«Yo lo amaba y él se dejaba amar»

La legendaria princesa Leia falleció a los 60 años en diciembre de 2016, tras sufrir un ataque cardiaco en un vuelo a Los Ángeles desde Londres, en plena promoción de su nuevo libro. El trágico suceso elevó esta obra al número uno de la lista de los más vendidos del New York Times. El diario de la princesa, sin embargo, no es el primer texto en el que se sincera. Entre sus volúmenes autobiográficos destacan Postales desde el filo en 1987, donde narra la compleja relación con su madre, y que luego fue llevada a la gran pantalla con Meryl Streep en el papel de Fisher; y Wishful drinking, el monólogo teatral en el que ahonda en sus problemas con el alcohol y las drogas.

Fisher siempre destacó por ser abierta con su vida privada, y ha hablado públicamente acerca de sus problemas con el alcohol y las drogas, su vida romántica, y su enfermedad mental. Fue, de hecho, de las primeras personas en anunciar su bipolaridad: desde que la mencionó en una entrevista en televisión en el año 2000, se convirtió en una pieza clave a la hora de visibilizar la enfermedad y luchar contra el estigma.

La decisión de publicar un nuevo libro de memorias narrando su experiencia en el rodaje de la primera película de Star Wars, y su relación con estos filmes en general y con la princesa Leia en particular, vino a raíz del anuncio de la nueva película de la saga por parte de George Lucas en 2013 (aunque Fisher dudaba que ella fuera a aparecer hasta que la llamaron). El volumen se basa en los diarios que la Carrie de 19 años escribió durante la filmación, e incluye extractos de los mismos, con los poemas y textos originales.

En El diario de la princesa, publicado en España por Ediciones B, la actriz habla sobre sus problemas de autoestima de entonces, sobre los cuatro kilos que nunca adelgazó, a pesar de que se lo pidieron, y sobre cómo ha visto siempre su cara como un cuenco de cereales con ojos. Reflexiona sobre la fama, y cómo cobrar dinero en convenciones por firmar autógrafos es, para ella, una forma de prostitución.

Pero el tema que más ha trascendido de sus memorias es su romance con Harrison Ford, al que ella denomina Carrison. Marcada, según ella misma, en su relación con los hombres por su experiencia familiar (sus padres, la actriz Debbie Reynolds y el cantante Eddie Fisher, eran los novios de América hasta que él la dejó por Elizabeth Taylor), solo había tenido un novio cuando conoció a Harrison, y había salido con varios hombres homosexuales. Ford fue una aventura emocionante para ella. Supongo que lo estoy escribiendo porque han pasado cuarenta años y ya no somos quienes éramos entonces, explica en el libro.

¿Soy la princesa Leia o ella es yo?, escribe Fisher. Otro de los temas que parecen obsesionarla es su relación con este personaje. ¿Qué sería yo sin la princesa Leia? Sería yo. Carrie. Y, a pesar de lo que ella misma diga, esta actriz, guionista, escritora, icono pop, activista por la salud mental y feminista fue mucho más que una princesa intergaláctica.