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Rubio es miembro de la ejecutiva nacional de VOX. :: hoy
«Hace mucho que el feminismo ha perdido el norte»

«Hace mucho que el feminismo ha perdido el norte»

La filóloga y profesora riojana hablará el lunes en Cáceres y el martes en Badajoz, dentro del ciclo Aula HOY

ANTONIO ARMERO

Domingo, 15 de enero 2017, 12:23

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'Cuando nos prohibieron ser mujeres... Y os persiguieron por ser hombre'. Es el título del libro que Alicia Verónica Rubio Calle presentará el lunes 16 en Cáceres -a las 20.15 horas en el hotel AH Ágora, en la calle Parras- y el martes en Badajoz -a la misma hora en el Colegio Oficial de Farmacéuticos, en la calle Ramón Albarrán-, dentro del ciclo Aula HOY, patrocinado por Conesa. Nacida en La Rioja, estudió Filología Clásica en la Universidad de Salamanca y ejerció como profesora de Educación Física en un centro público en Madrid durante 25 años. Es miembro del grupo 'Profesionales por la Ética' y de la ejecutiva nacional del partido político VOX.

¿Hemos avanzado mucho en España en los últimos años en lo que se refiere a la igualdad de género?

Indudablemente. Hay igualdad de derechos e igualdad de facto. Creo no solo que hemos avanzado, sino que hay una igualdad real, cierta.

Sin embargo, cada poco nos encontramos con informaciones sobre asuntos como la desigualdad salarial entre sexos. ¿Esto qué explicación tiene?

Pues la explicación está en que hay mucha gente que vive de seguir diciendo que no somos iguales. Lo digo con absoluta claridad. En esos famosos estudios, lo que se hace es sumar todos los sueldos de hombres y todos los sueldos de mujeres y dividir. Y claro, hay varias cosas que hay que matizar. La primera es que las mujeres tenemos más trabajos a tiempo parcial, que implican sueldos menores. Y no tenemos apenas visibilidad en trabajos de alto riesgo, que van acompañados de pluses de peligrosidad que aumentan los salarios. Los hombres tienen sueldos más altos porque están más representados en las capas más altas, las mejor retribuidas. Lo que no se da, porque legalmente no está permitido, es lo que todas esas informaciones hacen creer, y es que ante un mismo trabajo, a una mujer se le paga menos. Eso es anticonstitucional y es mentira. Si hubiera uno de esos casos, yo sería la primera en denunciarlo. Si lo que plantean esas informaciones que hablan de la brecha salarial fuera verdad, los empresarios contratarían solo a mujeres, porque como cobran menos...

¿Y quién puede tener interés en transmitir esta imagen distorsionada de la realidad?

Hay una serie de lobbies que viven de esto. Por ejemplo, los lobbies feministas -y digo lobbies feministas, no mujeres feministas- que viven del victimismo, de continuar diciendo 'La mujer está en inferioridad de condiciones, yo las represento, dame dinero para mejorar esto...'.

¿Es a este feminismo al que se refiere en el capítulo del libro que titula 'El feminismo desquiciado'?

No. Ese es peor todavía. El feminismo pretende representar a las mujeres, pero hace mucho tiempo que ha perdido el norte e incluso la razón de ser. El feminismo desquiciado se refiere a los movimientos feministas de cuarta generación, que plantean una lucha de sexos en la que al sexo masculino se le considera opresor y hay que eliminarlo. A partir de esto, han surgido movimientos que dicen unas cosas... Y las dicen públicamente, y son aplaudidas por un montón de personas. Dicen cosas delictivas. Y luego hay una parte del feminismo que se dedica a hacer dibujos con la sangre menstrual, a hacer yogures con la flora vaginal, a hacer concursos con las cosas más peregrinas, a hacer shows que consisten en enseñar la vagina... En fin, una especie de desquiciamiento sobre lo que realmente es la mujer y sobre lo que es el feminismo en su origen.

