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Idriss Aberkane.
«La tecnología no nos aleja de la ética, pero la diluye»

«La tecnología no nos aleja de la ética, pero la diluye»

El divulgador científico Idriss Aberkane explora los secretos del órgano más desconocido del cuerpo humano en el libro 'Libera tu cerebro'

Álvaro Soto

Madrid

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Sábado, 5 de agosto 2017, 00:24

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Idriss Aberkane (París, 1986) es uno de los divulgadores científicos más importantes del mundo. Experto en neurociencia, ha dado cinco Ted Talks y asesora a gobiernos sobre sistemas educativos. Acaba de publciar en España 'Libera tu cerebro' (Planeta), un viaje por el órgano más desconocido del cuerpo humano.

-Usted dice que "la ciencia sin conciencia es la ruina del alma". ¿Cree que el mundo se dirige a una ciencia sin conciencia, sin ética?

-Lo que es importante es el ratio sabiduría-conocimiento y el conocimiento hoy, efectivamente, está disparado, pero no es el caso de la sabiduría. Se puede decir que respecto a 1950, hoy tenemos muchos más conocimientos como tal, pero no por eso somos más sabios. No significa que los conocimientos y la tecnología nos alejen de la ética, sino que la diluyen. Es como la sangre, necesitamos una tasa de glucosa, un ph, suficiente dióxido de carbono, oxígeno, un equilibrio óptimo... Y hoy es como si el cuerpo de la humanidad no tuviera los ratios equilibrados. Por lo tanto, tenemos que volver a un ratio más saludable y si se produce mucho conocimiento también hay que producir mucha sabiduría.

-Usted aboga por cambiar completamente la escuela. ¿Cuáles son las variaciones urgentes que habría que hacer?

-Realmente lo que hay que tener como objetivo es el desarrollo personal y si pensamos en eso obtendremos la productividad, y no a la inversa. El colegio primero tiene que pensar en el desarrollo y el bienestar de los profesores y paradójicamente si logramos esto lograremos que también se desarrollen y estén bien los alumnos, porque no hay nada peor que un profesor infeliz, que dará la peor clase de su vida. El colegio no tiene que cambiarlo todo, pero sí admitir que si un método de enseñanza no entra en sus categorías administrativas le corresponderá a ella cambiar esas categorías. Desde luego no es el método de enseñanza el que tiene que cambiar por ella. La administración y la burocracia administrativa deben entender que están al servicio del cerebro humano y desde luego nunca a la inversa. En ningún caso le corresponde al cerebro humano inclinarse ante las instancias administrativas. Esa violencia administrativa, porque es violencia, está destruyendo potenciales. Tiene que detenerse. Es la metáfora que hago del zapatero: si un zapatero me pide a mi como cliente que mi pie se adapte al zapato, ese zapatero es tonto, no le volveré comprar ningún zapato. Así que siendo la escuela el zapato de la mente está ahí para permitirnos viajar lejos y para ello tiene que estar hecha a medida de nuestra mente, de nuestro cerebro y no la inversa.

-¿Por qué en el día a día los seres humanos se dejan guiar tanto por la opinión de los demás, que es una de las causas de la infelicidad? ¿Qué consejos daría para evitar que la opinión de los demás tenga tanta importancia sobre las vidas humanas?

