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¿Qué ha pasado hoy, 18 de marzo, en Extremadura?
Ortega Cano, a su entrada en prisión en abril de 2014.
¿Quién se acuerda de la víctima del accidente de Ortega Cano?

¿Quién se acuerda de la víctima del accidente de Ortega Cano?

La escritora Susana Falcón recuerda en su libro 'Vida y muerte de Carlos Parra' la biografía del fallecido en el siniestro de tráfico por el que fue condenado el torero y la lucha de su familia en busca de justicia

Álvaro Soto

Sábado, 11 de junio 2016, 02:01

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Durante la rueda de presentación de su anterior libro, a la escritora Susana Falcón (Buenos Aires, 1956) se le ocurrió una idea. Antes de comenzar cada uno de los 25 actos que tenía previstos, iba a realizar la misma pregunta: ¿Quién conoce a Ortega Cano? Así lo hizo, y obviamente, todos los presentes en todas las salas levantaban la mano. ¿Y a quién le sonaba el nombre de Carlos Parra? Y nadie, nunca, supo a quién se estaba refiriendo Falcón. Y aquí la autora confirmó la certeza que ya tuvo antes, en marzo de 2013, cuando asistió a la última jornada del juicio contra Ortega Cano por el accidente de tráfico que costó la vida a Carlos Parra: alguien tenía que contar la historia de la víctima.

Vida y muerte de Carlos Parra. El hombre que se cruzó con el torero (Los libros del lince) recorre la peripecia vital de un hombre que nació en Bélgica, hijo de la emigración, y murió en una carretera de la provincia de Sevilla, en un siniestro provocado por un torero que tenía una tasa de 1,26 gramos de alcohol por litro de sangre, como confirmó el juicio.

Cinco años después del accidente, los familiares de Carlos Parra han hecho el duelo. Pero la ausencia de un hombre con una personalidad tan fuerte no se repara con nada, cuenta Susana Falcón, que se ha entrevistado con los allegados de la víctima. Su mujer, Manoli, sigue sintiendo el dolor, cuenta la escritora. Pero sobre todo, siente rabia, una rabia que está intacta y se ha asentado. Manoli se pregunta por qué tiene que cruzarse con una persona que bebe habitualmente y que causó la muerte de su marido, asevera Falcón. De hecho, las alegrías de la familia, como el nacimiento del que hubiera sido el primer nieto de Falcón, siempre tienen un punto agridulce: pesaba demasiado la ausencia.

Parra fue un hombre apasionado, asegura Susana Falcón. Pasión por su familia, a la que adoraba: su mujer, sus hijos, sus hermanos. Pero también, una pasión que desde pequeño se transformó en un compromiso político con todas las causas de la izquierda. De niño decía que era comunista, cuenta la escritora. En Bélgica, Parra se embarcó en los movimientos que defendían los derechos de los inmigrantes, mal vistos en aquella sociedad. También desarrolló el gusto por la cultura, especialmente por el teatro y la música, una afición que, a su vuelta a Sevilla, se convirtió en su profesión. En Castilblanco de los Arroyos, su pueblo, Parra fue durante mucho tiempo responsable de la iluminación del teatro y director del programa musical de la cadena municipal.

La política en el pueblo era su gasolina, pero también fue el origen de muchos sinsabores. Pertenecía al partido NIVA, los comunistas de Castilblanco, que han gobernado la localidad durante la mayor parte del tiempo desde la Transición. Tanto tiempo en el poder, como suele ocurrir, generó dos bandos en el pueblo. Precisamente, el 22 de mayo de 2011, seis días antes de su muerte, su partido perdió las elecciones, y en aquella semana, Parra no dejó de rumiar cuáles habían sido las causas de la derrota.

El 24 de abril de 2013, Ortega Cano fue condenado a dos años y seis meses de prisión. Tras muchos recursos, finalmente entró en la cárcel un año después, el 23 de abril de 2014. En enero de 2015 obtuvo su primer permiso penitenciario, de seis días, y unos meses más tarde accedió al primer grado. Ahora es un hombre libre que vuelve a estar en los programas del corazón, ha tenido un hijo, abre tiendas de ropa, desfila en actos benéficos y es jaleado por algunos de los que ya le rendían pleitesía cuando era torero, como recordaron los abogados de Carlos Parra durante el juicio. Falcón resume esos sentimientos en una frase: La familia se pregunta si Ortega Cano se acordará, aunque sea durante unos minutos al día, de que ha matado a una persona.

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