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Lisboa, ciudad de moda

Lisboa, ciudad de moda

Ciudades con encanto ·

La capital de Portugal se ha convertido en una de las ciudades más vibrantes de Europa. Fusiona su herencia tradicional con un impactante estilo de ‘modernidad globalizada’ que la convierte en una tentadora metrópoli para visitar

pedro grifol

Miércoles, 17 de enero 2018, 12:27

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Fue la capital más antigua de Europa… y ahora es una de las más modernas. Pasó por uno de los terremotos más destructivos que recuerda la historia (el de 1755) y floreció de las ruinas convirtiéndose en una coqueta ciudad. Fue Capital de la Cultura en 1994, sede de la Expo ’98 y de la Eurocopa de fútbol del 2004… Y, últimamente, Madonna parece haber encontrado allí su casa: el Palacio Ramalhete, un edificio del siglo XVIII que funcionaba como uno de los hoteles más deseados de la capital portuguesa, pero que a partir de este mes ya no estará disponible. Los precios de los pisos se empinan como los emblemáticos tranvías que la caracterizan. La ciudad está en obras… porque se están construyendo 20 nuevos hoteles que están previstos inaugurarse en el curso de 2018.

Lisboa tiene barrios cargados de belleza únicos en el mundo… pero los que antaño llegaban a Lisboa por barco desembarcaban en la Praça do Comércio, la plaza lisboeta por antonomasia. Así que empezamos la vista como si fuésemos marineros recién llegados: lo primero que vemos son los soportales que la envuelven, sus antiguas a la vez que elegantes fachadas pintadas de ocre dorado. Bajo uno de los soportales está el restaurante Aura, un concurrido local de moda en el que sirven platos a la antigua usanza con toques modernos, como la Alheira de Mirandela (salchicha de pollo especiada) o el Bacallau con broa (pan de maíz), patata, grelos y cilantro; el famoso Café Martinho; y La Sala de Provas de Vinhos de Portugal, un templo vinícola donde, como su nombre indica, podemos probar todas –o casi todas– las castas (variedades de uva) autóctonas. Perderse por el barrio más antiguo y típico de Lisboa: Alfama… por sus becos (callejones sin salida), escadinhas (escaleras), y travessas (callejuelas) es meterse en el alma de los lugareños. No pierda la ocasión. Somos turistas, pero se nos olvidará que somos turistas. Hay que entrar en las pequeñas capillas, en las tiendas de ultramarinos (que por allí aun existen), y en las pastelerías ¡que abundan! y probar los ‘pastéis’ de Belém, toda una institución de la repostería lusa que hay que comparar de pastelaria en pastelaria. Una buena opción para traernos como recuerdo.

El bar A Ginjinha, situado en un rincón de la plaza del Rossio, es uno de los lugares de visita obligada para los turistas de Lisboa. Solo sirven chupitos de un peculiar espirituoso elaborado con guindas. El diminuto bar fue fundado en 1840 y ha sido muy popular desde entonces. Los lugareños, increíblemente sentimentales con esta bebida, visitan el bar a cualquier hora del día. En otro tiempo era la cura milagrosa «de la abuela» para todo tipo de enfermedades… Tempus fugit.

A CUALQUIER HORA

Después del paseo urbano por entre plazuelas con naranjos y recovecos cubiertos de coloridos azulejos, podemos hacer una visita al Museu Gulbenkian. En él se exhibe la que está considerada una de las mejores colecciones privadas del mundo que muestra una ecléctica mezcla de culturas antiguas (egipcia, persa, china, etc.) junto al arte clásico europeo (Rubens, Rembrandt o Van Dyck, entre otros…). Otra asombrosa colección de arte antiguo es la que custodia del Museo Nacional de Arte Antiga, en el barrio de Lapa –ahora habría que decir: cerca del palacio de Madonna–, que era donde ‘vivía’ el famoso brazo incorrupto de Santa Teresa, el que las carmelitas portuguesas trajeron consigo cuando se refugiaron en España en 1910. Y no sabemos qué pasó… que aquí se quedó.