-Esto viene de la importancia de la conformidad. Nuestro cerebro, cuando tiene que elegir entre conformidad y verdad, prefiere la conformidad y esto es válido para el hombre de la calle. Nuestro cerebro está condicionado para preferir la conformidad a la verdad. Esto es un experimento muy conocido de Solomon Asch: hizo una prueba a adultos, había tres líneas y otra en un papel y había que decir cuáles eran del mismo tamaño. Era realmente un test muy sencillo que todos los adultos puede pasar, pero después él pagaba a actores para que dijeran una respuesta incorrecta y comprobó que muchos adultos cambian sencillamente para adaptarse al grupo. Así, cuando el ser humano tiene que elegir entre la verdad y la conformidad, elige lo segundo porque nuestro cerebro viene de la evolución, de la era glaciar en concreto, y durante ésta si tenías razón pero te excluían del grupo estabas muerto. Nosotros somos los descendientes de los que quedaron en el grupo, así que para solventar este problema hay que ser consciente de esto, hay que conocer este software, porque la única forma de desinstalarlo es conocerlo y una vez que sabemos de dónde viene y para qué sirve entonces podemos quitarlo. Como decía Burton, otro prodigio que hablaba 29 lenguas, solo tienes que esperar aplausos de ti mismo. Vive y muere como el más noble el que sigue sus propias reglas. Cualquier otra vida que vivamos no es más que una muerte en vida. Un mundo poblado de fantasmas, así que si no queremos ser esos fantasmas tenemos que ser capaces de desinstalar todo ese software que está automáticamente puesto y funcionando en nuestro cerebro.

-"Más que inteligencia, necesitamos amabilidad y gentileza". ¿Podría explicar esta frase suya? ¿Cree que la inteligencia se está utilizando no para el bien común, sino para bienes individuales?

-Esta idea es la idea de que no tenemos suficiente amabilidad y cariño es de Charles Chaplin, no es mía. Es la idea del discurso de 'El gran dictador', cuando afirma que pensamos mucho y sentimos poco. Y aunque personas como Frans de Waal pronosticaron la llegada de una era de la empatía, es cierto que hoy algunos oficios facilitan la sociopatía a los sociópatas. Hay muchos estudios en neurociencia que han demostrado que algunas profesiones, de hecho, estimulaban la sociopatía. Es absolutamente necesario corregir esto. El individualismo no es una virtud, de hecho Richard Francis Burton, una vez más, decía que en el curso de la historia cada vicio ha llevado la corona de la virtud y cada virtud ha sido estigmatizada como un crimen, un pecado. Es normal en todas las civilizaciones hacen cosas que se consideran virtuosas que en realidad son vicios y es exactamente lo que se describe aquí.

-Actualmente, solo se conoce el 10% de nuestro cerebro, pero existen importantes proyectos, tanto en Europa como en Estados Unidos, para saber más de él. ¿Qué sorpresas cree que deparará conforme se vaya conociendo más de él?

-Sinceramente, creo que conocemos menos del 10% del cerebro. Acabamos de descubrir una nueva cartografía del cerebro, hace menos de un año. Los cartógrafos que han descubierto esto dicen que hay tantas diferencias entre el mapa que tenemos hoy y el mapa anterior como las diferencias que hay entre los mapas del mundo de 1920 y de 1500. Por lo tanto, todavía tenemos muchos progresos que hacer. Acabamos de descubrir muy recientemente las neuronas gigantes, las que envuelven todo el cerebro como un paquete y que participarían en la conciencia. Es un descubrimiento de hace menos de seis meses, es decir, aún hay muchas que ignoramos. Si tuviese que hacer pronósticos iría totalmente a contracorriente de los pronósticos clásicos, porque hay que saber que toda revolución, incluidas las científicas, pasan por tres etapas: Primero se considera como ridículo, luego como peligroso y, finalmente, como evidente. Las revoluciones de mañana en neurociencia, si son revoluciones de verdad, contradirán lo que sabemos hoy porque así es como avanza la ciencia. Así que no creo en los pronósticos que van en la dirección de la ciencia actual, creo, de hecho, en los pronósticos que contradicen la ciencia actual. Si nos interesamos por la física cuántica, por ejemplo, ésta contradijo la física clásica: las auténticas revoluciones son de esta naturaleza. Si tenemos que hacer pronósticos en neurociencia, un tema que me interesa mucho hoy en día, es la posibilidad de una cognición cuántica que es lo estudiado por laboratorios muy serios en Japón. Así que no son investigaciones excéntricas que suponen la posibilidad de un cálculo cuántico en el cerebro, no es más que una especulación, no está demostrado pero ya se demuestra que no es imposible. Para mí, las revoluciones vendrán más por este lado.

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