempre que un torero sale a la plaza es una reválida. Es verdad que después de salir bien lo de Sevilla, habrá gente que piense que no tengo la necesidad de volver. Lo hago porque me siento con fuerzas y porque mi mentalidad no es la de ser conservador.

¿Solo por eso?

Principalmente lo hago porque soy torero. Si fuera bombero o arquitecto posiblemente no saldría a torear, pero soy torero y me encuentro en buen momento para hacerlo. Mientras me vea capaz de seguir toreando no me apetece dejar esta profesión, que es lo que más me gusta.

¿Por qué en Pamplona?

Todo tiene un motivo. Para mí Pamplona siempre fue una plaza muy especial y para Miura también lo es. A lo mejor había apuestas más cómodas. Si en lugar de torear en Pamplona lo hiciera en plazas de menor repercusión, quizá habría más posibilidades de que las cosas salieran bien, pero tengo claro que la forma de engrandecer mi carrera como torero es apostando fuerte y en sitios importantes. Después de Sevilla, el sitio en el que me hace más ilusión hacerlo es Pamplona.

San Fermín es una feria de buen recuerdo para usted.

En mi carrera fue una de las plazas en la que más triunfos logré. Es una feria donde siempre me sentí muy respetado, tanto por el público como por la Casa de Misericordia.

Dos reapariciones. ¿Significa que su retirada fue precipitada?

Era el momento de retirarme porque no tenía la ilusión ni la motivación que tengo ahora para torear. Creo que hice bien. También es verdad que con el paso del tiempo me fui dando cuenta que se me habían quedado muchas cosas por hacer en el toreo, empecé a darme cuenta de que era mejor torero de lo que había demostrado.

¿Esto deja abierta la puerta a seguir toreando?

Sí. Así como el año pasado yo tenía claro que Sevilla sería mi única corrida y tengo igual de claro que la única de 2016 será Pamplona, no me quiero cerrar la puerta a que en 2017 aparezca algo que me motive y lo haga.

Entonces, ¿después de Pamplona?

No sé que deparará el futuro. El año que viene la ganadería de Miura cumple 175 años de existencia desde que se fundó. Si me encuentro con fuerzas y surge algo... Pero ahora mismo no me lo planteo.

¿Cómo ve la situación actual de la fiesta de los toros?

Es normal que tengamos alguna preocupación, porque es un mundo excesivamente atacado por algunos sectores. Parece que se han puesto de moda ir en contra de los toros y de todo lo tradicional, pero soy más optimista que nunca. Veo que el índice de asistencia en las primeras ferias del año está siendo bastante alto. Por mi parte, la experiencia que tengo con los Aficionados Prácticos es que hay mucha inquietud en la gente por acercarse al mundo del toro.

¿A qué se deben los ataques? ¿Sólo a una moda?

En parte hay un gran desconocimiento sobre la fiesta. Es cierto que la corrida de toros es un espectáculo que no es fácil de entender. Es duro, hay mucha sangre, cuando cogen a un torero es algo bastante desagradable... Yo entiendo que para alguien que no ha ido nunca a los toros no es fácil de asimilar. Nosotros estamos para intentar abrir el mundo del toro y para que la gente tenga unos conocimientos previos que le hagan vivir la corrida de una forma distinta.

¿Por este motivo surge el Club de Aficionados Prácticos?

El club tiene dos vertientes y una es la de promoción de la fiesta, que fue la base por la que empezamos. Hacemos actividades en colegios, en la cárcel, en el Hospital de la Caridad en Sevilla, con niños con Síndrome de Down. Llevamos el toreo a todos los lados, porque tenemos la convicción de que es algo que a todo el mundo apasiona cuando lo conoce. Además, nos dimos cuenta que había muchos aficionados deseando vivir el toreo de una manera práctica.

¿Qué es lo que más sorprende a los alumnos en estos cursos?

Sorprende mucho lo difícil que es torear. Hay gente que lleva viendo toros toda la vida, que se consideran buenos aficionados y seguramente lo son, pero que al coger un capote o una muleta, notar su peso y ponerse delante de una becerra toman conciencia de lo difícil que es el toreo. Estamos creando mejores aficionados que a partir de ese momento van a valorar al torero de una forma distinta.

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