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Recibo de capote de Ferrera al segundo miura de la tarde. :: efe
Una decepcionante corrida de Miura arruina la encerrona de Ferrera en Málaga

Una decepcionante corrida de Miura arruina la encerrona de Ferrera en Málaga

El mal juego de las reses de la legendaria ganadería redujeron el balance de la tarde a cuatro silencios, una ovación tras petición, y palmas de despedida

EFE

Miércoles, 20 de agosto 2014, 08:08

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El pobre juego de las reses de la ganadería de Miura condicionó la encerrona del diestro extremeño Antonio Ferrera en la Feria de Málaga. Había muchas esperanzas puestas en esta corrida, llamada a convertirse en histórica, pero la flojedad de las reses que han saltado al albero de La Malagueta han llevado al traste todas las ilusiones generadas. Pese a estar bien presentadas, las reses llegadas desde la finca Zahariche, en Lora del Río (Sevilla), acusaron una tras otra una alarmante falta de fuerza, fundamentalmente en los cuartos traseros. Esta circunstancia fue determinante para que los momentos de brillantez quedaran limitados a instantes muy limitados de la lidia.

FICHA DEL FESTEJO

  • uToros. Se lidiaron seis toros de Miura, correctos de presentación y faltos de fuerzas en general.

  • uTorero. Antonio Ferrera tres pinchazos y estocada (silencio), estocada (ovación), estocada (silencio), pinchazo y estocada corta (silencio), estocada caída (silencio) y cuatro pinchazos y estocada trasera (palmas de despedida).

  • uPlaza. La plaza ha registrado dos tercios de entrada en tarde agradable.

No obstante, Antonio Ferrera lo puso todo de su parte para lograr el triunfo, tal y como ha quedado patente desde que saltara el primero de la tarde, un astado tan noble como inválido que no tenía fuerzas ni para defenderse. Banderilleó con solvencia, estuvo técnicamente correcto ante un toro protestón, pero el lucimiento fue imposible. Poco acertado con los aceros.

Más certero se mostraba en el segundo, un toro en el que se solicitó una oreja que el palco no concedió. Fue un miura con el que se pudieron vivir pasajes de calidad por el pitón derecho, ya que por el izquierdo sabía lo que se dejaba atrás y rehusaba el toreo al natural. No obstante, se apreció que Ferrera estaba muy por encima de este toro, y de toda la miurada.

En el tercero se volvía a las andadas. En este caso compartió tercio de banderillas con los subalternos David Adalid y Fernando Sánchez, habitualmente en la cuadrilla de Javier Castaño, brillando los tres a gran altura; aunque nuevamente el burel echaba por tierra todo el empeño del diestro. Tras brindar al matador de toros murciano Rafaelillo, bastante tuvo con mantener en pie a un inválido al que estoqueó con solvencia.

Nuevamente pareó acompañado de subalternos que le acompañaban en esta tarde tan especial al cuarto. En este caso, Javier Ambel y Jaime Padilla pusieron prólogo a una faena en la que el miura hizo lo mismo que había hecho con los capotes, buscar las vueltas y no tragarse ni un pase por el pitón derecho.

Con honestidad, insistió a pesar de que había poco que sacar, y así arrancó algún natural a un toro que embestía con la cara por las nubes. Por instantes parecía que el quinto podía levantar la tarde, pero fue un espejismo. Ferrera lo recibió con una larga cambiada y por primera vez en la encerrona pudo estirarse con el capote. Se arrancaba largo al caballo, aunque sin mucha fiereza, y cumplió en un tercio de palos compartido esta vez con Marcos Galán. Pero en la muleta demostraba que estaba falto de casta y no arremetía a los engaños. Sólo quedaba la vía del arrimón en una labor que tampoco pudo tener la emoción necesaria para sacar lucimiento. El sexto y último tampoco mejoró el sabor que dejaba la tarde, a pesar de que Ferrera peleó por ella hasta el final como lo demuestra el garboso recibimiento a pies juntos con el capote, dejarlo largo al caballo que montaba Tito Sandoval, o colocándole cuatro pares de banderillas; uno por cada uno de los componentes de la habitual cuadrilla de Castaño, y otro él mismo.

Se llegaba a la faena con esperanzas, pero ya en las primeras arrancadas el burel demostraba que no iba a tragarse ni un muletazo y además fue el que desarrolló más peligro de una corrida para olvidar. Las palmas de despedida sirvieron de consuelo para Antonio Ferrera en su fallida apuesta por los toros de Miura para encerrarse en solitario en una plaza de primera categoría como es la de Málaga.

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