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La verdad no puede esconderse

FERNANDO MASEDO TORRES CRONISTA TAURINO

Martes, 24 de noviembre 2015, 13:34

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La corrida de toros televisada en la México para España, el domingo día 15, en la que se anunciaba la actuación de Enrique Ponce, Fermín Rivera y Fermín Espinosa 'Armillita IV', con toros de Bernaldo de Quirós, y el rejoneador Alejandro Zendejas, frente a una res de Fernando de la Mora, no pudo cumplir con el cartel anunciado. La baja de Ponce, no recuperado aún de su lesión, como le hizo saber al empresario Pablo Álvarez Galindo, obligaba a búsqueda de un sustituto, que acabó con la elección de Diego Urdiales. Pero una ausencia tan acentuada como la de Enrique, no fue indiferente a sus seguidores que dejaron vacíos cuarenta mil escaños de la México. Tan desoladora como significativa panorámica expresó bien a las claras que la verdad de la calidad torera que posee el maestro de Chiva, no se puede esconder, ni aún justificando su porqué. En este caso, suplida por las del maestro de Arnedo, Diego Urdiales, que también las tiene. Es justo destacar también que las doce mi personas que optaron por asistir a la plaza, suponen para cientos de cosos, un lleno absoluto que obligaría a colgar el ansiado cartelito de 'No hay localidades'. Antes se decía 'No hay billetes', pero hoy día no hace falta decirlo porque todo el mundo lo sabe. A las 16.30 horas mexicana, equivalente a las 23.30 horas española, el juez de plaza, Gilberto Ruiz Torres, dejó asomar sobre balcón presidencial el primer pañuelo blanco de la tarde-noche, recibido con júbilo por la asistencia que desea se inicie el desfile de abigarrados colores que conforma el paseíllo torero, encabezado en este caso, por el joven rejoneador mexicano Alejandro Zendejas, curiosamente tocado con un sombrero español de ala ancha, sujetado por la comba del barbuquejo que acariciaba su maxilar. Detrás, los toreros de a pié con Diego Urdiales vestido de grana y oro; Fermín Rivera, embutido en un vestido de catafalco y oro y el novel Fermín Espinosa 'Armillita IV', con un terno azul rey salpicado de arabescos caprichosos, bordados con hilo de oro. Roto el desfile, el torilero Luis Rivero abrió la puerta de los sustos dejando ver un fondo negro. El 'mismito' color que viste el misterio, es roto por un toro de la misma tonalidad marcado con el hierro de Fernando de la Mora y llamado 'Salistrillo', que no dio el juego deseado para el cumplimiento de la labor desarrollada por el jinete que puso toda la voluntad que pudo. El enigma ha comenzado. Los areneros borran las huellas dejadas por los caballos exhibidos, entre los que figuró una yegua, descendiente del histórico 'Neptuno', que tantas alegrías ofreciera a su propietario Manuel Vidirié. Limado ya el piso de la plaza, se dio suelta al primer toro de lidia ordinaria, de la ganadería de Bernaldo de Quirós. Un astado que pesó 505 kilos, llamado 'Personaje', pelo negro girón 'bragao', con el que el maestro Diego Urdiales confirmó su alternativa, adquirida dieciséis años antes. Se acercó al micro del comentarista ubicado en el callejón y dejó escuchar un emotivo brindis que dice: «Va por Francia, donde tomé la alternativa en Dax. Por la libertad y por el respeto». Fue subrayado por una ensordecedora y emocionada ovación. Con este 'Personaje', el veterano torero riojano nos hizo paladear las exquisiteces de su dominio torero, que enmarañó injustamente el mal uso de la espada. Con el segundo de su lote, 'Adultor' de nombre, pelo cárdeno oscuro y 530 kilos, Urdiales estuvo en torero, pero de nuevo no acertó con el acero, lo que no fue óbice para que su labor fuera unánimemente ovacionada, incrementado las palmas recibidas en su anterior oponente, de entre las que destacaría las de su mujer Marta, que presenciaba con visible satisfacción el cariño y admiración que se le estaba mostrando a su marido a tantos kilómetros de distancia de su tierra. Gran premio para Diego, que seguramente recordará siempre. El mexicano Fermín Rivera apechó con un toro 'Inolvidable' de nombre, cárdeno, de 507 kilos, y con 'Girasol', que si bien tampoco fue puro de oliva, si lució un bello pelo sardo o flor de gamón, 'bragao' corrido y calcetero, al que le cortó una oreja, no sin que antes el torero nos recordara a Paco Ojeda, haciendo retroceder al toro vencido, arañándole terreno. Cerró plaza, cuando ya habíamos llegado a las dos horas y cuarenta y cinco minutos del lunes día 16, Fermín Espinosa 'Armillita IV', hijo del famoso Fermín Espinosa 'Armillita Chico', al que el no menos célebre músico Agustín Lara, compuso el pasodoble llamado 'Fermín'. Pues bien, este 'Armillita IV' que vimos de novillero en Olivenza el pasado año, se encontró con las dificultades de 'Jacobo', un toro castaño de 490 kilos, y de 'Velero', cárdeno, de 498 kilos que cerró ésta noche de toros, luces de sombras largas y sueño retenido. Al menos el mío. ¡Anda que no!.

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