Otro gran momento para visitar Lisboa es durante las festividades de los llamados Santos Populares, que se celebran durante las dos primeras semanas de junio en el barrio de Alfama y Mandragoa, y culminan el 13 de junio San Antonio, patrón de la ciudad. El punto culminante del jolgorio es la noche del 12 de junio, cuando tiene lugar un gran desfile que desciende por la Avenida da Liberdade encabezado por parejas que se han casado ese mismo día (San Antonio tiene la reputación de casamentero). Ese día, una de las tradiciones más populares consiste en asar sardinas en los puestos ambulantes que se montan en las aceras de las calles. Cuentan las crónicas que el origen de esta tradición se remonta a un cuento sobre cómo San Antonio alimentó a los habitantes de una aldea que estaban muriendo de hambre con los peces que hizo salir del mar. La leyenda continúa y es una buena excusa para comer uno de los pescados favoritos de los lisboetas: las sardinas… Que, por cierto, las encontraremos en todo tipo de latas de conserva. La Conserveira de Lisboa tiene 150 latas diferentes.

El distrito de Belém, situado al oeste de la ciudad va siguiendo las riveras de la desembocadura del Tajo. Está intrínsecamente asociado a los grandes exploradores portugueses, siendo aquí donde Vasco da Gama pasó su última noche antes de lanzarse a descubrir la ruta marítima para llegar a la India.

Guía

  • Cómo ir Vuelo directo y diario con TAP/Air Portugal (tap.pt)

  • Alojamiento Hotel Iberostar Lisboa (www.iberostar.com). Bien situado, a un paso de la Plaza del Marqués de Pombal.

  • Four Seasons Hotel Lisbon (www.fourseasons.com/lisbon), el Ritz de Lisboa, para una experiencia de alto standing.

  • 1908Lisboa Hotel (www.1908lisboahotel.com). Situado en el barrio de Intendente, con espacios decorados por Bordalo, el grafitero de moda. Tiene un magnífico restaurante llamado INFAME, con excelentes platos con toques asiáticos.

  • Turismo de Lisboa: www.visitlisboa.com

La historia de los exploradores portugueses se conmemora en el imponente monumento del Padrao dos Descobrimentos (www.padraodosdescobrimentos,pt). Otros edificios emblemáticos dignos de una visita son la Torre de Belém (www.torrebelem.pt), antigua fortaleza que protegía a la ciudad de los ataques por mar; y el Palácio de Belém, residencia oficial del presidente del gobierno ahora reconvertido en un bonito museo. Al lado está el Centro Cultural de Belén, donde está ubicado el Museo Berardo (www.museuberardo.pt), la mejor galería de arte contemporáneo de Lisboa, donde están los perritos policromados de Jeff Koons entre otras genialidades modernas.

En el contiguo barrio de Alcántara y en un antiguo complejo de edificios destinados a imprimir periódicos y demás ‘productos impresos’ de otros tiempos no muy lejanos, se encuentra uno de los más modernos espacios de ocio de Lisboa. Se trata de LXFACTORY, que ocupa un par de calles empedradas repletas de tiendas de diseño, coctelerías, restaurantes, galerías de arte, talleres de artistas, un hostal para mochileros y un café donde los sábados tienen sesión de burlesque (www.lxescape.pt). Visita obligada.

Y si viaja con niños no deje de visitar el Oceanário (www.oceanario.pt), dividido en cuatro gigantescos depósitos que representan cada uno de los cuatro océanos. Sus dimensiones harán que se sienta como un buceador…pero sin mojarse. Está ubicado en el Parque de las Naciones, el área que fue el ingente proyecto de regeneración urbana destinado a transformar una amplia zona para la Exposición Universal del 98. sboa bulle. Es un destino fantástico para una escapada urbana en cualquier época del año…

¡Y 2018 es su año!

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