En su libro diferencia entre el cerebro masculino y el femenino. ¿A qué conclusiones ha llegado en este sentido?

Yo me dedico a exponer numerosísimos trabajos de neurofisiólogos, antropólogos, etcétera. Hombres y mujeres somos creados para funciones biológicas diferentes. Esas diferencias físicas, que proceden de unos cromosomas diferentes y de una irrigación hormonal también completamente diferente, afectan a nuestros cerebros. Esto da lugar a que existan dos tipos de cerebros, distintos porque responden a funciones biológicas diferentes. No es que me lo invente yo, es que lo dice la Neurofisiología. A partir de esto, y sin querer decir en absoluto que unos sean mejores que otros, es un hecho que son cerebros diferentes. Nos están vendiendo un igualitarismo falso en el que si uno dice que somos diferentes parece que está diciendo que unos son mejores que otros. Hombres y mujeres somos complementarios, somos igual de valiosos y somos muy diferentes.

¿Afortunadamente, no?

Claro. En esta diferencia está la riqueza. Y lo que hay que hacer no es manipular diciendo a las mujeres que pueden ser como los hombres y a los hombres que pueden ser como las mujeres. De este planteamiento surge el título del libro. A las mujeres se nos está diciendo que podemos ser hombres, y al final somos una especie de hombres incompletos, y esto no implica de ninguna manera que seamos más felices.

En todo esto, ¿qué importancia tiene el concepto de familia tradicional, al que también se refiere en su libro?

Hay que ir al origen de toda esta ideología, que nos viene impuesta. De ninguna manera es una casualidad. Lo que hay ahora es una especie de manipulación sociológica. Se dicen muchas mentiras, porque está en juego mucho dinero público. Se defienden modelos falsos, y al final uno descubre que la familia es ese núcleo en el que hombres, mujeres y niños están protegidos de toda esta mentira. Y se está produciendo un ataque a la familia biológica, la familia tradicional, frente a otras familias. Esto está generando muchísimo dolor, muchísimos fracasos vitales. Yo se lo oía decir a los curas, esto de que están atacando a las familias, y sí, resulta que los curas tenían razón. Y yo no soy una persona especialmente creyente ni religiosa.

También alude a la violencia de género, y la conecta con «la criminalización legal del varón»...

Sí. Todos estos movimientos tratan de convertir a la mujer en una especie de hombre incompleto, lo que le hace perder su esencia, sus comportamientos, sus gustos, sus deseos, sus capacidades... En aras de otras que son las que ella tiene que creer que la hacen más feliz, y que en realidad no tienen nada que ver con su rol biológico. Le dicen a la mujer que tiene que aspirar a ser como un hombre: agresiva, competitiva, a renunciar a la maternidad... Y en el caso del hombre, como es duro de pelar, en especial el varón heterosexual, y no se le puede feminizar, el sistema que emplean estos lobbies es la destrucción del varón. Y esa destrucción pasa por hacer que renuncie a una relación heterosexual con una mujer entregada, saludable y feliz. Esta ley está haciendo que muchísimos hombres están saliendo absolutamente escaldados de una relación estable, porque facilita una concepción de la mujer como de un ser abusivo.

¿A lo largo de su vida se ha sentido discriminada por ser mujer?

Pues no. Yo me he encontrado desde siempre bastante diferente a los varones, y nunca me he sentido discriminada. En mi familia me han educado igualitariamente. He hecho lo mismo que mi hermano, no se me ha privado de ningún tipo de deseo, ni se me ha obligado a jugar con juguetes diferentes ni he tenido que elegir carreras distintas. Nada de nada. Nunca nadie me ha discriminado. O al menos yo no lo he sentido. Al contrario, incluso he tenido, y veo que esto sigue pasando hoy, más oportunidades por el hecho de ser mujer, pues se nos concede a veces una especie de beneficio social que tampoco considero que sea oportuno.

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