Borrar
'Cordobés' se mostró apático durante toda la lidia. :: karpint
Negativo rendimiento  de 'Cordobés, de la ganadería de Alcurrucén

Negativo rendimiento de 'Cordobés, de la ganadería de Alcurrucén

Lo más destacado de la lidia en la plaza fueron dos comprometidos recortes muy aplaudidos por los aficionados

E. PANIAGUA SIMÓN

Jueves, 25 de junio 2015, 08:26

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

En la madrugada de ayer, día 24, se abrió la serie de encierros de las Fiestas de San Juan 2014 de Coria, con el encierro y lidia del toro 'Cordobés' de la acreditada ganadería de Alcurrucén con procedencia de Herederos de Carlos Núñez. Una bella estampa de toro, negro listón, veleto, descarado, con unos respetables pitones, muy astifino y con un peso de 500 kilos. Estaba señalado con el número 276 y guarismo 9.

Fue lo que se dice un toro, en su presencia, digno de las Fiestas de San Juan de Coria, donde los abanderados buscan llevar a las fiestas bellos ejemplares de las más prestigiosas ganaderías, demostrando que Coria es la Ciudad del Toro, con raíces ancestrales y donde el arte de correr el toro por el recinto amurallado es pionero en España. A las 3.30 de la madrugada se dio suelta al encierro, y los aficionados aplaudieron la gran presencia de 'Cordobés', que salió de los corrales un poco rezagado de los bueyes, pero que no creó ningún problema en el tramo del encierro, rápido y limpio.

Salió a la plaza en plan emperador, imponiendo al principio su ley, pero todo fue un espejismo, pues 'Cordobés', se mostró apático durante toda la lidia, blando de los cuartos traseros y con poca brega durante la lidia, buscando siempre el lugar cómodo en la plaza y empleándose poco y en contadas ocasiones, pues apenas sufrió desgaste alguno, ya que no remataba contra los barrotes de la plaza. Por este motivo los aficionados se las prometían felices esperando que el toro se entregara en el recorrido por las calles. Lo más destacado de la lidia en la plaza, aparte de la divisa mal colocada en el animal junto a la cabeza, fueron dos comprometidos recortes muy aplaudidos por los aficionados, resultando muy tediosa y aburrida el resto de la lidia. A la tercera campanada, que es la salida del toro a las calles, el toro se mostró remolón y a pesar de que los recortadores intentaban sacarlo de la plaza, tuvo que ser la muleta mágica de Pascual la que lo consiguió, saliendo el toro por la Puerta de Santiago, para volver a la arena de la plaza donde se sentía cómodo. En otras dos ocasiones salió y volvió por la misma puerta hasta que salió por Santiago hasta la calle Los Paños, bajando por las Cuatro Calles hasta la Plaza de la Catedral, donde se sintió como en casa instalándose junto a las palmeras. Tampoco se movió en las calles haciendo su recorrido desde las palmeras al verde de la catedral y donde a las 6 de la madrugada Unai Simón lo despachó de un certero disparo, aunque tuvo que ser apuntillado. En resumen, un toro que decepcionó a pesar de sus buenas hechuras y del que se puede decir aquello de «mucho mantel y poco que comer».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios