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Cristina Cerrada, en una imagen de promoción.
Cristina Cerrada: «Europa es una repetición de sí misma»

Cristina Cerrada: «Europa es una repetición de sí misma»

La autora reflexiona sobre la acogida a los refugiados en la novela 'Europa'

Álvaro Soto

Lunes, 1 de mayo 2017, 00:09

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Los telediarios muestran la miseria de los refugiados que tratan de llegar a los países ricos, pero ¿qué ocurre cuando, tras tantas penalidades, algunos de ellos consiguen su objetivo y comienzan a instalarse en sus nuevos hogares? A esta pregunta quiere responder la escritora Cristina Cerrada con 'Europa' (Seix Barral), una novela sobre el miedo y la pérdida de identidad, pero también, sobre el papel, no siempre desinteresado, de las sociedades de acogida.

«Europa es una repetición de sí misma. Hemos tenido desplazados tras las guerras mundiales, tras las guerras en Yugoslavia y ahora con los refugiados», explica la escritora. A su juicio, la crisis que comenzó en 2008 se parece mucho a la del 29 del siglo pasado. «Me da coraje que con toda la información que tenemos haya gente que no sea capaz de darse cuenta de que se trata de la misma historia», asevera.

De hecho, Cerrada utiliza el recurso de no concretar el momento en que sucede su historia para incitar a la reflexión sobre por qué ocurre siempre lo mismo. «Todos los lectores europeos están acostumbrados a las novelas de Kafka, de Joyce... Basta con que el autor evoque una situación para que sea el lector el que se traslade a ese lugar, sin necesidad de más detalles», afirma Cerrada, autora de obras como 'Calor de hogar S. A.', 'Alianzas duraderas', 'La mujer calva' o 'Cenicienta en Pensilvania'.

En su novela, que incluye una trama policíaca, 'Europa' es el triste hostal donde los sueños de los inmigrantes no se convierten en realidad, pero también el lugar donde habita la culpa, una culpa que se reparte entre los refugiados y entre quienes acogen. «Unos porque se sienten rechazados, los otros porque son incapaces de atender, pero ya avisó Freud de que la culpa genera una agresividad que empuja a los conflictos bélicos», destaca la autora, que pese a toda la incertidumbre, aún cree en la esperanza: «Si en Europa hemos conseguido que convivan colectividades y pensamientos diferentes, ¿por qué no lo podemos lograr con grupos que vienen de fuera?». «Si dejamos que los refugiados vivan como cuerpos extraños en nuestras sociedades, habrá problemas», insiste la autora, que pide que se comience por los jóvenes y que se evite en ellos el sentimiento de marginalidad «para conseguir que crezcan felices y maduren» y consigan evitar ser contaminados «por aquellos que quieren imponer su ideología».

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