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«El microondas no es el enemigo»

«El microondas no es el enemigo»

Inés Ortega invita a los más inexpertos a entrar en la cocina para elaborar 114 recetas "fáciles, ricas y saludables"

Miguel Lorenci

Jueves, 4 de septiembre 2014, 00:14

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Lleva publicados casi cuarenta libros de cocina y sigue con una mano en los fogones y otra en la pluma. Inés Ortega aprendió de su madre, Simone Ortega, muchos de los saberes y secretos culinarios que ahora traslada a los más jóvenes e inexpertos en 'Bienvenidos a la Cocina' (Siruela). Lamenta que en un país como el nuestro, en cabeza de la gastronomía mundial y cuna de la dieta mediterránea "no se enseñe en la escuela a alimentarse bien y a cocinar con sensatez". Y para lograrlo "no hace falta, ni mucho menos, el laboratorio de Ferrán Adrià". "Basta con buena disposición, algo de tiempo y saber aprovechar los recursos a tu alcance".

Entre ellos el denostado y demonizado microondas "que lejos de ser el enemigo, puede ser un gran aliado, un buen amigo; una de tantas herramientas útiles para cocinar rápido y alimentarse bien". La sencillez es la marca de esta 'recetóloga' para quien "cocina y rápida no son palabras contradictorias".

Admira a Ferran Adrià y reconoce la altura de "un genio único y revolucionario". No ocurre lo mismo "con su batallón de émulos, que dejan mucho que desear, aportan poco y cometen tropelías en nombre de la innovación". "Lo mismo pasa con los concursos de cocina, donde prima el espectáculo y se satura al espectador en vez de formarlo" lamenta Ortega que admira "la cocina bien hecha, sea tradicional o de vanguardia".

"Quienes cocinen y se alimenten bien invierten en salud y ahorran dinero al sistema sanitario público" dice la autora de una colección de 114 recetas "fáciles, claras, saludables y ricas", al alcance "de cualquier miembro de la familia y desde cero". Y es que va de un huevo duro a un buey a la Strogonoff, de la ensalada de garbanzos al bizcocho genovés, del saltimbocca a la romana a los canelones con queso de Burgos o los crujientes rollitos de salmón. Todas están ajustadas de precio y la mayoría se elaboran en menos de treinta minutos, según la veterana autora de títulos 'Cocina fácil para Dummies', 'Cocina con plantas silvestres', 'El libro de los postres', 'La vía láctea' o 'Sándwiches, canapés y tapas'.

Ha cocinado la totalidad de las míticas '1.080 recetas de cocina' que su madre reunió en un legendario recetario que es aún un referente, con casi cuatro millones de copias vendidas desde su publicación en 1972 "sin invertir un céntimo en publicidad" y que se ha adaptado a la era digital. Además de empaparse de las habilidades culinaria maternas aprendió de su madre a divulgar de modo ameno y fácil unas recetas que esta catedrática de instituto y nieta del José Ortega y Gasset enriquece con "microlecciones sobre química, nutrición, historia o civismo".

"Nos preocupa que nuestros hijo vayan bien en matemáticas y lengua pero nos da igual si saben alimentarse o no; ahí fallamos" entona el mea culpa Ortega, que enseñó a sus alumnos las virtudes del pescado, las legumbres y verduras en un dieta equilibrada "y que la cocina es siempre diversión".

Sabe que hoy "todo está en internet" y no compite contra tan descomunal enemigo. Su apuesta es "la cercanía, la sencillez y a la amenidad que acentuó con una labor pedagógica a través de consejos y curiosidades". "La emulsión de un suflé es química, como es historia conocer que los españolísimos churros se originan en China o que el panettone nace de forma casual en la corte de Ludovico el Moro en el siglo XV, o es civismo reciclar con fórmulas como la del metro de Pekín, donde se puede pagar un billete con 15 botellas de plástico".

Cada día dedica un par de horas a cocinar, pero es "algo pesimista" ante la invasión de los precocinados. Enseña a sus lectores a preparar 'Desayunos y meriendas', 'Recetas rápidas para diario', 'Cenas de andar por casa', 'Reuniones y celebraciones con amigos'; 'Cena para dos' e incluso a 'Sorprender a la familia'. Lácteos, frutas y verduras son perennes en el frigorífico de una amante confesa de las legumbres, que no oculta su desapego "por las texturas gelatinosas como los callos, las cocochas o las ostras".

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