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Entrevista con Enrique Vila Matas, en la Librería Bernat.
«La originalidad no existe»

«La originalidad no existe»

escritor

Miguel Lorenci

Martes, 14 de febrero 2017, 00:25

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Escritor original donde los haya, asegura Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) que «la originalidad no existe». Todo es variación y repetición, según las tesis de 'Mac y su contratiempo' (Seix Barral), un libro extraño «que no raro» con el que vuelve a dinamitar las fronteras entre géneros. Es un diario con apariencia de novela, y viceversa. Un ensayo sobre la repetición y una paródica colección de cuentos. Escritor «excéntrico» a su pesar, ganar el Cervantes no le quita el sueño. «Desconfío de los jurados y sigo mi camino», dice el creador de Mac, abogado en paro que deambula por el imaginario barrio barcelonés del Coyote.

¿Otro Vila-Matas imposible de etiquetar?

Es un ensayo sobre la repetición y la diferencia. Pero también una novela y un libro de cuentos que modifica y recrea diez relatos y además parodia a sus autores. Al tiempo, es el diario de un debutante, de un escritor que no quiere hacer una novela y se empeña en reescribir la que otro escribió treinta años antes. El diario de Mac Vives, un abogado de cierta edad que quiere mejorar, en secreto, la obra literaria de su vecino. Tiene como modelo '53 días' la novel póstuma de Georges Perec.

¿Más raro que otros de su libros?

Decir que es raro sería casi insultante. Es como decir que 'El Quijote' es raro porque el protagonista esté loco. El libro es cuatro cosas al tiempo. Un 'tour de force' realizado con naturalidad que comprenderán muchísimas personas.

Se mantiene fiel a su voz y su mudo literario.

Kierkegaard dice que recuerdo y repetición son el mismo movimiento. El recuerdo va hacia atrás. La repetición hacia delante. Es avance. No hay en mi proceso de cambio. La literatura es solo repetición. Nunca existió la originalidad. En el arte todo es circulación, transmisión y repetición de ideas ajenas desde el origen de los tiempos. Hay un relato original que no conocemos, y por tanto no hay copia. La variación eterna de ese relato desconocido es la historia misma de la literatura, hasta el fin de los tiempos. Se modifica todo lo que ves, lo que lees y recibes como herencia.

Eduardo Menoza, último Cervantes, elogia su humor ¿Es más de Kafka, Beckett o Perec?

El humor de Kafka es el que más me impresiona, pero no me parezco en nada. Perec es el mas próximo. El humor siempre es involuntario en mí. Forma parte del ángulo irónico con el que me tomo todo cuanto hago. Sin humor no hay inteligencia narrativa. Cierro los libros que carecen de humor, que existe hasta en los libros más trágicos cuándo son inteligentes. La ironía es natural en mí y en este libro convive con la parodia.

Defina 'estilo Vila-Matas'.

El de la felicidad.

¿Es un literato, un metaliterato o un grafómano?

Literato sin duda. Hombre de cultura, en el sentido más noble. Me gusta mucho trabajar y disfruto escribiendo ¿Es grafomanía? Siento el placer de no hacer nada, pero escribir me permite encontrarme a mí mismo. El día que decida no escribir, lo haré sin más. Estoy en un momento muy activo. Cuaja lo que vengo haciendo desde hace mucho. Al principio no sabía qué era, pero fui viendo por dónde iba a ir y qué tenía, para bien y para mal. Recojo el fruto de mi trabajo anterior.

Recibió el premio FIL en México, llamado antes el premio Rulfo ¿Llegará el Cervantes?

No pienso en el Cervantes. No lo estoy esperando. No confío mucho en los jurados. Sé como funcionan y que hay intereses personales. Es una tómbola y es difícil que sean objetivos. El Rulfo, el Nobel latino, era un premio que adoraba, más literario que el Cervantes. Lo tenían Ribeyro, Monterroso y otros autores como Pitol -que ganó luego el Cervantes- más literarios. No se otorga a la figura importante, consagrada. Nunca pensé que lo tendría y me colmó de satisfacción.

¿Es un escritor excéntrico?

Me muevo en la periferia sin desearlo. Quizá es lo más adecuado para mi literatura. En Francia, donde abundan los libros sobre la repetición, quizá encaje mejor. En La Sorbona hay una pasión por mi literatura, que es reconfortante y que no se da en la universidad española. Decidí buscar una voz propia al comenzar a escribir ficción desde el espacio que suelen ocupar los ensayistas o los poetas. Eso genera equívocos, Pero es esa voz da continuidad a todos los libros y hace que mis lectores vuelvan a buscarla. No hay término medio con lo que escribo: o gusta o disgusta es voz que cambia en cada libro y que nunca coincide con la mía. Es todo lo contrario de la autoficción. Lo más opuesto.

¿Le han leído más y entendido mejor fuera que en España?

Ya no digo cosas de este estilo. No quiero provocar, como antes. Además no puedo decirlo, porque no sé quién me ha entendido y quién no. Sólo sé que es un tipo de literatura que es excéntrica aquí y no lo es en otros lugares. Y que eso pasa.

¿La era Trump le inquieta?

En uno de mis libros, 'Hijos sin hijos', hay una cita de Walter Benjamin que decía: «América es un circo, una gran payasada». Quizá hablará de 'América' de Kafka, que jamás estuvo en América, pero intuyó cuál era la esencia del ser humano actual. Uno vive aterrado y seguramente hay motivos para estarlo, pero quizá lo aterrador no es lo que sale en la televisión.

Ha creado un barrio en Barcelona el del Coyote.

Es un barrio imaginario, en el que se supone que vivió José Mallorquí, creador de 'El Coyote'. Es un barrio mental, como el Guinardó y el Carmel de Juan Marsé, que lo hace mucho mejor que yo.

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