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Itziar Miranda en la sede del Festival de Mérida :: brígido
«Nerón podría ser un Trump de la vida; se cree una cosa y es otra»

«Nerón podría ser un Trump de la vida; se cree una cosa y es otra»

Actúa por primera vez en Mérida y confiesa que se puso a llorar cuando entró en el teatro romano y le invadieron las piedras milenarias Itziar Miranda Actriz

BEATRIZ BRAVO

MÉRIDA.

Sábado, 14 de julio 2018, 09:25

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La actriz Itziar Miranda, conocida por su papel de Manolita en la serie de televisión 'Amar es para siempre', hace de mala en la tragedia 'Nerón' que se puede ver hasta mañana en el Festival de Teatro Clásico de Mérida. Como escritora, hoy presenta su colección de cuentos sobre mujeres relevantes en la librería La selva dentro de la capital autonómica.

-¿Qué importancia tiene el personaje de Agripina en la obra 'Nerón'?

-Agripina es el alter ego de Nerón, son lo mismo. Desde que Nerón nace, Agripina quiere poner toda su ambición en él, y todos sus sueños, que al final son sueños muy tiranos y sobre el poder, pase lo que pase y pase por encima de que quien tenga que pasar, para conseguir que su hijo sea el emperador.

Considera que Agripina podría ser ahora mismo la economía porque es la que dirige los países Destaca el amor y la maternidad como el lado positivo y parte humana de su personaje

-Viene un poco como a mover los hilos de Nerón, entonces.

-Nerón realmente no decide ser el emperador de Roma. Es Agripina la que se casa con Claudio y mata a Claudio para que su hijo pueda ser emperador. Es la que, cuando Nerón se despista de ese objetivo para dedicarse más al arte, la poesía, la música... lo coge por banda y lo encarrila otra vez para que siga matando porque cree que es la única menra y el único camino hacia el poder. La maldad de Nerón es realmente una maldad inoculada por Agripina. Se la ha metido su madre en vena y le muerde constantemente cada vez que ve que se le escapa.

-¿Cómo se aprecia este mimetismo entre los dos personajes en el escenario del teatro?

-Esto se va a ver en la función hasta en la manera casi de movernos, de decir las cosas. Hemos tenido que hacer un trabajo muy armónico y muy de hermandad, muy de mirarnos, mimético en ocasiones, para que se viera que somos lo mismo.

-¿De dónde ha sacado esa maldad y la tiranía que proyecta Agripina para enfrentarse a este papel?

-Yo creo que todos tenemos un poco de todo y es muy divertido poder sacar todo eso que reprimimos por una cuestión social y, además, hacerlo en forma de juego. Es divertidísimo. Es como 'ahora voy a hacer de mala y entonces soy la más mala y me permito escupir, gritar, chillar, matar'.

-Un papel muy diferente al que tanto se le conoce en televisión.

-Llevo muchos años interpretando a la gran buena del mundo de la televisión que es Manolita, que no puede ser más buena y es la mejor en todo y todo lo hace bien, y llegar a esta mujer tan poco empática y que ni siquiera su hijo la aguanta... Lo he pasado como una enana.

-¿Qué más puede contar de esa relación entre Agripina y Nerón?

-Están absolutamente enamorados Agripina y Nerón. No se aguantan pero se aman. Nerón no puede olvidar nunca a Agripina ni Agripina a Nerón. Se aman a nivel sexual también. Es muy bestia el trabajo. Es muy apasionado.

-¿Ese ir hasta el extremo en un personaje, fue un atractivo para aceptar el papel?

-Eso fue lo más tentador, y que Raúl y yo somos amigos desde hace muchos años y nos parecía tan divertido hacer una obra tan coral. Porque aunque todos giremos alrededor de Nerón, cada personaje tiene su protagonismo y su momento de gloria. Pero al final, el personaje de Agripina está todo el rato con Nerón.

Conexión con la actualidad

-¿Dónde diría que está la conexión de la obra con el ahora?

-Nerón podría ser un Trump de la vida. Él se cree una cosa y es otra. Debe pensar que es el hombre libre que hace las cosas y ahí está, es presidente de uno de los gobiernos más importantes del mundo. Pero creo que lo que él piensa de sí mismo y lo que piensa el pueblo es una cosa completamente opuesta. Y eso le pasa a Nerón también.

-¿Y en el caso de Agripina?

Agripina podría ser ese la economía ahora mismo porque, en realidad ¿quién dirige los países? No los dirigen los gobernantes, los dirige la economía. Trump sí porque también tiene su parte de empresario, pero no me creo que Rajoy haya sido hasta el día de hoy el que realmente toma las decisiones. Es realmente el IBEX 35 los que toman las decisiones. La Economía manda. Entonces yo creo que Agripina sería la parte económica del gobierno. Esa parte de 'no, no, no, para mantener el poder tú tienes que hacer esto'. En la obra el ejecutor es Nerón, pero la parte pensante es Agripina.

-¿Podremos sacar algo en positivo de este personaje?

-Sí, el amor y la maternidad, porque pese a todo ella es madre y ama a su hijo por encima de todo y lo protege. Lo protege tanto que incluso muerta Agripina sigue apareciendo en la obra. Tengo la función viva y otra mitad muerta, sigue saliendo. Ella no abandona nunca a su hijo, es una madre de entraña, una madre de verdad. No por ser artista tienes que ser bueno, y no por ser madre tienes que hacer las cosas bien, pero ella ama a su hijo por encima de todo. Sólo quiere lo mejor para él, o lo peor, pero que sea suyo. Esa parte la tiene humana Agripina.

-¿Qué sensaciones tuvo al llegar a Mérida y ver el teatro romano?

-Yo entré con Javier Lago (el pasado domingo) al teatro y me puse a llorar. No podía parar de llorar. Y empezó Ben-Hur, que es una comedia y me estaba riendo y estaba llorando diciendo 'wau'. Es increíble porque no es sólo nuestra cabeza y lo que tenemos en nuestro imaginario de Mérida, es que cuando pisas esa piedras milenarias, donde sabes que en el año 53 estrenó Margarita Xirgú una Medea, eso realmente está ahí en la piedra y te lo cuenta.

-¿Y qué siente como actriz?

Hay una cosa de tocar y sentir. Y esto le pasa al espectador de Mérida, que se sienta y se teatraliza, se llena de teatro, se invade. Y si le pasa al espectador, te preguntas cómo no te va a pasar estando en el escenario. Estoy deseando pisar el escenario del teatro esta noche, aunque sea en el ensayo de la obra.

-En su lista de retos profesionales, ¿tenía apuntado el Festival de Teatro Clásico de Mérida?

Sin duda. Es un check imprescindible para un actor, creo que es cumplir un sueño y aquí estamos todos cumpliéndolo.

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