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Retrato de Lola Montes.
Lola Montes, dulce e indómita impostora

Lola Montes, dulce e indómita impostora

Cristina Morató publica la primera biografía de la «angelical y salvaje» cortesana y aventurera

Miguel Lorenci

Martes, 21 de marzo 2017, 19:08

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«Ángel y demonio, divina e infernal, dócil y temeraria, dulce y salvaje a la vez». Así fue Lola Montes, la indómita aventurera, cortesana y actriz que bajo su disfraz de bailarina española sedujo al rey Luis I de Baviera, enamoró a Franz Litsz y encandiló a escritores como Alejandro Dumas y Balzac. Cristina Morató (Barcelona, 1961) ha rastreado su peripecia durante cinco años y publica 'Divina Lola' (Plaza & Janés), primera y apasionante biografía de una impostora de mucho genio que tuvo el mundo a sus pies. Sigue el rastro de las excentricidades y escándalos de Elizabeth Gilbert, que así se llamaba, por su Irlanda natal, la India, Reino Unido, Alemania, España, Estados Unidos o Australia. En medio mundo se hizo pasar por una exótica andaluza y fue, sostiene Morató, «la primera 'femme-fatale', antes que Mata Hari o la Bella Otero».

«Fue una de las mujeres más famosas del siglo XIX junto a la Reina Victoria, y la primera 'celebrity' de la historia», asegura Morató, que ha revisado su correspondencia y navegado por un océano de testimonios, documentos y fotografías sobre Lola Montes en los archivos reales de Múnich, en Londres, París o San Francisco. Traza un rico perfil de esta indomable impostora, un torbellino sexual por quien Luis I de Baviera perdió la cabeza y el trono.

 Casada casi niña con un oficial maltratador y borracho, Elizabeth huyó del infierno matrimonial y se inventó en Londres el personaje de la bailarina andaluza, hija de una aristócrata sevillana, del que a pesar de sus escasas dotes para la danza haría una forma de vida. Pasó por España y fue de Barcelona a Málaga y llegó quizá a Cádiz y Sevilla, pero es en Múnich donde se fragua su leyenda», explica Morató en el Bayesrische Hof, el mismo hotel de la capital bávara donde Lola Montes se hospedó en 1846.

«Se acostó con el rey bávaro solo dos veces, pero su historia de amor fue escandalosa y apasionada», explica Morató. Sabemos por las cartas de Lola que el monarca «le pedía trozos de su ropa interior y que leían juntos el Quijote, y que ella pedía más y más dinero». Pero no conocemos otros detalles escabrosos «porque la familia real bávara, los Wittelsbach, mantiene en secreto las cartas que él le envió», explica Morató, que incluye en el libro las cartas reales de Montes.

Cuando se conocieron ella tenía a 26 años y el monarca 60. El rey la nombró condesa del inexistente territorio de Landsfeld. Enloquecido por una pasión que duró dos años, «guardaba como un reliquia el pie de Lola esculpido en mármol que besaba todas las noches antes de acostarse». Montes quería ser reina en la sombra y precipitó su abdicación en 1848. El rey incorporó su retrato a la galería de bellezas del Palacio de Nymphenburg, su residencia de verano en Múnich, donde aún se puede contemplar el poderío de su físico, con su melena azabache y sus ojos azules.

La leona

«Para Lola Montes los hombres fueron salvoconductos», explica Morató. Tenía un talento «especial» para acercarse a la élite y codearse con los personajes más ilustres de su tiempo. Casada tres veces, su lista de amantes es inacabable. Entre ellos Franz Lizst, genio de la música con quien vivió otra intensa pasión «y a quien aterraba romper con ella». El compositor introdujo a Lola en los más selectos círculos parisinos, donde George Sand la bautizo como 'La leona'.

«Hay dos Lola Montes, una ambiciosa y amante del poder, y la aventurera y viajera que se siente libre e independiente en Estados Unidos, actuando ante los mineros de Nevada City, Sacramento o Grass Valley», explica Morató. «Fue manipuladora, manirrota, se arruinó y renació una y mil veces como el Ave Fénix de sus cenizas», destaca su biógrafa, que ha rastreado sus huellas por medio mundo. «Representó más de 200 veces en Broadway su pícara 'danza de la araña' y nadie la desenmascaró nunca», rememora. «Cabalgaba como una amazona, fumaba cigarrillos, era diestra con el revólver y se defendía a golpe de fusta de los hombres que la contradecían. Como Sherezade, era una conversadora hábil y seductora», explica Morató, que halló en la Biblioteca Bancroft de Berkeley más de 50 cajas con material sobre Montes recopilado por Bruce Seymur, abogado seducido también por sus encantos.

Alejada de los escenarios, en la última etapa de su vida se reinventó como conferenciante y escritora. «Cobraba más que Charles Dickens por sus charlas; logró vender mas de 70.000 ejemplares de 'El arte de la belleza', libro pionero de consejos para la mujer donde explica cómo disimular las canas, mantener el pecho firme o las bondades de una dieta sana y equilibrada», recuerda Morató. Perseguida por su fama de 'viuda negra', «supo darle la vuelta, dado que era una encantadora de serpientes con la prensa». Su gran amor, el periodista francés Alexandre Dujarrier, murió en un duelo. Ella falleció en Nueva York el 17 de enero de 1861. Está enterrada en el cementerio de Green-Wood, en Brooklyn, bajo su verdadera identidad. Eliza Gilbert.

«Si todo lo que se ha dicho de mí fuera cierto, merecería ser enterrada en vida», dijo la genial embaucadora, cuya leyenda de mujer fatal inspiró a Max Ophüls, genial cineasta que rodó su 'Lola Montes' en 1955, aunque lamenta su biógrafa que «la degrade como un personaje circense». Dos décadas antes fue Josep von Sternberg quien la homenajeó en su película 'El ángel azul', en la que una jovencísima Marlene Dietrich da vida a la cabaretera Lola Lola. Conchita Montenegro, la primera española que triunfó en Hollywood, encarnó también a Lola Montes en la película de Antonio Román de 1944 junto a Luis Prendes. La copla también la glorificó y Concha Piquer hizo famosa su 'Lola Montes'.

«No soy novelista y no quiero serlo. Soy una periodista que habla de grandes mujeres olvidadas por la historia e investiga sobre sus vidas, y es lo que he hecho con Lola Montes», se reivindica Morató. «Me identifico con mujeres rebeldes que no encajan en el tiempo que les tocó vivir», remacha Morató, autora de 'Viajeras intrépidas y aventureras', 'Las reinas de África', 'Las damas de Oriente', 'Cautiva en Arabia', 'Divas rebeldes' y 'Reinas malditas'. Durante años alternó sus viajes con programas de televisión y colaboraciones en la radio y la prensa. Cofundadora de la Sociedad Geográfica Española, y miembro de la Royal Geographic Society de Londres, mantiene un columna de opinión en la revista Mujer Hoy.

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