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Leonor Watling y Alejandro Pelayo.
Marlango: "Ya no pedimos perdón por hacer lo que nos gusta"

Marlango: "Ya no pedimos perdón por hacer lo que nos gusta"

Leonor Watling y Alejandro Pelayo publican 'El porvenir', un cuidado trabajo grabado en Los Angeles y con colaboraciones de lujo como Enrique Bunbury o Fito Páez

Rosario González

Sábado, 18 de octubre 2014, 07:29

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Cumplir una década sobre los escenarios es un buen momento para hacer balance. Incluso aunque no se tenga un estricto itinerario sobre el que tachar los objetivos marcados, como es el caso de Marlango. La banda formada por Leonor Watling y Alejandro Pelayo -reconvertidos en dúo sin la trompeta de Óscar, que se mudó a Chicago-, definen la marcha de su carrera como algo "orgánico", un recorrido en el que "te vas despojando de cosas y te quedas con lo importante", según explica Watling.

El resultado es su sexto disco, 'El Porvenir' (Universal), un cuidado trabajo grabado en Los Angeles que sigue la inercia del disco anterior -repiten con temas en castellano- y en el que transitan del bolero al blues o el jazz, arropados por colaboraciones de lujo como Enrique Bunbury, Fito Páez o La Santa Cecilia. Toda una declaración de intenciones que subirán al escenario a partir del 8 de noviembre, con una gira que arranca en Granada y recorrerá España antes de cruzar el charco en primavera hacia México, Argentina y Colombia.

"Cuidamos las cosas más que hace diez años, cuando no éramos conscientes de lo extraordinario que era subirse a un escenario. Cuanto más sabes, más miedo da y más bonito es", reflexionó la cantante. "También tienes otra edad y ya no pides perdón por hacer lo que te gusta".

Marlango se define como un grupo sin expectativas, más allá de disfrutar el proceso de seguir grabando y haciendo giras. Diez años después de su debut, confiesan que siguen emocionándose cada vez que terminan una canción: "Saltamos y nos abrazamos en actitud frenopática, engancha mucho esa sensación de encontrar algo donde antes no había nada", describe Pelayo. "Hemos hecho más de mil conciertos, grabado seis discos y tocado en 17 países, pero cuando te pones a escribir una canción estás en igualdad de condiciones que cualquier persona en cualquier lugar del planeta, y eso es fantástico", añade el músico.

Un disco cocinado en Los Angeles

La banda se trasladó a Los Angeles durante un mes para cocinar su nuevo trabajo junto al productor argentino Sebastián Krys y la experiencia de varios músicos especializados en distintos estilos. Un apoyo necesario para un tipo de música que, define Pelayo, "no está ubicada en un punto geográfico concreto". Según explica, la tarea del productor musical fue ubicar en el continente americano su manera clásica de tocar el piano y la de cantar de Leonor como una cantante francesa de los años 40. "Es una pirueta y un ejercicio que necesita mucho conocimiento", señala el músico.

El resultado son once cuidados temas en los que la banda asume la responsabilidad de hablar de esperanza y situar un brillante porvenir ante un presente que continúa en escala de grises. "No somos ajenos al momento que nos ha tocado y tenemos el deber de empujar siempre en la otra dirección, de empujar siempre a la contra. Cuando las cosas iban increíblemente bien y la gente pensaba en comprar una segunda vivienda nosotros hacíamos discos súper tristes porque de alguna manera sabes que no va a durar", afirma Pelayo. "Hay artistas cuya respuesta es recontar la realidad, hacer una crítica a esa realidad o darle voz a quien está en el silencio. La necesidad que nosotros tenemos es celebrar y entretener. Poner la luz donde hay cosas buenas", añade Watling.

De cara al futuro son optimistas a pesar del delicado momento que atraviesa la industria. De hecho, consideran que la música está "en plena efervescencia", con multitud de grupos y gente "haciendo cosas muy variadas y de mucha calidad". "La ventaja es que nuestra generación siempre ha estado en crisis. Nosotros no hemos vivido el boom de la música, así que no podemos echarlo de menos".

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