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Fernando del Paso, junto a algunas de sus obras.
El escritor que pintaba para liberarse

El escritor que pintaba para liberarse

Antes de consagrar su vida a la literatura, Fernando del Paso se dejó seducir por la pintura y el dibujo, dos disciplinas que aún cultiva

Iker Cortés

Sábado, 23 de abril 2016, 07:33

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Dicen que es el hemisferio derecho del cerebro el que, además de mover la mano izquierda, controla todos los aspectos creativos de la persona, mientras que el izquierdo se ocupa de tareas más específicas como la escritura, la lógica y la matemática. En el caso del escritor Fernando del Paso (Ciudad de México, 1935) esto es, sin duda, cierto. Más allá de su labor como literato, el mexicano, que mañana recibirá el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes, tiene una algo más escondida carrera como dibujante y pintor, faceta ésta que lleva a pulso con su mano izquierda.

De hecho, Del Paso ha dicho alguna vez que su afición por la pintura es "una venganza" de su zurda "al acto de escribir". Al también diplomático y poeta le entusiasmaban desde pequeño las tiras cómicas de los rotativos y siempre trasteó con la idea de dedicarse a las artes plásticas pero el fracaso, las malas lenguas dicen que "rotundo", de sus primeras pinturas al óleo hizo que la pasión por las letras acabara imponiéndose. Ya en los setenta, establecido en Londres como redactor, locutor y productor de programas para la BBC en español, comenzó a garabatear, entre programa y programa, y recuperó un interés que ya jamás ha abandonado.

Llena de geometría imposible, surrealismo y color, la obra pictórica del autor de la trilogía 'José Trigo', 'Palinuro de México' y 'Noticias del Imperio' ha vestido las paredes de galerías en Nueva York, París y México y ha ilustrado algunas de sus obras, como 'Castillos en el aire', el volumen de poesía que publicó en 2002 con treinta grabados de su autoría.

Para Del Paso, la pintura es "una liberación", frente a su labor como escritor. "La literatura es mi quehacer más organizado. Escribir me angustia terriblemente, me cuesta un trabajo espantoso. Dibujar no; me hace incluso más sociable. Puedo dibujar al mismo tiempo que converso con mi familia. Escribir es todo un trauma; debo estar aislado, me pongo de mal humor y tomo mucho café antes de decidirme a hacerlo", ha llegado a afirmar este escritor con vocación de médico, que abandonó la ciencia porque no soportaba la visión de la sangre y conoció a su esposa. "No se puede estudiar medicina y estar casado", dijo en su momento entre risas. Una decisión en la que, sin duda, volvió a dar el protagonismo al hemisferio derecho de su privilegiado cerebro.

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